Me quedé estática, no me movía por los nervios que recorrían todo mi cuerpo sin cesar, me quedé congelada por el susto mientras lo veía.
El chico me miró con un ápice de curiosidad, entre abrió sus labios como queriendo decir algo, pero luego los cerró al instante que observó algo detrás de mí.
Pude ver por un segundo el horror surcar por aquellos ojos verdes.
Todo sucedió en cuestión de segundos...
En un movimiento rápido y ágil me lanzó al suelo haciendo que todo mi rostro se plasme en él, en ese momento pude sentir como una luz tan fuerte y potente salió disparado de alguna parte de la habitación, como reflejo, me cubrí mis ojos con mis brazos ya que el brillo de aquella luz era tan fuerte que podría dejar ciego al instante a la persona que lo viera.
Al desvanecerse aquella luz, intenté abrir mis ojos rápidamente para ver qué rayos sucedía, ya que todo esto es muy raro, extraño e inusual.
Cuando quise abrir mis ojos, estos me dolieron apenas logré ver la luz que irradiaba el foco de mi habitación, fue un dolor intenso e insoportable, podría decir que el dolor era peor que una hackeka, los cerré de golpe para evitar sentir más dolor llevándome las manos a la cabeza exigiendo mentalmente que el dolor desapareciera.
¿Qué es todo esto que está pasando?
Me siento confundida, aturdida, no entiendo absolutamente nada.
¡Si esto es un sueño me gustaría levantarme ya!
—No— Dijo aquella voz proveniente de él, casi un susurro tan frío como el hielo.
¿No?
Intente volver abrir los ojos de nuevo y en aquel momento sentí como una mano se posaba sobre mis ojos evitando que los abriera, o quizás que viera algo que él no quería que observara.
—Espera— Escuché decir a aquella voz masculina.
—¿Quien eres?, ¿Qué haces en mi casa?, ¿Qué quieres y qué es lo que te pasa?— manotie su mano para que la sacara de mi rostro, aunque fue en vano, porque no lo hizo— sueltame ya, no me gusta nada de esto que está pasando, vete de mi casa— Dije esto último tratando de quitar su gran mano de mi rostro la cual impedía mi visión, pero no la quitó.
—¿Qué es lo que está...—No pude terminar de hablar porque su otra mano tapó mi boca.
—Niña, es que no te callas nunca— Dijo con un ápice de disgusto.
Quise soltar un chillido aunque este salió ahogado ya que su mano obstaculizaba mi habla.
Comencé a desesperarme...
En un movimiento rápido me puso en pié, sin quitarme sus manos de mis ojos y boca.
Empezó a avanzar muy lento como si tuviera miedo de tropezar con algo mientras que yo comencé a sacudirme para que me soltara, aunque era inútil, ya que él era mucho más fuerte que yo.
Escuche el sonido de una puerta cerrandose, me asusté, no quería estar encerrada con él, tenía miedo de lo que me podría hacer, como pude mordí su mano, este me soltó y de sus labios salió un pequeño gruñido ronco por la mordida que le dí.
Cuando abrí los ojos me dí cuenta que estaba en un cuarto oscuro, voltee y lo primero que pude vislumbrar en medio de la oscuridad fueron aquellos ojos verdes que pude reconocer de inmediato, pero estos tenían algo diferente, estaban brillando, es como si una pequeña pero tenue luz saliera de estos.
¿Acaso estaban brillando en realidad o era imaginación mía?
Lo pude confirmar cuando me miró fijamente a los ojos y estos se encendieron un poco más, me quedé atrapada en ellos por unos segundos hasta que él rompió el contacto visual.
Eso no era normal.
Cualquiera que los viera, no creerían que fuera real.
Se escuchó un estruendo proveniente de alguna parte de la casa, aquél ruido puso en alerta al chico de ojos verdes y se colocó en posición de defensa, dispuesto a atacar a cualquiera que se acercase, me miró fijamente a los ojos, luego llevó su dedo índice a sus labios en señal de que hiciera silencio, y por alguna extraña razón le hice caso.
Aún no comprendía nada, pero es que mi miedo era tan grande que en mi interior nomás quise acatar sus órdenes, ya que no sabría qué pasaría si no lo hacía.
Solo asentí ligeramente con la cabeza.
Se empezaron a escuchar varios ruidos por toda la casa, como si estuvieran buscando algo, se escuchaba claramente como tiraban las cosas al suelo con frustración al no encontrar lo que querían.
—Por ahí— Escuché a una voz masculina decir, con tono de mando, guiando a alguien más para hallar lo que andaban buscando.
Mi pánico creció, ya que además de estar encerrada en un cuarto a oscuras con un desconocido, varias personas están en mi casa destruyendo todo a su alrededor.
Mi preocupación y temor aumentaron cada vez más que sentía que mi termómetro estaba a punto de estallar por los nervios que tenía encima.
Entre todo el ruido, pude oír la voz de mi padre angustiado.
—No la encuentro, no está aquí en casa— Dijo mi padre con una nota de preocupación en su voz.
—¡¿Cómo es que algo así pudo suceder?! ¡Sólo te pedí una cosa!— Reclamaba con enojo y fiereza una voz tan gruesa y firme que podría causar pánico a cualquiera.
—Podemos salir a buscarla— Oí la voz de mi madre suplicante— no debe de estar lejos, dénos la oportunidad de arreglar esto.
—¡Lo que debería hacer en estos momentos es matarlos por incompetentes, inútiles!
Me tapé la boca al escuchar eso de que querían matar a mis padres, quería salir en ese momento a defenderlos, pero como si leyera mis pensamientos, el ojiverde me agarró firmemente del brazo y negó lentamente con la cabeza, yo solo lo miré con súplica para que me dejara ir dónde ellos, tenía miedo de lo que les podrían hacer, yo no podría vivir sin mis padres, ellos lo son todo para mí.
Lágrimas de temor y frustración rodaron por mis mejillas al no comprender la situación, ¿Cómo es que se puede armar todo un caos en una sola noche?, Tenía miedo al no saber qué pasaría conmigo, con mis padres, rezaba para que no les hicieran daño.
¿Por qué aquellas personas están aquí y qué es lo que tanto buscan?