Mi Adorable Pesadilla

El gran secreto

Las horas han trascurrido y Leily, quien se ha quedado dormida en el sofá de la sala de Viktor despierta de sobresalto al sentir la calidez y suavidad de una mano acariciando su rostro. Parpadeando para conseguir enfocar su mirada por completo, la joven sonríe en el momento en el que su mirada se encuentra con los ojos grises de Viktor que la observa con una sonrisa llena de ternura. Llegó a su departamento para poder descansar un poco después de haber pasado la noche en el hospital; además, también debía asearse para poder volver y relevar a su abuelo  que también se encontraba cansado. Al ver a la joven recostada en el sofá de mayor tamaño de su sala, durmiendo de manera tan serena no pudo resistir la tentación de aproximarse para apreciarla mejor. Leily despierta tanta ternura en él por lo que terminó acariciando la suave y delicada piel de su rostro causando que abriese sus ojos y lo mirara con desconcierto hasta que consiguió reconocerlo y  le devolvió la sonrisa.

–Si tenías sueño pudiste haber ocupado mi cama sin problemas –comenta sin borrar la sonrisa de su rostro.

–En realidad no sé en qué momento dormí, planeaba esperarte; además, en tu cama se encuentra Marcus, ¿Sabes? Es un buen niño, muy inteligente, un caballerito, demasiado correcto pero bueno, ¿Cómo se encuentran? –pregunta incorporándose en el sofá para permitir que Viktor tome asiento a su lado, él enseguida se acomoda en donde le ha indicado.

–La cirugía de él ha terminado, únicamente queda esperar y en cuanto a ella, su situación es bastante complicada, los médicos continúan haciendo todo lo posible, he venido a descansar un poco por insistencia de mi abuelo y para ver si esa criatura no te ha ocasionado muchos problemas pero al parecer se ha ganado tu corazón muy fácilmente.

–No lo negaré, es muy tranquilo, hablamos un poco, estaba cansado y era bastante tarde así que le dije que podía dormir en tu cama, al principio lo dudo por temor a que te molestaras pero lo convencí.

–Al parecer se da una idea de cómo soy antes de conocerme, en fin, no tengo más opciones por el momento, espero pronto reaccionen sus padres para que se lleven a ese niño mientras tanto ya he contratado a una persona para que se encargue de cuidarlo y no tener que tolerarlo cerca de mí, no debe tardar en llegar.

– No seas tan duro, Viktor, ponte en su lugar, puede perder a sus padres al mismo tiempo, eres su hermano mayor, solo te tiene a ti, él es totalmente inocente, no lo alejes así de ti–indica con tono tranquilo tomando el rostro del joven entre sus manos–. Nada pierdes dándote la oportunidad de conocerlo, te aseguro que se gana tu corazón.

–Yo también perdí a mis padres al mismo tiempo y aquí sigo, podrá superarlo –responde tratando de evitar encontrarse con los ojos de Leily apartando las manos de la joven de su rostro y tomándolas entre las suyas.

–Viktor, no puedes comparar tu situación con la de Marcus, tú eras mayor él tan solo tiene cinco años; además, tu padre continua con vida aunque no lo reconozcas de esa manera, deja esos rencores es muy probable que muera realmente y no podrás estar tranquilo.

– ¿Por qué tienes que ser así? –cuestiona mirando los ojos de la joven –. Avellana, haces que me enfrente a todo, me miras y me convences de lo que quieres que haga, no puedo negarte nada y eso me molesta mucho.

Leily se limita a sonreír y mover su cabeza de manera negativa por el tono de reproche en las palabras del joven, sin ser capaz de controlarse al verla sonreír de esa manera, Viktor acaricia la mejilla de la joven y acerca su rostro al de la joven que mantiene su mirada fija en él. Al sentir el aliento de Viktor tan cerca de su rostro y la suavidad de sus labios rosando con los de ella, Leily cierra sus ojos desapareciendo por completo la poca distancia que los separaba uniendo sus labios a los del joven. Viktor profundiza el beso en el que se han unido sujetando con delicadeza la cabeza de Leily,  al separarse por la falta de oxigeno, con la respiración agitada y sintiendo el latir de sus corazones aumentar como si deseara salir de sus cuerpos se miran por un momento hasta que la joven lo abraza y sintiéndose avergonzada por dejarse llevar por ese impulso esconde su rostro.

– ¿Qué es lo que me has hecho, Avellana? – cuestiona en un susurro causando una sonrisa en la joven.

–La pregunta real es, ¿Qué me has hecho tú a mí? –replica la joven sin atreverse a mirarlo.

Envolviéndola en un tierno abrazo, Viktor besa el cabello de la joven que poco a poco consigue tranquilizarse y dejar atrás su nerviosismo, unidos en ese abrazo permanecen por algún tiempo hasta que el teléfono del joven suena. Leily lo libera para que pueda responder, Viktor toma su teléfono y responde la llamada.

– ¿Qué sucede, abuelo? Recién llegue a casa.

–Debes venir al hospital lo antes posible, Viktor, tu padre despertó, no se encuentra bien y no deja de decir tu nombre.

–Estaré ahí en poco tiempo–indica con seriedad para después terminar la llamada –. Leily, debo volver al hospital, no puedo esperar a que llegue quien debe cuidar a Marcus, ¿Puedes por favor cuidarlo? Solo hasta que llegue.

–No tienes ni que decirlo, conduce con cuidado.

Dejando un suave beso en los labios de Leily, el joven se encamina a la salida, ella permanece en la sala tratando de asimilar lo sucedido, «He sobrepasado la línea de la amistad al besarlo, no me arrepiento pero, ¿Ahora como será nuestra relación?» piensa sin moverse del sofá. El tiempo avanza y la persona que  debería cuidar a Marcus no llega por lo que Leily, se encamina al cuarto de aseo con su pequeña maleta en mano, en esta tiene todo lo necesario, una vez que se ha preparado para poder presentarse a su entrevista en Sheeny Editorial, se encamina al refrigerador y alacena de Viktor para ver que encuentra para poder desayunar, «Esto está peor que mi nevera, aunque, tiene sentido, nunca come en este lugar.» piensa al únicamente encontrar cereal, leche y algunos huevos. Una vez que ha decidido cuál será su desayuno se dirige a la habitación de Viktor para despertar al niño.




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