Capítulo 2: Primer encuentro

El laboratorio era un lugar en el que el tiempo parecía no existir. Las paredes de concreto y vidrio reflejaban la luz de manera fría, impersonal, y la sensación de claustrofobia se extendía en cada pasillo. Ethan caminaba por los pasillos sin hacer ruido, mirando todo con una mezcla de indiferencia y cautela. A pesar de ser una de las personas más influyentes en el país, no podía evitar sentir que este lugar no le pertenecía, que aquí ni su dinero ni su apellido tenían poder.

El Dr. Jacobs lo guió por una serie de pasillos, y cuando llegaron a una sala aislada, la puerta se abrió con un leve zumbido. Dentro, el aire era denso, cargado con la fragancia metálica de equipos de alta tecnología. Pero lo que más llamó la atención de Ethan no fueron las máquinas o los monitores; fue la figura sentada en una silla en el centro de la habitación. Ella estaba inmóvil, con los ojos cerrados, como si estuviera en un trance profundo.

—Esta es la sujeto número 17 —dijo el Dr. Jacobs, señalando hacia ella con una mano fría y calculadora—. Su nombre es Iris. Bueno, en realidad, no tiene nombre. Solo un número.

Ethan observó a la joven, de cabello oscuro y rostro inexpresivo. A simple vista, parecía una adolescente común, pero algo en la forma en que estaba sentada, tan rígida y perfecta, le hizo pensar que no era simplemente una chica normal. Había algo... inquietante en ella. Su piel, de un tono pálido casi translucido, parecía estar perfectamente diseñada, como si cada célula hubiera sido cultivada con precisión. Y sus ojos, aunque cerrados, emitían una sensación de vacuidad, de que no había nada en su interior.

—¿Es... ella? —preguntó Ethan, incapaz de ocultar el escepticismo en su voz.

El Dr. Jacobs asintió.

—Sí. Ella es uno de nuestros éxitos más prometedores. Tiene la capacidad de mover objetos con la mente, leer pensamientos y, en algunos casos, predecir eventos futuros. Pero aún estamos perfeccionando esos poderes. Por ahora, se encuentra en una fase de prueba. No interactúa con el mundo como lo haría una persona normal. A veces, parece que no está del todo allí. Pero en cuanto a sus habilidades... es única.

Ethan se acercó con cautela. Los científicos a menudo hablaban de los sujetos como si fueran simples herramientas, como si sus habilidades fueran lo único que importara. No entendía cómo alguien podría ver a una persona de esa manera.

En ese momento, Iris abrió los ojos. Sus pupilas eran dilatadas, como si estuviera mirando algo que solo ella podía ver. Miró directamente a Ethan, y por un breve instante, él sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. No porque ella estuviera mirando, sino porque esa mirada parecía atravesarlo, como si pudiera leerlo todo. Como si supiera lo que pensaba, incluso antes de que lo pensara.

—Tienes miedo —dijo ella, su voz suave pero firme.

Ethan retrocedió ligeramente, sorprendido. No esperaba que hablara. Mucho menos que le dijera algo tan directo.

—¿Cómo... sabes eso? —preguntó, aunque no estaba seguro de si quería saber la respuesta.

Iris lo miró fijamente, y por un segundo, el tiempo pareció detenerse.

—Porque tú no estás aquí por curiosidad —respondió con calma—. Estás aquí para decidir si vamos a seguir existiendo.

El Dr. Jacobs no parecía sorprendido. De hecho, su rostro no mostró ninguna emoción.

—Interesante, ¿verdad? Su percepción va más allá de lo físico. Ha estado aprendiendo a leer los pensamientos de las personas a su alrededor. La mayoría de las veces, es inofensiva. Pero no podemos predecir hasta qué punto su habilidad se desarrollará.

Ethan se sintió incómodo, como si estuviera siendo observado de una manera que no le gustaba. La chica... Iris, lo veía más allá de lo que él quería mostrar. ¿Cómo era posible?

—Bien, ¿qué quieres que haga ahora? —preguntó, buscando un cambio de tema para evitar la sensación de vulnerabilidad que le provocaba su mirada.

El Dr. Jacobs sonrió con una calma perturbadora.

—Por ahora, solo observa. Mañana podrás hacer más preguntas. Hoy, solo... acompáñenos en su rutina.