Mi amor prohibido

Capítulo 16: ¿Mis padres o mis enemigos?

Dedicado a: Camila Dolmos.

 

Stephanie 

 

Bajo a toda prisa del auto, y al hacerlo le gritó un hasta luego a mi guardaespaldas para seguidamente caminar rápidamente hacia la entrada, me he dormido y estoy llegando tardísimo a la universidad y todo porque no escuché el maldito despertador, pero en mi defensa trabaje hasta las tres de la mañana.

 

   Ya ha pasado una semana desde que me desmayé, me he recuperado bastante rápido y todo se lo debo a mi sexy novio que ha estado al pendiente de mi salud, y aunque me negaba a comer algunas veces me terminaba convenciendo, se la pasa controlando que no se me pase alguna de las comidas. 

 

    Cada día que pasa me enamoró más, y es que es tan dedicado a nuestra relación, tan compañero en cada una de mis locuras, y lo he comprobado en el momento que me apoyo con lo del trabajo, hasta el momento no me ha dicho nada más que un "Cuídate, cariño", y él no comprende lo que esas simples palabras significan para mí.

 

    Le he pedido que no le cuente a mi hermano que me he enfermado, no lo quiero preocupar ya bastante tiene al estar en medio de mis padres y yo. También, me he enterado de que Alex ha ordenado que me paguen un sueldo, al principio me rehúse, pero finalmente lo acepte ya que necesito el dinero, y no me gusta vivir de arriba.

 

     Llego a la clase, y entro disculpándome por llegar tarde, gracias a Dios el profesor me permite pasar.

 

    Mis padres no se han preocupado en buscarme, y todo parece indicar que solo querían deshacerse de mí. En esta semana he podido ver a mis mellizos, gracias a que Alex los lleva a un parque que queda cerca del bufete para que los vea. Mis enanos estaban tristes porque no nos vemos todos los días, y aunque nos llevemos varios años siempre fuimos muy unidos los cuatros, podemos ser traviesos, querer matarnos, pero nos amamos demasiado, y siempre nos apoyamos sin importar las circunstancias.

 

    El profesor explica cómo será el trabajo final, para el cual falta unos meses, pero es mejor hacerlo con tiempo. De pronto, se abre la puerta y por esta ingresa el Director ¿Que estará pasando?

 

-Señorita Becker, la necesito en mi oficina.-dice mirándome seriamente ¿Qué hice? no me pueden expulsar por llegar tarde, o tal vez sí.

 

-Claro, Señor.-digo escondiendo mi nerviosismo, me levanto de mi asiento y comienzo a caminar hacia la salida muerta de miedo pero fingiendo tranquilidad.

 

   Una vez llegamos a su oficina me hace pasar y me invita a sentarme, yo lo miro atenta y ansiosa para que diga de una vez lo que quiere.

 

-Es una excelente alumna, pero lamentablemente no puede seguir en nuestra Universidad.- dice mirándome con pena ¿Qué podría decir? Es obvio que mis padres se meterían en mi vida, ellos quieren cerrarme todas las puertas para que vuelva a su casa y me puedan manejar a su antojo. Lo que ellos no saben es que no pienso retroceder, y que aunque traten de hacerme desistir, no lo haré, lucharé por mí sin importar las veces que caiga. Y soy consciente de que están cumpliendo con sus amenazas.

 

-¿Fueron mis padres?-pregunta sabiendo la respuesta, el hombre me mira apenado y termina asintiendo.

 

     Salgo de la dirección para seguidamente buscar mis cosas, necesito largarme de aquí antes de que cometa una locura ¿De qué más son capaces?

 

    Cuando llego al estacionamiento, mi guardaespaldas me observa intrigado.

 

-¿Me puede llevar al bufete?-pregunto sin dar explicaciones, no sé qué hacer por lo que iré a hablar con mi novio, tal vez me pueda ayudar a encontrar una solución.

 

-Por supuesto que sí, Señora.-dice al tiempo que nos subimos al vehículo, no logré que me dejara de llamar señora, por lo que me di por vencida.

 

     Comienza a manejar hacia el bufete, no sé qué le diré, pero necesito hablar con alguien. Mi mejor amiga anda furiosa porque la ignoro, pero es por su bien. Por otro lado, no le he dicho sobre las amenazas a mi novio, ingenuamente creí que no serían capaces, pero me he equivocado.

 

   El Señor Emilio, me avisa que llegamos ya que me había perdido en mis pensamientos, le agradezco y bajo del auto para comenzar mi camino hacia la entrada, para mí sorpresa dos guardias se meten en mi camino para impedirme que siga.

 

-Señorita, tiene prohibido el paso.-dice uno de ellos provocando que sienta una punzada en mi cien, ¿Tanta maldad pueden tener? soy su hija, deberían estar para mí y no en mi contra.

 

-¿Al menos puedo pasar a buscar mis pertenencias?-pregunto esperanzada, pero este niega y me vuelve a pedir que me retire o me tendrá que sacar a la fuerza.

 

   Camino hacia una esquina del lugar, y saco mi celular del bolsillo de mi chaqueta para llamar a la única persona que me ayudará; mi novio.

 

-¿Cariño?-pregunta con preocupación al primer tono, y se debe a que en estos momentos debería estar en clases.




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