Mi amor prohibido

Capítulo 6: Arrepentido.

David 

 

     Observo a mi padre como si tuviera dos cabezas, pero que mierda le pasa por la cabeza. Me ha puesto un ultimátum, si no me caso con Leticia Becker, nada más ni nada menos que la prima de mi novia me dejara sin nada, ¿En qué siglo piensa que estamos?. 

 

-¡Te has vuelto completamente loco!, no pienso hacer tal barbaridad.- exclamó sorprendido y enojado ante su actitud.

 

-Pues lo harás o te desheredo.- dice mirándome con enojo.

 

-¿Cómo se te ha ocurrido tal estupidez? Y sabes bien que me importa una mierda tu herencia, puedo mantenerme con lo que ganó como abogado.- digo indignado, nunca lo he necesitado, y esta vez no sería la excepción.-Así que si era todo lo que tenías que decir mejor vete, estoy muy ocupado.- digo furioso mirando unos papeles.

 

-Tal vez no te importe la herencia, pero ¿Qué pasaría si todos se enteran que te estás revolcando con Stephanie Becker?- dice haciendo que se me corté la respiración, inmediatamente levanto mi rostro viéndolo con fiereza, ¿Cómo carajo lo supo?- Si, es verdad que la pu....- no le dejó terminar porque lo arrinconó contra la pared, nadie puede si quiera pensarla y mucho menos insultarla.

 

-En tu miserable vida vuelvas a referirte así de ella porque soy capaz de todo si se atreven a tan solo tocarle un cabello.- digo entre dientes y aun sosteniéndole.-Lo mejor que puedes hacer es cerrar tu boca, y la próxima que trates de ofenderla me olvidaré que eres mi padre.- digo soltándole para alejarme o sino haré una locura.

 

-No te tengo miedo David.- dice acomodando su saco.- Y piensa bien lo que harás, sabes de lo que soy capaz.-concluye saliendo de mí despacho.

 

     

 

     Claro que se de lo que es capaz, y que sepa de mi relación con Steph solo empeora las cosas. Ahora debo pensar bien lo que haré, no quiero que tenga problemas por mi culpa, no me perdonaría si le sucediese algo. Por otro lado, tampoco quiero casarme, si algún día lo hago va a ser porque en verdad lo sienta y no por conveniencia.

 

    Aún no es su hora de entrada, así que aprovecharé para salir y poder pensar las cosas antes de verla. Salgo dejando mis pertenencias, necesito estar solo, camino hasta salir a la calle, sigo mi camino hasta un café en donde entro. Hago mi pedido, y mientras espero me pierdo en mis pensamientos, ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo se habrá enterado? ¿Acaso me mandó a seguir? Eso solo me preocupa más, ya que si es así debo cuidarme de cada paso que dé o no solo yo saldría perjudicado también lo haría ella.

 

   Ya ha pasado un buen rato desde que estoy sentado y aún no se me ocurre nada, he pedido un jugo de naranja para distraerme un poco. Miro el reloj que hay en el local y este marca las 5 de la tarde, mi bella novia ya debe estar en el bufete, ya más calmado y con ansias de verla. Pago la cuenta y me dirijo a la salida, no tardó en llegar ya que queda a pocas cuadras, camino por el pasillo bajo la atenta mirada de los empleados, sé que está molesto porque la hija del jefe trabaje aquí, la ven como una niña mimada, ¿Y a ellos que les importa? 

 

    A medida que me acerco logro verla en su escritorio, se ve realmente preciosa, no parece estar en este mundo, se ve pensativa y un poco ¿Nerviosa? Cuando llego a su lado ni siquiera se ha dado cuenta, coloco una de mis manos en su hombro provocando que Steph se sobresalte.

 

 

 

-Me asustaste maldito idiota.- dice furiosa llevando una mano a su corazón, como la dramática que es.

 

 

 

-No era esa mi intención, pero era como si estuvieras debatiendo.- digo pensativo ante su actitud. Observo como sus mejillas se tiñen de color carmín.

 

 

 

-¿En qué travesura o mejor dicho perversidad estaba pensando mi pequeño conejito?- pregunto divertido y está me mira horrorizada, y se debe a qué odia el apodo, pero a mí me encanta. Quisiera llamarla amor, pero si hago eso ella saldría corriendo de mi lado. Sé que aún es muy pronto y debo respetar sus tiempos, yo por mi parte me he enamorado de ella hace bastante tiempo y no poder decirlo abiertamente por temer a qué reaccione de una manera inmadura, es horrible.

 

 

 

-Cállate, alguien te puede escuchar y estaremos en problemas.- dice entre dientes. Al parecer alguien está de mal humor, ¿Enserio se enojará por eso?

 

 

 

-Lo tengo todo controlado conejito.- digo divertido con la intención de aligerar el ambiente tenso que se ha formado. Me fulmina con la mirada y se levanta dejándome desconcertado, ¿Qué le sucede? Le tomo de su antebrazo, está intenta soltarse de mi agarre pero lo evito apretando con más fuerza, le hago seguirme hasta la oficina y dejo que se separe de mí, tomo el control remoto y cierro las persianas al mismo tiempo que llaveo la puerta, recibiendo una mirada de desaprobación de su parte. Para este momento, me encuentro cabreado por su actitud infantil, si tal vez tuvo un día pesado, pero yo también lo tuve y no por eso vine a tratarla mal. De solo recordar lo que pasó hace un rato quiero mandar todo a la mierda, es que no puede ponerse así por un estúpido apodo. 

 

 

 

-No me mires así Steph, solo estaba jugando. Pero contigo no se puede eres una gruñona.- digo mirándola fijamente mientras trato de calmar mi furia.-No me gusta pelear contigo conejito.- digo admirando a mi hermosa chica. Rueda los ojos con exasperación cuando coloco una de mis palmas en su estrecha cintura y la acerco a mí, me mira seria removiéndome entre mis brazos.

 

 

 

-Aléjate, estás invadiendo mi espacio personal.- dice con indiferencia al mismo tiempo que me empuja con fuerza, pero solo logra moverme un centímetro.-Suéltame imbécil, o gritaré.- dice terminando de romper mi maldita paciencia. 




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