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Una nueva semana iniciaba y Luis y Sayori caminaban juntos a la escuela como es de costumbre.

"Parece que ya te encuentras mejor Sayori"

"¡Sí!"

"Qué bueno"

"¿Sabes que soñé el viernes?"

"¿Qué cosa?"

"Que un ladrón entraba a mi casa y me hacía dormir mientras me tomaba de la mano"

". . ."

Luis sonrió ligeramente.

"Vaya cosas sueñas"

"Y verdad, ¿Cómo así llegaron tus apuntes a mi mesa? No recuerdo que hayas venido"

"Se los di a tu madre, no iba a subir para dártelos, no me da el tiempo para ellos"

"¡Oye! ¡qué malo!"

"Ya perdí mucho tiempo en tu casa con lo del novio, yo también tengo cosas que hacer"

"Ay..."

"¿El novio te llegó a visitar?"

"No"

"¿Fútbol?"

"¡Sí! ¿Cómo lo sabes?"

"Me lo dijo un alejate o tatakae"

"¿Qué? ¿Qué es eso?"

"No le sabes"

Luego de llegar a la universidad, la rutina se repitió: las mismas clases de siempre y el recreo no tardó en llegar.

¡RING!

Luis fue a comer y vio que la mesa donde normalmente se sentaba estaba llena, así que decidió ir a otra mesa.

Mientras caminaba, vio una mesa que estaba libre, pero una chica se encontraba en ella. La chica era delgada, no muy llamativa, aunque parecía tener ojos rasgados.

Cuando Luis se acercó a la mesa, ella alzó la mirada, pero nada más verlo se asustó y bajó otra vez la mirada hacia la comida.

"Eh.. ¿Puedo sentarme?"

"シ"

Con un acento claramente japonés asintió sin subir la mirada.

Luis se sentó y comió en el otro lado de la mesa. Él ignoró la peculiar forma que tenía de hablar y se centró en comer la comida para que le sobre tiempo para ponerse a leer algo en el lector electrónico que siempre llevaba.

Al pararse, Luis dejó caer una moneda de 0.10 de su bolsillo sin darse cuenta.

"¡!"

La chica que se encontraba en el otro lado de la mesa lo vio, lo recogió e intentó devolvérselo.

"ああ.... おえ..."

Lo dijo tímidamente pero Luis no la escuchó.

¡RING!

El timbre había sonado y la chica de la mesa se quedó con la moneda en la mano sin poder devolvérsela a Luis.