Mi amor prohibido

Capítulo 18: ¿En problemas?

Dedicado a: Mafe CG.

Stephanie



-No te quejes, debiste pensar bien antes de irte así.-digo al escucharlo quejarse por el ardor. Ahora mismo, nos encontramos en la habitación, ya que no podía dejar que se duerma hasta no curar su herida, o de lo contrario mañana estaría peor. 

 



-No hacía falta que lo hagas, cariño.-dice con menos alcohol en su sistema, y todo gracias al café que le prepare. 

-¿Por qué te fuiste así?-pregunto en un susurro. 

-Porque a veces soy un idiota, debí dejar que me contarás cuando estuvieras lista, pero me enfade tanto cuando me entere de las amenazas de tus padres, de lo de la universidad ¿Por qué no confiaste en mí? Se supone que eso es la base de nuestra relación, me sentí traicionado al darme cuenta de que me ocultas cosas que tienen que ver con tu seguridad.-explica dejándome  ¿Cómo se enteró? 

-Yo...no quería involucrarte en mis problemas, pensé que debía solucionarlos por mí misma, yo…solo deseaba sentirme capaz.-susurro bajando mi mirada al suelo. 

-¡Oh, cariño!- exclama con ternura al mismo tiempo que con su mano levanta mi rostro para que lo mire.-Claro, que eres capaz, pero no me gusta que te calles y cargues con los problemas. Quiero ser tu soporte, y para poder serlo necesito que seas más abierta para mostrar tus sentimientos.-pide con suavidad para seguidamente estampar su boca con la mía, sus manos me agarran de la cintura para dejarme con delicadeza sobre sus piernas sin dejarnos de besar, por mis mejillas bajan lágrimas silenciosas, y es que tuve tanto miedo de perderlo, de no verlo nunca más. 

-Sh…mi vida ¿Por qué lloras?-pregunta con preocupación separándose un poco de mis labios. 

-Yo…tenía miedo de que te sucediera algo.-confieso en apenas un susurro. 

-No me alejaría de ti, ni aunque tú me lo pidieras, esto es lo más perfecto que he experimentado y no imagino una vida sin mí perfecta y delicada flor.-dice con dulzura mientras con suavidad las lágrimas que ruedan por mis mejillas. 

-Yo tampoco podría imaginar un mundo sin ti.-aseguro para volver a besarlo con mayor intensidad.-Te quiero, Dav.-susurro sobre sus labios. 

-Te quiero, mi pequeña flor.-dice poniendo un poco de distancia. Es hora de descansar.-dice acomodándonos a ambos en la cama. Que duermas bien, cariño.-dice para dejar un beso en mi mejilla izquierda. 

-Descansa, cariño.-susurro al tiempo que siento como el sueño me va venciendo. 

-Te amo, belleza.-escucho a lo lejos, pero mi mente está apagada para entender sus palabras. 



***** 

-Cariño.-escucho una voz lejana, pero no quiero despertar aun así que me doy la vuelta para acurrucarme más.-Steph, despierta.-dice moviéndome de mi cómoda posición. 

-Un rato más, tú novia está que se muere de sueño.-digo agotada. 

-Pues mi novia no morirá de sueño,  no lo permitiría.-dice al tiempo que siento como sus brazos me levantan por sorpresa, provocando que abra los ojos como plato y grite como loca por el susto, él por su parte se ríe de mi mala suerte. 

-¿Qué haces?-susurro recostándome en su cómodo pecho. 

- Te prepararas mientras yo preparo el desayuno, debemos hablar y hacer muchas cosas.-explica ¿Qué cosas? 

-De acuerdo, de acuerdo, pero quiero mi avena con frutillas.-negocio. 

-Lo que mi hermosa novia quiera.-dice dejándome en el baño.-Te espero en el comedor.-dice para después salir de la habitación. 

Hago mis necesidades, lavo mis dientes y por último me visto rápidamente, ya que estoy ansiosa por saber qué es eso que haremos. Me observo por últimamente en el espejo, David me ha comprado ropa, cosa que no me agrado, pero se lo devolveré cuando cobre mi primer sueldo. Eso será en una semana, ayer tuve libre en el bar, es verdad que casi pierdo el trabajo por el día que estaba enferma. Pero le explique la situación y lo termino entendiendo. 

   Salgo de la habitación, para dirigirme hacia el comedor mientras controlo mi celular, tengo mensajes de mi hermano pidiendo vernos, y otros de Priscila que al parecer ha conseguido mi número. 

  Cuando llego hasta donde se encuentra, ya tiene todo preparado y acomodado en la mesa. 

-¿A dónde iremos?-pregunto intrigada. 

-Debemos buscar una universidad, seguirás estudiando y serás la mejor Abogada.-dice con seguridad, y siento como mi corazón se acelera ante sus palabras. 

-¿Y si no me aceptan en ninguna?-pregunto desanimada. 

-Lo harán, y si no ellos son los que perderán a una maravillosa persona.-dice regalándome un guiño ¿Escucharon eso? Es tan cursi, y me encanta que lo sea. 

-¿denunciarás a tú padre?-pregunto e inmediatamente el ambiente se vuelve tenso. 

-No debes preocuparte por eso, y si te soy sincero me avergüenzo de haber llegado así. Si te sientes más tranquila con que lo denuncie, lo hare.-explica. 

-Es tú decisión, pero sería lo correcto. Yo no sé qué hubiese sido de mí si te sucedía algo.-digo lo último en un susurro. 

-Pero no sucedió, no pensemos en él hubiera.-dice a lo que asiento.-Prometamos que nos diremos todo, sin importar que tan grave es.-pide suplicante. 

-Tienes razón, nos contaremos todo.-aseguro más tranquila. 

   Una vez, terminamos nuestro desayuno entre risas, salimos del departamento, y mientras el maneja yo le respondo los mensajes a mí hermano, y le cito a mi amiga en una cafetería, ya que no pienso seguir viviendo con miedo, si no me manejarán a su antojo toda la vida. 

  En cada Universidad que averiguamos, no me aceptan, según ellos por “No tenemos vacantes”, “Ya paso el período de inscripciones”, pero es obvio quienes son los que están interfiriendo. 

-Está es la última, y yo no creo…-me interrumpe. 

-Está será, lo prometo.-asegura ayudándome a bajar del auto. 

    Caminamos hacia las instalaciones, es una Universidad nueva y un poco pequeña, pero eso no es un impedimento, lo único que deseo es estudiar. Una señora nos recibe, y creo que es la Directora, nos invita a tomar asiento. 

-Buenos días ¿En qué puedo ayudarlos?-pregunta con educación. 

- Stephanie Becker, me gustaría seguir mi carrera de Derecho, y su Universidad puede ser la indicada.-me presento. 

-Gracias por tenernos en cuenta, soy la Directora Sofía Linares.-se presenta.-Estaríamos encantados de tenerte en nuestras instalaciones.-asegura mientras mira mi expediente. 

-¿Entonces me aceptaría?-pregunto emocionada. 

-Por supuesto, señorita Becker.-dice con una sonrisa.-Por mí podría empezar mañana mismo, ya que hoy ya están en clases.-explica. 

-Mañana mismo será entonces.- declaro mirando a mi novio quien me regala un guiño. 

-Que buen esposo tiene Señorita, jamás he visto a alguien venir junto a su pareja.-dice, y sin poder evitarlo me siento orgullosa y feliz de tenerlo a mi lado. 

-Es mi novio.-digo con las mejillas sonrojadas. 

-Pues cuando sea su esposo hará un excelente trabajo.-dice mirándonos a ambos. 

-Gracias.-digo sin saber que responder ¿Casados? ¿Podría funcionar? Stop Stephanie apenas están empezando.-me recrimino. 



  Salimos con nuestras manos entrelazadas, con su dedo gordo reparte caricias por mi mano. Ambos estamos felices porque conseguí donde seguir mis estudios. 

  En completo silencio nos subimos a su auto, y comenzamos el camino hacia, pues no sé a dónde me lleva. 
  Me recuesto en la ventana disfrutando del paseo mientras me pierdo en mis pensamientos, han pasado tantas cosas en tan poco tiempo. La relación con mis padres siempre fue tirante, pero nunca nos peleamos tan feo como la última vez, mis padres siempre quisieron que sus hijos sean perfectos, que demostramos que merecemos llevar su apellido. Pero no todo es tan malo, ya que en el momento justo llegó mi sexy novio, es tan compañero y tan comprensivo que me enamora todos los días un poco más. 

-Cariño.-dice Dav haciendo que vuelva a la realidad. 

-Lo lamento, me he perdido en mis pensamientos.-susurro apenada. 

-No te preocupes, cariño. Bajemos.-dice al tiempo que baja y se acerca para ayudarme. 

   Nos encaminamos hacia el lugar, todo se ve hermoso, es obvio que le falta algunos arreglos, como por ejemplo la pintura, entre otras cosas. Una vez adentro, observo todo admirada, el lugar es espacioso, tiene una buena vista y sin poder evitarlo comienzo a imaginarme mil ideas. 

-Esto es bellísimo, podríamos pintar un color deslumbrante, y acomodar un poco, y no debemos olvidar que tiene que tener nombre, o mejor aún puede ser algo como; Despacho Williams-Becker.-digo emocionada sin dejar de observar a mis alrededores.-Y hasta podríamos....-me interrumpo cuando veo de reojo que David me mira sonriente.-Yo a veces suelo hablar mucho, lo siento ni siquiera....-es el quien ahora me interrumpe negando levemente. 

-Eres perfecta cariño, y por supuesto que puedes opinar, no sabes lo feliz que me hace que te sumes a nuestro proyecto. Y respecto a lo del nombre me encanta Williams-Becker.-dice lo último guiñándome un ojo al tiempo que agarra mi mano para dejar un beso en el dorso de esta. 

   Con nuestras manos unidas seguimos nuestro camino, hasta llegar a lo que creo es su oficina, la cual  es bastante elegante. 

-Aun falta cosas por acomodar, pero confío en que muy pronto abriremos las puertas.-dice al tiempo que me acorrala en su escritorio.-Desearía besar esos labios por siempre, pero por el momento podemos practicar.-susurra acortando la distancia que nos separa para seguidamente rozar sus labios con los míos, ansiosos por probarnos nos fundimos en un apasionado y suave beso, que es interrumpido por el ruido de algo rompiéndose y una voz que conozco a la perfección, ambos nos quedamos petrificados, e inmediatamente nos separamos para quedar de frente con la persona que acaba de descubrirnos. 




Buenas, espero que estén bien y que hayan disfrutado del capítulo, y si es así déjenlo en los comentarios. 


¿Quién creen que los descubrió? 


Nos leemos pronto. 


Estefanía... Saludos ❤️ 
 




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