Mi Adorable Pesadilla

¿Órdenes a mí?

Ryan se encuentra trabajando en su computador de manera tranquila cuando escucha sonar el teléfono, sin preocupación lo toma mientras continua con su atención fija en la pantalla, «Debo terminar todo esto a tiempo o deberé quedarme a trabajar toda la tarde, si no me hubiese ido temprano ayer, no estaría atareado ahora.» piensa mientras lleva el aparato a su oído para poder escuchar a quien se ha comunicado.

– ¿Qué sucede?

–Ryan, el señor Watkins me ha pedido que te informe que necesita que le envíes los balances que te pidió, aprovecho de una vez para informarte que no podremos salir a comer, a esa hora habrá una reunión en la sala de juntas.

–Comprendo, gracias, Leily, ahora le envío lo que ha pedido y será en otra oportunidad que salgamos a comer, te lo debo y no lo olvidare.

La joven termina la llamada enfocándose en informar al resto de involucrados mientras espera a recibir los archivos que debe imprimir y acomodar para la reunión que se realizara. Ryan se encarga de buscar los archivos que Viktor le ha solicitado, se los envía al correo  y continúa con su trabajo.

Al llegar la hora de la reunión, todo se encuentra dispuesto en la sala de juntas, Viktor ha ordenado la comida para todos los que se han quedado por la reunión. Una vez que todos los involucrados se encuentran en la sala de juntas Viktor da inicio a la explicación por la que ha convocado a esa reunión. Algún tiempo después el servicio de comida que solicitó Viktor llega, ingresan en la sala de juntas por lo que se hace una pausa mientras los encargados reparten todo y una vez que salen Viktor retoma lo que decía.

–Es sushi, el mío es diferente, te lo cambio–musita Ryan llamando la atención de Leily que se encuentra a su lado.

–Gracias, Ryan– murmura sonriendo ligeramente.

De manera disimulada hacen el cambio en sus comidas, Viktor como siempre atento a todo lo que sucede a su alrededor, se percata de manera inmediata lo que hacen y la manera en la que se comportan, «Tranquilo, Viktor, debes enfocarte.» se dice mientras respira de manera profunda para conseguir estar más tranquilo. Viktor da por terminada la reunión pidiéndoles a todos que se retiren a excepción de Ryan, el joven permanece en su lugar mientras todos los demás salen de la sala de juntas dejándolos a solas. Una vez que todos han salido, Ryan espera expectante a que su amigo le explique la razón por la cual le ha solicitado que permaneciera en la sala mientras el resto debía retirarse. Viktor respira profundamente para lograr expresar todo de la mejor manera posible sin causar problemas con su mejor amigo.

– ¿Qué tanto hablabas con Leily durante la junta? Debió ser algo muy interesante para que me ignoraran–expresa tratando de sonar tranquilo tomando asiento frente a su amigo.

–Exageras, Viktor, simplemente cambié mi comida con la de ella porque no le gusta la comida china–responde Ryan de manera casual.

– ¿Y cómo sabes eso?

–Ella me lo dijo, no comprendo porque te has molestado por eso, Leily es linda y tierna, somos amigos.

–Seré sincero, no me agrada esa cercanía que hay entre ustedes, Leily es diferente, me gusta y la quiero para mí, esa “amistad” como la llamas, se interpone en mi camino.

–Viktor, eres mi mejor amigo, mi socio y prácticamente mi hermano–comienza a decir Ryan con calma mirando directamente a los ojos a su mejor amigo–. Pero, no por eso cambiarás quien me agrada y quién no, eso lo decido yo y Leily me agrada así que continuará siendo mi amiga, te guste o no te guste.

–Al parecer, no me has comprendido, Ryan…

– ¡Claro que te comprendí, Viktor! –Exclama con molestia interrumpiendo a su amigo–. Y todo lo que tengo que decir al respecto es…–hace una pausa mirando con los ojos entrecerrados a su amigo–. Si la quieres, lucha por ella, conquístala y si te elige me alegraré por ti y si no, será una pena; sin embargo, mi relación con ella nada tendrá que ver contigo, ¡Recuerda tus limites y no te metas conmigo!

Sin esperar respuesta alguna se pone de pie y se encamina a la salida, « ¿Qué le sucede? ¿Tratar de ordenarme a mí? Tiene suerte de que yo sea tan prudente y paciente con él otro en mi lugar le habría dado un buen golpe y claro que lo merece.» piensa lleno de molestia encaminándose a su oficina. A Viktor pocas cosas lo molestaban tanto como le molestaba no tener el control de la situación, furioso sale de la sala de juntas. Necesita concentrarse en el trabajo, por lo que se encamina hacia su oficina. Leily en su oficina se encuentra enfocada en la agenda acomodando algunos de los pendientes de Viktor, cuando la puerta de su oficina se abre, ella eleva su mirada percatándose de cómo él ingresa, cierra la puerta y se encamina hasta la puerta de su oficina ignorando su presencia. Viktor se encuentra por llegar a su oficina cuando retrocede y se posa frente a la joven.

– ¿Por qué no puedes hablarme de tú?– cuestiona molesto, la joven parpadea sin saber que responder ante esa pregunta ilógica.

–Disculpe, señor Watkins, no comprendo.

–Eso veo, ¿Por qué no puedes llamarme Viktor pero al señor Snyder si le llamas Ryan?

–Bueno, señor, es que usted es mi jefe y es inapropiado.

–Para tu información, eres mi asistente personal, claro, estas bajo mis órdenes, sí; sin embargo, el señor Snyder  es mi socio por consecuente es tan jefe como yo en toda la empresa, ¿Comprendes?

–Yo… no lo sabía, lo lamento, señor, me disculparé con él por mi falta de respeto.

– ¡¿Falta de respeto?! ¡Qué pesadilla eres!

Leily llena de estupefacción se queda por algún tiempo sin saber que hacer o decir mientras observa a Viktor retirarse en dirección a su oficina, al escuchar caer algunas cosas en la oficina de su jefe su consternación aumenta, «Creo que ese hombre se ha enloquecido.» piensa tratando de enfocarse en su trabajo que al final es lo único que debe preocuparle. Observando todo el desastre que ha ocasionado, Viktor toma asiento en su silla de escritorio, la gira y observa por el gran ventanal, «No pude decirlo mejor, eso es esa joven, una pesadilla, adorable pero pesadilla al fin de cuentas.» piensa tratando de asimilar lo sucedido, Viktor Watkins comportándose como un incivilizado resultaba algo inaceptable para él.




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