Mi amor onírico

Capítulo Ocho

Los pensamientos pueden ser los mayores enemigos de las personas, mayormente si estos ocupan tu mente al punto de ser abrumadores y evitar que prestes atención a los momentos que pasan a tu alrededor, y esto es algo que nuestro querido príncipe experimentaba por primera vez, el sobre pensar en las situaciones que estaban pasando ahora no lo dejaban concentrarse, sus pensamientos inundaban su mente como una tormenta que poco a poco terminaba ahogando su cerebro sin posibilidad de escapar de estos, al menos hasta que recibió un golpe de realidad regresando a la misma para observar a su tío en la puerta de su habitación, apoyado en el marco de esta mientras cruzaba sus brazos con una sonrisa en su rostro acomodándose los lentes de sol que portaba como marca personal.

-¿Todo bien en esa cabecita, Mark?- Pregunta el hombre con curiosidad acercándose al menor para sentarse sobre la cama -Porque algo me dice… Que estas un poco estresado, ¿Quieres hablar de eso?-

-¿Qué? Oh no, estoy bien Tío solo-

-Hey, ¿Recuerdas lo que hablamos cuando eras pequeño? No es necesario que me llames así, si soy tu tío, pero me haces sentir viejo, llamame por mi nombre, Mark-

-Claro, lo olvide, “Simón”, solo, ayer fue un día lleno de… situaciones y…-

-Tu amigo dijo que estaba dispuesto a protegerte, no entiendo tu preocupación-

-¿Qué? Como… tu ¿Cómo sabias de-

-Mark, eres maduro si… Pero sigo siendo mayor que tú, me entero de todo- Habla el mayor antes de soltar una pequeña risa y mirar a su sobrino, al menos eso creía el joven ya que no podía ver sus ojos bajo esos lentes oscuros -Mira, conozco esa sensación… ¿Lo que dice es cierto?... ¿De verdad piensa así de mí?-

El joven mira, al contrario, con negación, aunque sabía que Simón tenía la razón no quería aceptarlo, no había motivos para pensar y dudar de su amigo, mucho menos el hecho de que este mismo había revelado lo que estaba obligado a hacer.

-Oye, vamos, cambia esa cara seria por una hermosa sonrisa-

Mark levanta la cabeza y suspira sonriendo, sus ojos rojos parecían haber cambiado y tomado un color azul fuerte que no había notado, causando una preocupación en su pariente el cual acaricia su rostro con delicadeza.

-No me gustan tus ojos rojos… pero los prefiero antes que este tono azul tan triste…-

-¿Azul? Lo lamento yo… uff no se en que pensar, se supone que hoy estaría enfocado en recuperar el tiempo perdido y… Dios…-

-¿Qué tal si primero me cuentas como te va en la escuela?

-¿La escuela? Bueno es bastante tranquila y lo que enseñan eees algo interesante peor básico, no es mucha diferencia a- El chico es interrumpido, mostrando una curiosidad por la razón, mirando a su tío con confusión.

-No me refiero a lo académico, ¿Has hecho más amigos? Tal vez algún interés amoroso, tu hermana me dijo que… Las cosas entre tu y León-

-León es un idiota, no me importa si nosotros somos ex’s y tampoco me importa su actitud, digo… tooooda su familia siempre fueron unos pervertidos…-

-No puedes encasillar a un linaje entero por su patriarca-

-Tal vez tengas razón, pero aun así… Nadie rompe una relación de 2 años de esa forma… Espera, ¿Cómo sabias que León y yo?-

-Luna me lo dijo, Nunca estuve de acuerdo con su relación, incluso antes de ser pareja, digo… Ese tipo tiene la edad de tu padre, incluso un poco mayor, ¿No es perverso que un hombre de 48 años se meta con un preadolescente? Ese tipo… Me agradaba antes-

-El abuelo dijo que él era un buen partido y el parecía serlo, siempre fue… Amable, dulce, tierno… Me consentía mucho, apoyaba mi progreso y siempre estuvo para mí, nunca tuvimos peleas y yo pensé… Que él me amaba de verdad-

-…- El hombre sin nada que decir suspira y se levanta de la cama para caminar a la puerta -¿Quieres salir? ¿Te parece bien un buen paseo?-

-Eso me ayudaría un poco- Dice el menor sonriendo y levantándose para ir detrás del contrario.

Simón siempre había sido un soporte emocional para Mark, él fue su guia e inspiración, su mejor amigo y su familiar más cercano, había sufrido mucho cuando se enteró de la supuesta muerte de este, volviéndose más retraído y callado, siendo un líder ejemplar en su tropa y tomando una actitud nerviosa cuando se trataba de hablar con su pueblo, el incidente de la noticia en el coliseo tuvo que planearlo al pie de la letra, tuvo que memorizar que debía decir y como decirlo, tenía miedo cuando hablaba con su gente y su paranoia al final tuvo razón, ahora estaba solo con sus hermanos en una tierra desconocida, pero, le daba gracias al destino de haberlo puesto en el camino de personas tan buenas con ellos y, más que nada, el volver a encontrarse con la persona que tanto apoyo le había brindado antes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.