El joven se incorpora al tráfico, centrando toda su atención al camino y a sus pensamientos. Marcus en la parte trasera del automóvil lo observa, jugando con sus manos, preocupado al no saber a qué lugar lo está llevando Viktor. El joven sonríe al ver a través del espejo retrovisor al niño mirarlo atentamente entre curioso y asustado.
– ¿Por qué me odias tanto, Viktor?–se anima a preguntar el pequeño.
–Yo no te odio, criatura, ¿De dónde sacaste esa idea?
–Me hablas y tratas feo, siempre.
–Te he visto unas cuantas veces en mi vida, en aquel momento estaba alterado y mi carácter es complicado pero de eso a odiarte, hay mucha diferencia.
– ¿Entonces me quieres?
– ¿Tu me quieres a mi?–le devuelve la pregunta al niño mirándolo por el espejo retrovisor.
–No, tú eres malo conmigo.
–Yo tampoco te puedo querer, eres muy mal educado, nunca me obedeces y ni siquiera te conozco.
–Lo siento–responde bajando la mirada.
–Te propongo algo, comencemos nuevamente, yo me he comportado mal contigo, me he equivocado, mientras que tú has sido muy mimado y mal educado conmigo, así que tratemos de dejar eso atrás y comenzar nuevamente, ¿Qué dices?
–De acuerdo–responde después de pensarlo por algún tiempo.
Viktor sonríe al escuchar la respuesta del niño, «No se si sea mi hijo o no, de igual manera es mi familia y es inocente.» piensa percatándose de que se encuentran por llegar a su destino. Con calma lo ayuda a descender y lo toma de la mano nuevamente para conducirlo a la entrada de aquel lugar. Marcus se deja guiar preguntándose: « ¿Que hacemos aquí?» juntos ingresan, siendo obediente hace caso a las indicaciones de su hermano. Algún tiempo después salen, Viktor decide llevarlo a tomar un helado como premio por su buen comportamiento.
Ryan se encuentra en su oficina trabajando tranquilamente cuando la puerta se abre sorprendiéndolo. De inmediato eleva la mirada, encontrándose con unos intensos ojos color verde esmeralda que lo observan desde la entrada con una sonrisa.
–Marcus, que sorpresa, bienvenido, ¿Has venido con tu abuelo?
–No–responde sin borrar la sonrisa de su rostro.
– ¿Entonces?–cuestiona haciendo evidente su desconcierto.
–Con el mismísimo Viktor Watkins–replica el joven apareciendo con una amplia sonrisa.
– ¿Cuándo regresaste?–pregunta lleno de sorpresa, poniéndose de pie para abrazar a su amigo–. ¿Cómo te encuentras?
–Muy bien, gracias, hemos venido a supervisar todo y también quiero saber de Leily, me llamó tanto que cambie mi numero, ¿Cómo se encuentra?
Viktor ingresa en la oficina de Ryan haciendo que Marcus ingrese también. Ryan toma asiento en su lugar y sus invitados frente a él. Conversan por algún tiempo, poniéndose al tanto de lo sucedido durante esos meses. Jules Sheeny se encuentra enfocado en su computador cuando su teléfono suena, al mirar el identificador de llamadas se sorprende.
–Hola, amigo, ¿Cómo te encuentras?– responde con una sonrisa.
–Bien, gracias, ¿En qué andas?
–Para que aparentamos, ambos sabemos el motivo de tu llamada.
Ambos ríen ante el comentario de Jules, conversan por algún tiempo hasta que Jules debe terminar la llamada para enfocarse nuevamente en el trabajo. En los últimos meses se ha encontrado bastante ocupado, con las promociones, impresiones y distribuciones de los libros de su estrella principal por lo que no tiene demasiado tiempo para perder, retomando todo, se centra en lo que debe hacer.
Un elegante centro comercial de New York es el escenario dispuesto para que múltiples personas seguidoras de las obras de la joven escritora Leily Black se reúnan esperando a que la joven se presente para poder firmar sus libros. Un par de años atrás cuando ella arribó a la ciudad jamás imaginó que al encontrar una editorial como la perteneciente a Jules Sheeny, no únicamente tendría la oportunidad de tener sus obras de manera física siendo leídas por muchas personas, si no, también una gran amistad.
Sintiendo la emoción de ver sus sueños cada día cumplirse, Leily avanza al lado de Jules que es quien ha hecho hasta lo imposible por conseguir el éxito, a pesar que Leily esperaba que sus libros fueran bien recibidos por el publico jamás se imaginó que tendrían la aceptación que se veía en todos los lugares en los que se presentaba para cumplir los deseos de las personas que acudían para fotografiarse con ella, pedirle consejos y obtener alguna dedicatoria especial en sus libros de puño y letra de la joven.
La emoción de los seguidores de la joven no se hace esperar al verla aparecer, con una gran sonrisa les agradece para acto seguido con ayuda de las personas contratadas para mantener el orden acomodar a las personas en una fila y comenzar a firmar los libros. Las palabras amables que recibe de todos ellos emocionan de sobremanera a Leily que se concentra en firmar los libros y tomarse las fotografías que le solicitan.
–Firme mi libro, por favor–pide con amabilidad colocando el libro sobre la mesa.
–Con mucho gusto–responde con una sonrisa la joven abriendo la portada encontrándose una nota inusual al mismo tiempo que una melodía conocida comienza a inundar el espacio.
“¿Cuánto debo pagar por tener su autógrafo? Pida lo que desee y lo pondré a sus pies.”
La joven lee atónita esa nota reconociendo de inmediato la letra y escuchando esa melodía que despierta un dulce recuerdo, cuando pintando el departamento en el que habitaba terminó bailando en compañía de su mejor amigo. De manera inmediata Leily dirige su atención a quien le ha entregado el libro encontrándose con unos intensos ojos color verde esmeralda y una dulce sonrisa, «Si Marcus se encuentra aquí, él también debe estar, ¿Dónde?» se pregunta poniéndose de pie buscando con la mirada a su objetivo.
Los gritos emocionados de la multitud mientras observan detrás de la joven sorprenden a Leily causando que dirija su atención detrás de ella donde se encuentra una pantalla en la que se lee la frase “¿Te gustaría casarte conmigo?” atónita observa aquella frase que desaparece unos momentos después, apareciendo otra frase prácticamente de inmediato, “¿Nos aceptas?” Llena de perplejidad permanece inmóvil.