Stephanie
La semana pasada ha empezado mi castigo, y sí, es agotador ya que tengo que ir después de la Universidad, pero viendo el lado bueno ahora puedo ver más seguido a David, mi sexi novio. Cada momento que estamos solos, lo aprovechamos al máximo, nos hemos besados a escondidas tantas veces que ya he perdido la cuenta, y estuvieron a nada de descubrirnos, gracias a mis santos de la sexicisilianda no nos han descubierto. Ha ninguno de los dos nos gusta mentir a nuestras familias, pero no nos queda de otra por el momento.
Ahora mismo me estoy dirigiendo al bufete, y aunque nos hayamos visto anoche lo extraño, y eso me da miedo, ¿Y si me enamoró y el me deja? ¿Qué se sentirá amar a alguien? yo creo que eso lleva mucho tiempo, demasiado, dema...ya mejor dejo de torturarme. Desde aquella noche en que me sorprendió, nos hemos visto con ayuda de Priscila que es a la única que le confíe mi secreto.
Dejo de lado mis pensamientos al ver cómo el chófer estaciona el auto, me bajo dándole las gracias, podré ser loca y pesada, pero no soy maleducada. Camino tratando de ignorar las miradas que me lanzan los empleados, no hace falta que diga que no soy bien recibida aquí, he escuchado tantas cosas que mejor me hago la loca y sorda, "Es una niñita a la cual sus padres solucionan sus problemas", "Es una princesita que se esconde detrás de la falda de su madre". ¿Y a ellos que mierdas le importa? ¿Acaso ellos son mis padres? ¿Le cambia en algo que yo trabajé ahí? Al parecer si, solo la Señora Carla me ha tratado bien, es una mujer mayor de unos 45 años, se mantiene muy bien a pesar de la edad, me ha contado que está casada hace 25 años y tiene dos hijos uno de 24 años y otra de 19 años creo. Siempre se muestra comprensiva y amable a pesar de mi mal genio, porque puedo ser un angelito, pero si me levanto de malas soy capaz de prender fuego el mundo si me molestan. Por eso mis padres y hermanos ni siquiera se me acercan.
Cuando terminó de acomodar mis pertenencias en el escritorio que me han dado, este se encuentra en la entrada de la oficina de mi novio, ¿Qué loco no?, me han mandado a la boca del lobo sin saberlo.
Me encargo de acomodar algunos papeles, me pongo un poco ansiosa ya que David no llega y eso es raro, ¿Y si le pasó algo? ¿Y si se arrepintió de lo nuestro y no sabe cómo decirlo? ¿Y si?.....me sobresalto al sentir una mano en mi hombro.
-Me asustaste maldito idiota.- digo furiosa llevando una mano a mi corazón, si tal vez sea un poco dramática.
-No era esa mi intención, pero era como si estuvieras debatiendo.- dice pensativo, yo solo siento mis mejillas arder, y es que mi mente me estaba jugando una mala pasada.
-¿En qué travesura o mejor dicho perversidad estaba pensando mi pequeño conejito?- pregunta haciendo que lo mire horrorizada, odio su estúpido apodo y eso le divierte al imbécil, ¿Nunca una cariño o bonita?, No el idiota de mi novio no es normal me dice conejo.
-Cállate, alguien te puede escuchar y estaremos en problemas.- digo entre dientes.
-Lo tengo todo controlado conejito.- dice divertido. Lo fulmino con la mirada y me levanto para ir a otra parte, es un idiota ¿Después yo soy la inmadura? No llego muy lejos porque me agarra de mi antebrazo, intento soltarme pero es obvio que tiene más fuerza, nos lleva hasta su oficina, en dónde logro salir de su agarre, este cierra las persianas y llavea la puerta, lo miro con desaprobación, ¿Es que cree que nadie sospecharía?
-No me mires así Steph, solo estaba jugando. Pero contigo no se puede eres una gruñona.- dice mirándome fijamente con sus preciosos ojos marrones oscuros, y me hipnotiza sin siquiera intentarlo.-No me gusta pelear contigo conejito.- estaba yendo bien, pero no el bruto la vuelve a arruinar. Ruedo los ojos con exasperación, este coloca sus palmas en mi pequeña cintura y me acerca a él, lo miro seria tratando de hacerme la dura.
-Aléjate, estás invadiendo mi espacio personal.- digo con indiferencia, lo empujó con todas mi fuerza y logro moverlo un milímetro, bueno es mejor que nada.-Suéltame imbécil, o gritaré.- digo perdiendo la paciencia.
-Ya estuvo bueno Stephanie.- dice cabreado, bueno parece que pequeño cucarachin se enojó, me rio de mi propio chiste y eso le enoja más.- ¿Te estás burlando de mí? enserio eres una maldita cría.- dice, lo miro con la boca abierta, ¿Me acaba de decir cría? ¿Lo debo tomar como un insulto? Espera un momento...
-Bueno ya que soy una maldita cría aquí la dejamos, y puedes buscarte a una mujer de verdad.- digo tragando el nudo que se ha formado en mi garganta, no pienso llorar enfrente suyo no le daré el gusto a este infeliz. Le doy una piña en su estómago haciendo que me suelte, este se lleva la mano en la zona afectada y comienza a maldecir. Sin esperar camino hasta la puerta, pero hay una pequeña sorpresa, el maldito tiene la llave.- Dame la maldita llave gilipollas.- digo yo ahora cabreada.
-No quieres que te diga que eres una cría pero actúas como una.- ¿Por qué mierda sus palabras duelen como dagas clavadas en mi corazón?- No te vas a ir hasta que hablemos, así que compórtate por una vez en tu vida.- dice acorralándome contra la puerta.
-Déjame ir, o te golpeare en tu amiguito y dolerá.- digo resentida por sus palabras.-Y David Williams, si tienes un maldito problema ve a joderle a tu abuela, yo podré ser una cría como me llamas, pero al menos no me agarró contigo cuando tengo un problema.- digo quitándole la llave que tenía en su traje.-Ahora salte de mi camino, no quiero seguir discutiendo y que nos lastimemos más de lo que ya lo hemos hecho.- digo bajando el tono de voz. Este suspira y por sus ojos pasa el arrepentimiento, pero estoy muy enfadada y esto le costará caro.