Mi respiración es errática, más fuerte que de costumbre, mis manos tiemblan ligeramente a la par de una extraña contracción en mi estomago que termina en una náusea muy fuerte. Mi alrededor comienza a dar vueltas y sin esperarlos a ellos, comienzo a descender por las escaleras.
Mis piernas se mantienen firmes aun cuando quieren caer, sin embargo, me sujeto de la barandilla con fuerza, tomándola como impulso para bajar más rápido. Siento las miradas de distintas personas clavadas en mí, pero es tan momentáneo.
Hasta que me detengo de golpe en uno de los pisos, no estoy segura de en cual estoy, pero todo está en diferentes tonalidades que crean un bosque, árboles, hojas, al igual que pequeñas mesas para una sola persona. Las ventanas están abiertas, por lo que permite que el aire entre.
Agradezco en cada segundo que este sea el único espacio que no se siente asfixiante ¿debería buscar una silla? ¿pedir algo? pero no tengo dinero, ¿como lo haré?
—Katherine —la mención de mi nombre me regresa a la realidad.
Busco a la persona que me llamo y término encontrando un chico de cabello negro, tes oliva, ojos oscuros, una sonrisa se forma en su rostro al verme. Quisiera decir que puedo tener algún recuerdo de él, pero la verdad es que no, al igual que no tengo ninguna sensación al verlo, me siento en blanco, más de lo que ya estoy.
Se acerca a mí invadiendo mi espacio personal abrazándome en el proceso, sus brazos rodeando mis hombros, hasta que mi cuerpo queda pegado al suyo ¿Por qué me está abrazando? ¿nos conocemos? creo que sí, porque conoce mi nombre. Prefiero la etapa en que todos se persignaban al verme.
Se aleja levemente, hasta que sus manos descansan en mis hombros sujetandome sin hacer fuerza.
—Ha pasado demasiado tiempo —la felicidad en su voz es palpable, pero ¿por que? ¿acaso él era el famoso novio que tenia yo?
Sin embargo, no se que debo decir.
—Me temo que …—no terminó la oración.
¿cómo le explico que no recuerdo nada, ni mi propio nombre, mucho menos voy a saber quién es él.
—No me recuerdas —tan simple.
¿Cómo lo explico sin explicarlo?
—Es complicado —murmuro, sintiéndome cohibida.
El sonríe en respuesta, como si mis palabras no le afectarán o más bien lo viera venir.
—No te preocupes, ya se me hace normal que las personas que son amigas de ellos, tarde que temprano actuen asi con el resto —sus palabras son como dos calderas de acido que quiere verter sobre mí.
No son capaces de hacerme tanto daño, pero si me lastiman en el proceso.
—Escucha —declaró meditando si es prudente decirle o no.
El niega con la cabeza.
—Está bien, si algún día, vuelves a ser una persona normal entonces regresa —declara y siento que finalizó la conversación sin que yo supiera qué decirle.
Hay personas muy groseras en este mundo.
—Es más, ya llegaron por tí —declara con desdén.
Se gira regresando a su trabajo, detrás de una barra.
Mis ojos pican sin motivo alguno ¿qué está pasando?
—Kat nos vamos —la voz de la chica de cabello corto, logra que me gire en dirección a la salida.
Allí se encuentran ambos, observando en silencio. Sus rostros permanecen serios, casi de piedra. Mis piernas avanzan en su dirección, por un segundo algo asoma en mi corazón, se siente diferente, extraño. es doloroso.
Avanzó en silencio por el pasillo, hasta llegar a las escaleras, sigo descendiendo con la misma velocidad con la que entré. No dejaré que una breve, escasa e inexistente conversación con un extraño, arruine todo lo que he logrado descubrí en este día. Si, no son más que especulaciones, pero deben tener una base para haber salido de mi boca de esa manera.
Al regresar al estacionamiento agradezco por fin haber salido de ese edicio. La brisa que antes era fresca, ahora se torna fría. Me detengo frente a él carro, en espera que lo abran. Lo hacen y nuevamente vuelve ese miedo irracional por verlo conducirse solo.
Subo intentando concentrarme en todo lo contrario.
—Nicol —pronuncia la chica que está sentada detrás de mí.
¿Era conmigo?
—Ese es mi nombre —me explica observando su teléfono— y el rubio es Damian.
Por primera vez en lo que va del día, soy capaz de ponerle nombres a estas dos caras. Él se sube en el asiento del piloto. Lo observo sin formular palabra alguna, ¿que va a hacer? pensé que le gusto como se manejaba por sí solo? el aroma que antes había sentido, regresa, solo que un poco más fuerte, envolviendome por completo.
Se abrocha el cinturón, acomoda su silla y comienza el trayecto. Lo observo meter los cambios cada cierto tiempo, mover el timón en cada giro, en cada vuelta, manteniendo el mismo semblante, no es una sonrisa, pero es tranquilo.
Me permito disfrutar del perfume, al igual que la extraña sensación de paz que me inunda en cada segundo, hasta que por segunda vez en dos días, soy capaz de sentir lo más cercano a la tranquilidad, una que no tiene un motivo, solo llega, cargada de la sensación de que es posible descubrir la verdad y seguir disfrutando de la vida.
Cierro mis ojos y eso es suficiente para que el sueño inunde mi cuerpo por completo, permito que me inunde.
Siento un ligero beso en mi frente, es breve, pero tan calido que hace algo extraño en mi pecho.
Abro mis ojos en busca del responsable, pero me encuentro a unos metros de la escena. soy yo, acostada en una gran cama, en un cuarto color celeste cielo. Mientras un chico alto, esta sobre sus rodillas al lado de la cama. No soy capaz de ver su rostro por más que quiera, pero puedo sentir lo que él hace, el como me hace sentir.
—¿Qué pasa si no le agrado a tus padres? —cuestiono yo.
Observó la escena ajena a todo lo que está pasando.
—Ellos te amarán y si no lo hacen, ellos se lo pierden —declara él.
¿Acaso él era mi novio?
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Editado: 16.01.2025