Con la ropa totalmente cubierta de pintura y el rostro con manchas azules por todos lados, ambos se ríen como si no hubiese un mañana, dejando de lanzar pintura se miran uno al otro sin parar de burlarse del resultado de esa pequeña guerra que se desató por un capricho del joven.
–Se ve usted muy bien, señor Watkins, debería usar azul más seguido–comenta la joven riendo divertida preparándose para lanzar mas pintura al joven.
–Basta, Leily, me rindo, mi ropa ha quedado arruinada por completo.
– ¿Por qué estas quejándote? Seguramente tienes muchos trajes iguales a ese pero tienes razón, será mejor que continuemos pintando porque aun tenemos mucho por hacer.
Limitándose a sonreír Viktor retoma lo que hacía antes de aquella pequeña guerra de pintura que se había desarrollado, Leily al igual que él se concentra en pintar la pared retomando su ritmo, debían terminar lo antes posible. De pronto, una linda canción inunda la estancia, se trata de la canción favorita de la joven y curiosamente también de Viktor “At My Worst – Pink Sweat”, Viktor se pone de pie y avanza hasta donde se encuentra Leily, extiende su mano invitándola a bailar. Ella lo observa con una sonrisa aceptando su mano y poniéndose de pie para acompañarlo en esa locura así como él la ha acompañado a ella en sus locuras, dejándose guiar comienzan a bailar al ritmo de la melodía, la sincronía que tienen es evidente mientras se olvidan de las brochas en sus manos y sin preocuparse por ensuciar mas su ropa y se dejan envolver por la música, en ese momento es como si únicamente existieran ellos en el mundo.
–¡Has enloquecido!–comenta ella mirando directamente a los ojos al joven con una sonrisa al terminar la canción.
– ¿Lo crees?–cuestiona con la mano derecha en la cintura de la joven que al mismo tiempo sostiene la brocha.
Viktor observa a la joven sin apartar su mirada de la de ella mientras que con su mano izquierda se encarga de quitar algunos mechones de cabello del rostro de la joven que sintiéndose nerviosa muerde su labio inferior sin desviar la mirada de los intensos ojos del joven. Viktor acaricia la mejilla de la joven al tiempo que acerca su rostro al de ella para besarla, ella cierra sus ojos dispuesta a recibir ese beso cuando los golpes en la puerta rompen el momento mágico provocando que ambos abran sus ojos y sonrían con nerviosismo.
– ¿Quién será? ¿Esperas a alguien?– cuestiona Viktor mirando a la puerta liberando a la joven de su agarre.
–No espero a nadie y no sé de quien se trate, debemos ver.
Leily se encamina hacia la puerta, al abrir la puerta se encuentra con una mirada llena de sorpresa por el aspecto de la joven que se encuentra cubierta de pintura, «Definitivamente debí llamar antes de venir, por eso siempre digo que las sorpresas no son lo mío.» piensa el visitante al tiempo que sonríe con amabilidad.
–Bienvenido, Ryan, no te esperaba, ¿A qué debo tu visita?
–Venia a invitarte a comer, estaba aburrido en el departamento así que me dije porque no salir a algún lugar e invitar a Leily.
–Qué lindo, no debiste molestarte, nos encontramos muy ocupados.
– ¿Nos? ¿Quiénes?–cuestiona sin comprender, pronto su expresión de desconcierto se ve remplazada por la sorpresa–, ¡Esto sí que no me lo creo, Viktor Watkins de pintor!
–Así es, somos pintores de brocha gorda–expresa Leily con una sonrisa colocándose al lado de Viktor mostrando su brocha mientras con su mano libre abraza al joven a su lado.
–Tú serás pintor de brocha gorda, Leily, yo soy como Vincent van Gogh, todo lo que hago es arte puro–replica el joven con arrogancia provocando que la joven lo mire con los ojos entre cerrados.
–Si, como no, siendo de esa manera, yo soy como Auguste Renoir–expresa la joven cruzando sus brazos.
–Ya, ya, no seas caprichosa, avellana, aun tenemos mucho por hacer.
–Si no molesto puedo ayudar–se ofrece Ryan tratando de ocultar el desagrado que le produce la cercanía de la joven con Viktor detrás de una sonrisa amable.
– ¿Ya ves? Esa es la actitud que se necesita, venga, Ryan, a trabajar que aquí son mis colaboradores.
–Ya quiero ver el pago, porque hasta el momento solo he trabajado y ni un sándwich me ha ofrecido, más que colaborador he sido esclavo.
–Deja el drama y vuelve a tus deberes.
–Sí, jefa–responde girando para avanzar hacia la pared para retomar donde se quedo antes del baile.
Ryan se une a ellos y los tres juntos pintan en silencio lo que hace falta del departamento, al finalizar los tres se reúnen en el centro de la estancia, la joven insiste en que tomen fotos del momento, hace que Ryan le tome una fotografía con Viktor para que después Viktor le tome una con Ryan y por ultimo tomar un autorretrato en el que aparezcan los tres.
–Ahora si tengo fotos con mis dos mejores amigos–expresa la joven con una amplia sonrisa, cuando de pronto su teléfono suena, al percatarse de que es un número privado mira la pantalla de su teléfono con extrañeza.
– ¿Todo bien?–cuestionan al mismo tiempo los jóvenes que la observan preocupados, ella mueve su cabeza de manera afirmativa, alejándose de los jóvenes desliza la pantalla para poder responder.
– ¿Señorita Leily Black?–pregunta una voz femenina al otro lado de la línea.
–Ella habla, ¿En qué puedo ayudarle?
–Le llamo de Sheeny editorial, con la intención de comunicarle que la obra que ha presentado hace algún tiempo en nuestras instalaciones ha sido considerada para ser publicada, necesitamos que se presente mañana mismo en las instalaciones de la editorial para hablar al respecto, el mismo Jules Sheeny en persona le atenderá.
– ¿Esto no es ninguna broma, cierto?
–No, señorita Black, la esperamos en el transcurso del día, que tenga una bonita noche.
–Ahí estaré, muchas gracias–responde sin poder creer esa llamada que ha recibido.
Una vez que lo ha asimilado comienza a saltar y bailar llena de emoción con una amplia sonrisa llena de felicidad en su rostro, Ryan y Viktor la observan mientras ella actúa de esa manera que en realidad les resulta bastante cómica. Ella corre hasta ellos y los abraza emocionada tomándolos por sorpresa.