Mi amor onírico

Capítulo Siete

El ambiente en la sala era tenso, Simón había revelado la razón verdadera de su desaparición del reino, Mark no podía procesarlo, su abuelo había repartido la noticia de la muerte de su tío por todo el reino, haciendo un homenaje al príncipe perfecto, su hijo amado y el mas querido, ex general del ejercito, solidario y atento con su gente buscando siempre la paz para su pueblo, el reino se cubrió de negro durante meses tras la partida del príncipe menor, tomando posteriormente el cargo el primer nieto del rey, con solo 10 años pero un esfuerzo, determinación, madurez y practica igualable a la del anterior; pero ahí estaba, frente a el, estaba vivo, sano y salvo.

El menor decide tomar asiento para asimilar la situación, había vivido los últimos años de su travesía como general pensando que la persona que lo había impulsado y a quien había admirado durante años estaba muerto, su mente no era capaz de procesar lo que acababa de escuchar, quería hablar, quería hacer preguntas pero antes de poder hablar siente la mano de su tío sobre su hombro, por lo que levanta la cabeza viendo al hombre, queriendo ver mas allá de sus oscuros lentes sin éxito.

-¿Por... Por qué no nos trataste de decir?...- Es lo único que logra decir el joven ante la frustración y el aguante que mantenía para no soltar lagrimas a pesar de la gran necesidad que tenia de romper en llanto y soltar toda su emoción, toda aquella que reprimió durante años gracias al soberano que tenia como abuelo.

El mayor no sabia que decir, claro que trato de volver y contactar a sus sobrinos, hablar con sus hermanos e incluso traerlos con él, pero, la seguridad que el conocía del reino era tanta que no podía ni poner un pie cerca de el.

-Mark...- Buscaba las palabras correctas buscaba dar una explicación, quería decir todo, quería hablar y darle la verdad a quien prácticamente era su hijo, su aprendiz, el muchacho que para el siempre seria un pequeño jugando con espadas de madera en el patio del palacio, soñando con entrar al ejercito y seguir a su tío, el niño... Que su padre había convertido en una maquina de matar sin oportunidad de ver a sus hermanos, a su padre y sin amigos... Pero eso cambio, se repetía en la cabeza, su mente daba vueltas pensando en que su sobrino estaba ahí, frente a el, a su lado y a salvo, podía sentir aun, no era un robot asesino, era su pequeño.

El hombre no puede evitar soltar pequeñas lagrimas que bajaban de sus lentes pasando por sus mejillas ruborizadas ante los nervios mientras veía el rostro del menor frente a el, ese rostro de confusión, dolor, necesidad de una respuesta, no podía dejarlo en la duda.

-Mark, yo enserio no quería dejarlos, trate de volver, quise regresar y llevarte a ti y a tus hermanos pero...- Simón siente como su garganta se apretaba, le dificultaba hablar como si algo delgado estuviera ahorcándolo con fuerza obligándolo a callar pero se aguanta el dolor y habla -Créeme cuando te digo esto... Nadie de ese lugar esta enterado del dolor causado por tu abuelo... El... Es peligroso, su forma de hablar de otros lugares e incluso de otras personas igual o mas importantes que el es... aterradora, pero ahora que estas aquí me encargare de que el no los toque.-

Mark mira fijamente a Simón, buscando alguna señal de mentira, tratando de analizarlo y saber si esta diciendo la verdad o si es capaz de mentir y abandonarlos si sucede un altercado con su abuelo... Pero no encuentra nada, su rostro aunque marcado con sus lagrimas era pacifico y sincero, lo que lleva a un abrazo fuerte e imprevisto por parte del moreno hacia su tío.

-Gracias- Es lo ultimo que sale de la boca del príncipe antes de que se interrumpa la conversación con la llegada de sus hermanos y Jonnas, llegando para la cena con su invitado, el cual es recibido con lagrimas y sorpresa por los otros dos príncipes que se tiran a el para terminar pasando una buena noche juntos.

_______________________________________________________________________________________

-¿¡Le contaste la verdad!?- Grita el castaño mientras empuja una cómoda hacia su hermano.

-¡Tenia que hacerlo! Ellos no son una amena- El de ojos azules siente el impacto de una cachetada en su rostro, bajando la cabeza mirando a su hermano con un aguante bastante bueno para no responder.

- ¿¡No lo son!? Town, escúchate, idiota, son familia de ese hombre, por ende son peligrosos para nosotros, aun siendo criaturas asquerosas e inferiores son una amenaza para la gente de aquí y ahora por tu culpa quien sabe si se cambiaran de ciudad o de escuela o... ARG- Grita el mayor saliendo de la casa mientras azota la puerta, dejando a su hermano solo en su habitación.

El menor miraba a la nada, sin arrepentirse de lo que había hecho pues todo fue para mantener la única y real amistad que consiguió, sus ojos estaban abiertos en lo máximo con sus pupilas contraídas y mirando al piso, hasta que por instinto decidió mirar el espejo de su armario, analizando su rostro y su expresión mientras su cabeza empezaba a darle piquetes que aumentaban a dolores fuertes hasta llegar a una migraña que distorsionaba su rostro a sus ojos.

En el espejo el joven de largos cabellos veía su rostro fijamente deteniéndose en un detalle que el dejo a los efectos de la migraña, sus ojos brillaban en un tono rojizo que al unirse con sus celestes ojos lo hacían ver de un morado que no era propio de el, solamente podía mirarse y dudar de lo que sus ojos le mostraban hasta que su cuerpo siente un escalofrió que pasa de sus hombros a su espalda y piernas haciéndolo tambalear.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.