Un día lleno de sorpresas

Lunes por la mañana Viktor llega hasta su oficina con paso tranquilo, ingresa, cierra la puerta y se concentra en su trabajo. Aproximadamente quince minutos después la puerta de su oficina se abre y se cierra abruptamente, de manera inmediata eleva su mirada con molestia por la descortesía que han cometido al ingresar sin tomarse siquiera la molestia de anunciarse encontrándose con un huracán de ira que avanza rápidamente hasta posarse frente a él, pareciera que esos ojos color miel emanaran fuego.

– ¡¿Qué es lo que te sucede, Viktor Watkins?! ¡¿Te has enloquecido acaso?! ¡¿Qué es esto?! –cuestiona entre gritos lanzando un pedazo de papel en el rostro del joven, «Al parecer el caramelo se ha convertido en hiel.» piensa al escuchar aquel reclamo.

–No comprendo, ¿Está mal el monto, acaso? Si es así puedo ordenar que sea mayor, sabes que no es problema.

– ¡¿Dinero?! ¡¿Piensas que el problema es el dinero?! ¡Estás muy equivocado, no todo es dinero pero como todo lo que tienes es dinero es lo único que te importa! –espeta furiosa, Viktor se pone de pie controlando la molestia que lo invade ante ese tono.

Por su cuenta la joven Leily Black se presenta en aquel lugar como le han indicado, una de las jóvenes la guía hasta donde será su espacio de trabajo, una linda oficina en la que aun se encuentran objetos que imagina pertenecen a la persona que ocupaba ese puesto.  Aun le parece un sueño encontrarse en ese lugar de esa manera tan misteriosa especialmente sin tener una gran idea de que es lo que hará. Observa todo de manera detenida sin poder controlar su emoción, en ese momento la puerta que conecta su oficina con otra se abre, ella eleva la mirada encontrándose con una expresión llena de consternación y molestia.

– ¡Así que eres tú!– comentan sin ocultar el desagrado hacia ella, con un gesto de evidente confusión observa a esa persona.

–No comprendo, señorita, yo…

–No me importa–la interrumpen con poca amabilidad para extraer una tableta de su bolso y entregársela –.Toma esto.

Leily toma la tableta observando como aquella joven comienza a recoger cosas, es evidente para Leily que esa señorita se encuentra furiosa por lo que prefiere guardar silencio al tiempo que observa como ella con molestia recoge sus pertenencias. Se percata de la presencia de alguien que observa todo desde el marco de la puerta con un una sonrisa fría, Leily lo observa sintiendo una molestia inexplicable, «Como puede ser tan malvado para reírse de una joven que ha perdido su empleo, ¿Qué clase de personas trabajan aquí? No respetan turnos y se alegran de las desgracias ajenas.» piensa sin poder controlar la indignación que siente. La joven ha terminado de recoger todas sus pertenencias, dirige una mirada furiosa a aquel hombre en el marco de la puerta que le devuelve una sonrisa arrogante.

–Ten mucho cuidado con ese miserable, lo que me sucede hoy a mi, te puede suceder mañana a ti–expresa con amargura dirigiéndose a Leily que la observa sin comprender lo que ha sucedido–. Y no caigas por su cara bonita porque ese salvaje es de lo peor que puedas imaginar.

–Sera mejor que te controles de una vez, Carson, vete.

– ¿Te asusta que advierta a la víctima, cierto, miserable cobarde?

– ¡Sal ahora mismo de mi empresa antes de que decida que he sido demasiado bueno contigo y te demuestre lo salvaje, miserable y demás que puedo ser! –replica perdiendo la paciencia, Carson le dirige una última mirada llena de odio y cólera, toma sus cosas y sale del lugar, él respira de manera profunda para calmarse y gira para observar a la joven que en silencio ha sido testigo de esa escena–. Señorita, Black, lamento que su primer día fuese de esta manera, me presento, soy Viktor Watkins y lo que le entrego la señorita es mi agenda personal, usted tiene el control absoluto de ella.

–Comprendo, señor.

–Imagino que no es necesario decir lo importante que es su discreción, tomando en cuenta que tiene prácticamente en sus manos mi vida.

–Lo sé, señor, no se preocupe–se limita a responder Leily mientras su mirada se encuentra en todas partes menos en aquel hombre.

–Puedes instalarte tranquilamente, analiza mi agenda y encárgate–indica con seriedad para después salir de la oficina de la joven que es su nueva asistente personal y volver a la suya.

Leily se queda en la soledad de esa oficina, «Esto ha sido una locura, digna de una novela que los lectores disfrutarían.» piensa tomando asiento en la silla giratoria de su escritorio. Toma la tableta en sus manos y comienza a revisarla para saber cuáles son los pendientes del día para su nuevo jefe. Mientras tanto, Viktor en su oficina respira tratando de relajarse, «Que momento más desagradable he pasado.» piensa con fastidio, retomando sus deberes se enfoca tratando de olvidar ese suceso. Al llegar la hora de la comida llama a Ryan poniéndose de acuerdo para salir juntos, con paso tranquilo se pone de pie, acomoda su ropa y se dirige a la oficina de su nueva asistente para saber si ya ha salido a comer.

–Señorita Black, es la hora de comida, puede salir si lo desea–indica con tono amable.

–No lo sabía, ¿Necesita alguna cosa?

–Nada por el momento, vaya a comer tranquila–responde para después avanzar hacia la salida y de esta manera reunirse con Ryan.

Ryan Snyder sale de su oficina con paso tranquilo y se reúne con Viktor, juntos salen del edificio en el automóvil blanco de Ryan, eligiendo un buen lugar para comer durante el trayecto. Viktor mira por la ventana perdiéndose en sus pensamientos mientras Ryan se concentra en conducir, llegan hasta un nuevo y elegante restaurant. Desde hacía varios días habían pensado en acudir pero hasta ese día se habían decidido, un momento después les dan acceso a una mesa, les entregan los menús, hacen su pedido y esperan a que les lleven lo que han solicitado, algún tiempo después les llevan sus pedidos.

–Escuche algunas cosas en la oficina, estaba esperando a que me relataras lo sucedido pero como te veo muy silencioso,  me atreveré a preguntar, ¿Es verdad que Carson hizo todo un escándalo en tu oficina?