Segunda carta

Liliana:

Hola preciosa, espero estés teniendo un buen día. Quería decirte que ayer te veías hermosa con ese vestido de flores y el cabello suelto. Realmente amo verte cada día y cuando sonríes mi vida se llena de tanta alegría; el día que te vea triste, se me va partir el corazón, pero yo estaré ahí contigo cuando te sientas mal. ¿Cómo? Te preguntarás, pero no te has dado cuenta que yo siempre estoy a tu lado, aunque sea en la distancia. Espero no molestarte con mis cartas, no quiero que pienses que soy un acosador o algo parecido. Deseo que tengas un lindo día y espero te guste la rosa roja que te di y recuerda que eres hermosa como esa rosa.

Te quiere L.J.

Cuando Liliana abrió su casillero, se dio cuenta que había otra carta con sobre rojo y aroma varonil como el de ayer, pero ahora se encontraba a su lado una rosa roja muy hermosa. Liliana sonrió ante tales palabras y acercó la flor para aspirar el dulce aroma. Le estaba encantando todo eso y apenas empezaba. Sin embargo, todavía se preguntaba quién era ese chico. ¿Por qué no le decía sus sentimientos personalmente?