Stephanie
Siento algo frío recorrer mi cuerpo, provocando que me levante de golpe y termine en el suelo del susto, me he golpeado fuerte mi trasero, por lo que llevo una de mis manos para darme masajitos, esto duele. Cuando logro captar lo que está pasando, le doy una mirada asesina al imbécil de mi hermano, el maldito tiene 31 años y parece un niño con sus estúpidas bromas. Me levanto, y examino todo, me encuentro totalmente mojada, pero no solamente eso mi cama y el piso se encuentran en la misma situación.
-Parece que mamá te dejo caer cuando eras chiquito. - digo enojada, el levanta sus manos en señal de paz, pero esto no quedara así.
-Hermanita yo también te extrañé. - dice Alex irónicamente, claro que lo extrañe, pero en estos momentos estoy enfadada.
- Deberías correr por tu vida, porque cuando te agarre te pateare el trasero y tu cara de niño bueno. - digo y no tengo que repartirlo porque ha salido corriendo de mi habitación.
Después de unos 20 minutos, ya me he dado una ducha, me he puesto un vestido veraniego, y unas sandalias bajas, me encuentro preparada para mi venganza. Tengo las pistolas de agua de mis hermanitos Joel y Jonathan, esos enanos son muy traviesos, para tener 10 años. Las he cargado en el baño, ahora me toca sobornarlos para que me ayuden en mi venganza, solo debo ofrecerles algo que necesiten. Mientras pienso que les daré, tomo mi mochila y voy bajando las escaleras, las pistolitas de juguete están en la mochila que llevo en mis hombros, porque si mi madre me ve estaré castigada de por vida.
Tal vez este exagerando un poco, pero solo un poco.
Veo a los enanos en el jardín, por lo que me dirijo hasta donde se encuentran. Estos ni siquiera me registran, me siento indignada, pero por el momento dejo mi indignación de lado para hablarles.
-Hola duendes, ¿Me ayudan a vengarme del idiota de Alex? - pregunto con una sonrisa de maldad.
- ¿Y tú que nos vas a dar? - indaga el sinvergüenza de Joel, poniéndose en su postura de empresario.
-Soy su hermana favorita, ¿Esa no es una buena razón para ayudarme? - digo, mientras saco los chocolates que tenía guardados en mi mochila, eran para la noche de películas, pero ni modo. - No sé si esto pagaría por sus servicios. - digo inocentemente, mientras veo como les brillan sus ojitos, eso me hace sonreír internamente, porque sé que he ganado.
-Sí, eso paga todo. - dice Jonathan.
Ya han pasados unos minutos, hemos estado preparando el plan, mis hermanitos me han dicho que todos se encuentran en comedor, por lo que entraremos gritando para distraerlos y así atacar a mi querido hermano. Comenzamos a caminar controlando nuestros pasos como si fuéramos detectives, si tal vez sea un poco infantil, pero ya que.
Cuando llegamos a la puerta del comedor, se escuchan voces, miro a mis hermanos y asiento en su dirección. Por lo que, comenzamos a gritar y entramos corriendo al comedor, sin prestar mucha atención me dirijo junto con ellos hasta Alex, apretó el seguro de las pistolitas que tenía en mi mano en su dirección, lo mojamos mientras este intenta correr, pero se lo impido trepándome por su espalda, en consecuencia, ambos caemos al suelo, he caído dos veces en un mismo día maldición. Comenzamos una pelea los cuatros en el piso, riéndonos, mojándonos más de lo que ya estamos, hasta que la voz de mi queridísima madre se hace presente.
Creo que estamos en problemas.
Los cuatro dirigimos nuestra mirada hacia los presentes, y justo en ese momento quisiera desaparecer de la faz de la tierra, frente a nosotros no solamente se encuentran mis padres, sino que también el sexi amigo de mi hermano, maldición acabo de hacer la peor payasada del mundo. Eres idiota Stephanie, deberías pensar mejor las cosas antes de actuar. Ahora confirmara que eres una cría, estúpida, eres...... dejo de recriminarme cuando escucho el regaño de mi madre.
- ¡STEPHANIE LOURDES BECKER!- grita mi madre, que me haya llamado por mi nombre completo solo significa una cosa, peligro. - ¿Me podes explicar que estás haciendo? - pregunta, cierro mis ojos por unos segundos, para abrirlos y poner mi mejor cara de ángel, mientras me levanto.
-Buenos días mamita linda, lo que pasa es que extrañamos tanto a Alex, que queríamos darle una bienvenida. - digo mirándola con ojitos de gatito regañado, siempre sirve así que solo es cuestión de unos minutos. - Además, tu hijo me asusto al tirarme agua mientras dormía. - digo haciendo puchero. Todos me miran como si estuviera loca.
-Tienes 20 años Stephanie, no podes andar haciendo travesuras como si tuvieses 5 años. Además, tenemos visitas, ¿Qué crees que pensará David de ti? - pregunta mi padre con seriedad. Bueno llego mi momento de actuar.
-Oh, no sabía que teníamos visitas. - digo dirigiendo mi vista hacia él, como siempre está vestido impecable, su cabello está peinado hacia atrás, su perfecto y perfilado rostro se encuentra serio, sentía como me perforaba con su oscura mirada, provocándome por primera vez en mi vida vergüenza, y una sensación extraña que no sé cómo describirla.
-No sé preocupen, ya todos sabemos lo inmadura que es, ¿Estás de acuerdo Lourdes?- pregunta el imbécil, se atrevió a llamarme inmadura, puede que a veces haga tonterías, pero eso no le da derecho. Cuando voy a defenderme y romperle su linda carita de muñequito, mi madre vuelve a hablar.
-Ve a cambiarte, ten en cuenta que no iras a la fiesta.- dice logrando que la mire atónica.- Y no intentes chantajearme, tú comportamiento deja mucho que desear.
-Lo que usted diga señora.- digo haciendo reverencia como un soldado. Obviamente, iré a esa fiesta solo que ella no debe saberlo. Me dirijo a mi habitación para volver a bañarme mientras pienso como me escaparé sin que me descubran.