Mi Adorable Pesadilla

Situaciones inusuales

La luz del sol entra por la ventana del lujoso departamento de Viktor Watkins quien duerme plácidamente y al sentir la luz en su rostro abre sus intensos ojos grises percatándose de que ha amanecido. Sintiendo una tibia mano sobre su torso desnudo de despierta por completo revisando a su lado percatándose que se trata de la pequeña mano de Carson que aun duerme tranquilamente. Quitando suavemente la mano de la joven, se pone de pie, se despereza y se encamina al cuarto de baño dejando en soledad a Carson.

La joven al escuchar el sonido del agua despierta sorprendida, observa todo a su alrededor cubriéndose con las sabanas, « ¿Qué lugar es este?» se pregunta desubicada, mira de manera atenta la habitación buscando algo que le haga comprender en qué lugar se encuentra, en ese momento aparece Viktor a medio vestir con una toalla en la mano secando su cabello. Carson dirige de inmediato su mirada hacia él, «Ya recuerdo.» piensa respirando con tranquilidad.

–Buenos días–saluda con una amplia sonrisa.

–Buenos días, Carson, ¿Dormiste bien?

–Mas que bien.

–Me alegro mucho, es algo tarde y debo atender algunas cosas, ahí se encuentra el cuarto de baño para que puedas asearte, abajo la cocina por si deseas comer algo antes de volver a tu hogar.

–Creí que pasaríamos el día, juntos, Viktor–replica Carson con tono decepcionado, «Las mujeres y sus sentimentalismos, nunca nada es suficiente para ellas.» piensa él con disgusto.

–No es algo posible, lo lamento mucho, estaré trabajando en el estudio, cierra la puerta al salir, por favor.

Terminando de vestirse sale de su habitación y se dirige a su oficina, al llegar, ingresa y cierra la puerta detrás de él, centrándose por completo en el computador resolviendo algunos asuntos del trabajo. En la habitación del joven con un gran desconcierto, Carson se pone de pie y se dirige al cuarto de aseo, realmente es muy difícil comprender a Viktor, hay momentos en los que se encuentra bien y de la nada, algo cambia sin que ella ni nadie sea capaz de comprenderlo; sin embargo, no puede quejarse cuando el joven siempre tiene grandes detalles con ella.

Leily Black despertó temprano, se preparó y salió llena de esperanzas por encontrar un empleo o tal vez alguna editorial que le de la oportunidad que necesita para despegar sus alas en el mundo de la literatura; sin embargo, su búsqueda ha sido totalmente infructuosa. Sabe que no será sencillo por lo que a pesar de los no, que ha recibido, continua buscando sin perder el ánimo, nunca se sabe en qué momento las nubes se marcharan y el sol podrá brillar. Llega hasta la banca de un pequeño parque se siente cansada de caminar por lo que decide tomar un descanso, de pronto, su mirada recae en un pequeño puesto de periódicos, se pone de pie y con paso tranquilo avanza hasta el puesto para poder obtener un periódico y buscar en la sección de empleos.

Con su periódico en mano regresa a aquella pequeña banca que ocupaba momentos antes, abre el periódico y comienza a revisar los anuncios de empleo que tiene. Al encontrar uno bastante interesante, con carácter de urgente en un importante lugar decide probar suerte, toma su teléfono y marca el número que se encuentra en el anuncio, «No tengo ni la menor idea de como hacerlo pero nada pierdo con intentar.» piensa mientras espera a que su llamada sea atendida.

–Buen día, ¿En qué puedo ayudarle? –responde la voz amable de una señorita.

–Buen día, mi nombre es Leily Black, llamo por el anuncio de trabajo en el periódico, ¿Podría darme información?

–Con mucho gusto, señorita, debe traer su solicitud elaborada y una cosa más debe presentarse de manera inmediata en las instalaciones para una entrevista en recursos humanos…

La señorita que ha atendido la llamada de Leily, le explica de manera detallada lo que debe hacer y llevar para presentarse en la entrevista de esa misma tarde. Sintiendo la emoción de la esperanza nacer en su corazón sonríe guardando su teléfono y se dispone a presentarse en la empresa como le han indicado.

Saliendo de su despacho en el departamento, Viktor se encamina rápidamente a su habitación para cambiar su ropa, los problemas siempre surgen de improvisto y debe presentarse en la oficina para atender algunos asuntos de manera personal e inmediata. De pronto, se detiene al borde de las escaleras sintiéndose evidentemente sorprendido observa en dirección a la sala.

– ¿Qué haces aquí aún? Creí que te habías retirado, hace tiempo.

–Lo sé pero realmente quería compartir el día contigo–responde aproximándose hasta poder abrazarlo.

–Comprendo, es una lástima que yo no pueda hacerlo–indica con tono tranquilo quitando los brazos de la joven con delicadeza–. Ahora mismo debo ir a la empresa, puedes quedarte si lo deseas, si me disculpas, debo prepararme.

La joven, percatándose de que él se aleja hacia su habitación decide que lo mejor que puede hacer es volver a su propio departamento, estar sola en ese inmenso lugar no es algo que ella pueda tolerar. La sensación de frialdad y soledad ahí es abrumadora, en cambio, su propio departamento aunque más pequeño, le brinda paz y la ayuda a sentirse bien. A pesar de que intentaba comprender, no entendía como alguien podía tolerar estar dentro de ese lugar durante tanto tiempo y en absoluta soledad, con paso tranquilo se dirige hasta el sofá en el que ha colocado su bolso y avanza hacia la salida.

Algún tiempo más tarde, Viktor sale de su habitación totalmente preparado, toma su teléfono, sus llaves y portafolio, rápidamente se encamina a la salida. Saliendo del edificio en su automóvil conduce hasta las oficinas de Watkins Technology, al llegar se estaciona, desciende del automóvil y se dirige al elevador para encaminarse hacia su oficina.

–Bienvenido, Señor –lo recibe Etna con una sonrisa amable.

–Buenos días, Etna, ¿Sabes si Frank ha hecho lo que le pedí?

–Sí, Señor, ahora mismo se encuentra  en ese asunto.




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