Capitulo #4

Otro día de instituto y hasta ahora era martes, lo único que me motivaba a ir era que; cuando terminara el instituto podría empezar a estudiar psicología, mi carrera soñada desde pequeña. siempre me ha gustado la idea de ayudar en la actividad psíquica y la conducta humana.

interesante ¿verdad?..

Siempre he sabido que la psicología es la capacidad para captar los sentimientos de los demás y saber tratarlos, se sabe que hay personas que necesitan ayuda para afrontar problemas ya sean emocional y mental por lo que los psicólogos son los requeridos para con su bienestar. Me encanta esa carrera por qué se que podré ayudar a personas con sus problemas he visto demasiadas veces que ya casi nadie puede afrontar, la ansiedad, la depresión, la ira o el estrés y es algo de lo que realmente se debe aprender a controlar o afrontar.

Creo que pensé demasiado.

Suspiré y me pase una mano por la cara, creo que este no va a hacer mi día, me metí a la ducha y como si el universo me hubiera escuchado, hoy no había agua caliente ¡Genial!, fruncí el ceño y cuando salí de la ducha fría, me puse unos pantalones anchos que me quedaban bien, con una camisa negra con el nombre de mi banda favorita "MORAT", me puse mis converse y recogí mi cabello largo rizado en una coleta alta, quedaron algunos mechones de cabello por mi cara haciendo resaltar mis rizos más de lo normal.

Al salir de mi habitación escuché mi teléfono sonar, era un mensaje de Alex.

Alex: Sara, hoy no vengas a buscarme, iré caminando al instituto, quiero estar solo.

Yo: ¿En serio Alex?, Pero... ¿por qué?.

Alex: Solo... Hablaremos luego, Mix.

Oh, claro que hablaremos. Al parecer está es la primera vez que no iba a pasar buscando a Alex. De hecho. desde que entramos en el instituto siempre hemos ido juntos, nunca ha habido una vez qué no hayamos ido al institutos los tres.

Ahora que recuerdo, también le tendría que preguntar el porque de su actitud cuando bajo de mi auto ayer, después de que dejara a Lis en su casa y ella me recordara que la pasará buscando para ir a la casa de Gabriel; se puso serio en ese momento y no me hablo en todo el camino. Al llegar a su casa solo se bajó, cerro la puerta del coche de un portazo y entró en su casa. No cabe duda que tenía que hablar con el hoy.

Me apresuré en salir al garaje. Mi madre no estaba, habia salido de casa temprano a la empresa, y mi padre aún no llegaba. Enciendo el coche y voy directo a la casa de Lis. Al llegar no la vi por ningún lado, lo que me preocupa, iba a bajar del auto para ir a buscarla cuando me llega un mensaje justamente de ella.

Lis: Lo siento Sara, no me vengas a buscar, no iré al instituto y no preguntes por qué, quiero estar sola, no me siento bien.

Y mi día empeora.

¡Genial!, estaré sola en el instituto, no lo puede creer.

★★★

Ya habían terminado las primeras dos clases del día y era hora del almuerzo en la cafetería. Me sentía rara de alguna manera, no solo por qué no he visto a mis mejores amigos si no por qué no he dejado de observar que Vil me ha estado mirando por el rabillo del ojo casi toda la mañana y la verdad es que eso me pone de los nervios.

Suspiré y sujete mi mochila para ir a buscar a Alex; cuando llegué al instituto está mañana no lo ví por ningún lado, pero no iba a estar escondiéndose para siempre.

Estuve buscando por todo lados y no lo encontraba, me estaba frustrando más de lo normal. Me iba a dar por vencida e ir a la cafetería, pero lo vi.

¡Por fin!.

Estaba sentado en las gradas viendo hacia un punto fijo. El campo de fútbol del instituto era inmenso, todos los jugadores entrenaban, lo que era raro que Alex no estuviera ahí, ya que, el era el capitan del equipo.

Todas las miradas se posaron en mí, en cuanto se percataron de mi presencia, lo raro, ya estaba acostumbrada, que fuera mejor amiga del capitán del equipo de fútbol traía sus desventajas. Por lo general no me gusta que me miren tanto, pero me ha tocado acostumbrarme.

Me acerqué a Vener y me senté a su lado, no pareció darse cuenta de ello, estaba tan sumergido en sus pensamientos. Nunca lo había visto así, Alex siempre ha sido algo gruñón pero alegre, amigable y sincero, amoroso y respetuoso, pero nunca ha dejado que nadie vea como se siente; si está triste, si se siente mal, el siempre ha sido el que pone el hombro para los demás, sobre todo para Lis y para mí, ya es hora de cambiar un poco las cosas.

—¡Alex!, ¡Alex!— chasqueo los dedos por su cara para que reaccione.

—¿Ah?— Volteo a verme confundido—¿Sara, cómo estás?.

—No Alex, ¿Cómo estás tú?.

—¿Por qué la pregunta?— Arqueó una ceja.

—¿En serio?, ¿quieres que te diga todo los cambios que has tenido hasta ahora?.

El suspiró.

—Lo siento Sara... es difícil.

—Nada es difícil Alex, ¿Que pasa?, Dime, sabes que puedes contar conmigo— coloqué una mano en su hombro y le dedicó una pequeña sonrisa de seguridad.

—Esta bien, pero...— se acomodó un poco y me agarró las manos con suavidad— Necesito que me prometas que no se lo contarás a nadie, mucho menos a Lis.

Escuché bien o me estaba jugando una broma, no contárselo a Lis, no es algo que los dos hayamos hecho alguna vez.

El, pareció ver mi cara de confusión.

—Por favor Sara, prométemelo— sus ojos miraban los mios, yo asentí.

—Te lo prometo— soltó mis manos y miro al frente.

—Me gusta Lis.

Espera, ¡¿Que?!.

Parpadee varias veces sorprendida, el siguió.

—Me gusta Lis, Sara, desde hace mucho tiempo. Sé que esto no lo puedes creer, pero es la verdad. Por eso te hice prometer que no le dijeras nada. No sabes lo mal que la paso cuando Lis se la vive hablando de Gabriel, que Gabriel ésto, que Gabriel aquello, ¡Dios!. Sí, son celos o como quieras, pero tampoco sabes lo feo que se siente tener un amor no correspondido, porque a la otra persona no le gustas. Es duro. Llevo intentando afrontar esto desde hace cuatro años e intento enamorarme de alguien más, porque sé que con Lis nunca voy a poder estar. Pero cuando la veo, ¡Mierda! Todo de ella me deja loco y más enamorado cada día.