Kazuo
El eco de mis pasos resuenan por las paredes agrietadas de la boca de las escaleras, el gris descascarillado suelta ligeras piezas cuando paso mis dedos sobre la pintura gastada con el paso del tiempo, la baranda de metal oxidado apenas podría soportar el peso de una persona antes de que se suelte y caiga al vacío junto al desafortunado ser. Al final una pesada puerta verde obstruye el paso junto a una pesada cadena agarrada por un candado de proporciones absurdas. Con paciencia agarro la pistola y con un disparo certero en el candado se deja caer al suelo dejando que el sonido rebote en las paredes. Con el hombro empujo la puerta que con el tiempo se han oxidado las bisagras, toma unos minutos hasta que se se suelta y se abre al completo.
Las estrellas iluminan el cielo de la noche, la luna creciente brilla a todo dar que no es necesario encender ninguna luz para iluminar tu camino. La helada brisa golpea la cara, se mete por cada rincón de mi ropa y susurra a mis oídos hermosos silbidos que no contienen ningún ritmo particular, solo la naturaleza.. Es tan hermosa la vista que parece algo difícil de creer que aquí es uno de los pocos lugares donde se logra vivir. Cuantas veces he paseado por estos lugares donde la soledad es mi mejor acompañante. Puedo caminar tranquilamente sin interrupción de nadie o de algo. Somos libres aquí arriba lejos de las manos de aquellos que quieren arrastrarnos a sus egoístas deseos.
Me acerco peligrosamente más a la orilla de la azotea del edificio, al abismo, no logro ver ni siquiera a los pocos seres que aún se mantienen despiertos a estas horas de la noche. Suspiro dejando salir el vaho por las temperaturas tan bajas que hacen. El ligero sonido de la brisa siendo cortada me avisa de su llegada. Giro dando la espalda al mundo para ver como aterriza Kurt en el lugar abandonado por todos.
"Sin novedades" gruñe secamente mientras recoge sus alas.
-Parece que será una noche tranquila, bastante aburrido ¿no crees?- acomodo el pelo detrás de mi oreja que se mueve impertinente.
"Es lo mejor, todo lo que ha sucedido hoy no es bueno para tu salud" se va acercando lento.
-Se que tienes razón, pero es nuestro trabajo....odio Los avances....son...- me quedo pensativo.
"¿Grotescos, ridículos, de sangre fría? Lo has dicho tantas veces que nunca pensé que aceptarías asistir y las ordenes que dabas allá fueron algo crueles" se sienta a centímetros frente a mí "Aún tengo sangre y el sabor de la carne en la boca de aquellos desafortunados que se cruzaron en tu camino".
Me quedo callado ante lo que dice y es cierto, solo que en algún momento debía aceptar. Si le digo el porque se enojará y podría terminar peor de lo que espero. Me tapo la cara evitando mirarlo de la vergüenza que siento al derramar sangre innecesaria. Solo recordar los gritos me hace querer detener todo, pero si lo hago todos los sacrificios que he hecho serán en vano.
Suspira y pone su frente contra la mía "Tus pecados son mis pecados, quien te quiera hacer daño tendrá que ver pasar mi cadáver frío y podrido..."
-¡NO DIGAS ESAS COSAS!- grito tan fuerte que juraría hasta hizo eco, lo miro con los ojos pelados de sorpresa. También estoy igual por alzarle la voz, nunca lo había hecho por el respeto que le tengo pero no aguanto solo la idea.
"Kazuo, grita todo lo que quieras pero es mi verdad. Primero moriré antes que te toquen y menos aún te vuelvan a lastimar" lame mi mano donde una marca circular irregular se mantiene intacta con el paso del tiempo recordándome mis fallos.
Me rodea con una de sus patas obligando a juntarme con su pecho, escucho su palpitar tan calmado y relajado, tan seguro de si mismo, siento el calor de su aliento, el calor de todo su cuerpo que aleja el frío de la noche. Me quedo perdido ante su melena salvaje, cada hebra me rodea como pequeños abrazos que acarician cada centímetro de mí. Paso las manos sintiendo como los nudos se desasen entre los dedos, las plumas me hacen cosquillas en la nariz cuando la rozan y los dijes y adornos de metal brillan y tintinean cuando se golpean entre si. Suspiro de alivio, la calma pasa por mis venas con delicadeza mientras él solo se deja caer al piso dejando que me quede sobre su melena tal como una cama fuera, donde nos quedamos en silencio, donde solo la brisa es nuestra música.
-¿Has tenido alguna vez miedo? Disculpa, es una tonta pregunta...eres fuerte- hablo después de tanto tiempo.
"Antes no tenia miedos, pero luego de conocerte, saber la fragilidad y la vida limitada que tienes empezó a crecer uno" mira un momento al cielo despejado.
-¿Puedes decirme cuál es?- me pongo de rodillas y para quedar cara a cara. Cuando nuestras miradas se cruzan siento que veo un jardín de girasoles que crecen hasta el incansable sol. Niega con la cabeza pero sin apartar la vista.
-Como tu quieras, pero piensa decírmelo no sea que por mi culpa se cumpla. Contigo me siento seguro en este mundo tan caótico- acaricio su hocico, parece entristecerle mucho solo el roce de mis dedos contra su pelaje.
"Esa confianza no deberías depositar en mí, te traicione espiándote y ese día no pude terminar de ayudarte" golpea con su nariz mi mejilla.
Suspiro, no por enojo sino por preocupación ante los temas que hemos sacado esta noche, son tantas posibilidades que es imposible saber que nos depara el futuro. Estoy cada vez más cerca del abismo hasta el punto de ver solo al fondo rodeado de puntos de luz. Coloco la máscara cubriendo mi boca.