Mi amor prohibido

Capítulo 21: De todo un poco.

Dedicado a: Katia Tarrillo.

David 

   Suspiro frustrado, tengo mi cabeza hecho un lío, preparo el desayuno, ya que mi hermosa novia no tarda en despertar así que me apuro en preparar su leche con avena y frutillas.

   Todo es un caos, una bomba a punto de explotar. Por un lado, está mi mejor amigo que me ha dejado en claro que me matará si me acerco a él, me he cansado de llamarlo, pero me ha bloqueado, hasta lo he ido a buscar a su departamento, pero solo me he ganado que me cierre la puerta en la cara.

    También, está el tema de Steph, que quiere irse cosa que me desconcertó, ya que creí estábamos bien. De todas formas la ayudaré a buscar un lugar, debo cumplir con lo que yo mismo prometí, apoyarla.

   Con respecto a mi padre, lo he denunciado, pero no he logrado nada, ya que no tengo pruebas, y según el oficial pude haber inventado todo para perjudicar la imagen de un hombre respetable. Esto solo me enfurece más, el muy maldito se ha mantenido alejado, y es lo mejor, pero tampoco me da buena espina que este tan calmado. 

  Con relación a mi sociedad con los Becker, ya todo está solucionado, he llegado a un acuerdo justo para ambas partes. Los señores Becker, mis suegros, no se muestran afectados por nuestra decisión y mucho menos por no saber de su hija, es como si ella no existiera, y eso me duele ¿Cómo puede haber personas tan crueles?

 

 

   Y para completarle, ese tipo...que tocó a mí belleza, el muy infeliz es un don nadie, y ha tenido problemas por el mismo tema, acosar a mujeres. Lo que me sorprendió fue ver a mi tierna novia defenderse, ella no se mostró asustada, y si lo estaba lo supo ocultar a la perfección. Su mano estaba inflamada, y es que es tan suave y delicada, así que mientras dormía como un ángel, le puse una pomada para que amaneciera mejor, y me dedique a observarla durante lo que quedaba de la madrugada, no podría dormir con tantas cosas en mi cabeza.

    Me sobresalto cuando escucho el sonido de mi celular, lo agarro de la mesa y al ver el nombre de mi amiga Martina respondo de inmediato, no es de llamarme y menos tan temprano, así que debe ser algo urgente.

 

 

-¿Martina?-pregunto cuando solo se escucha su respiración del otro lado de la línea.

 

 

-Yo... él...estaba con otra.-dice con la voz quebrada, y sé que se refiere al idiota de su novio.-Yo...ni siquiera sé cómo salir de aquí... ¿Dónde estoy?-dice haciendo que caiga en cuenta de que está ebria.

 

 

-¿Estás bien? ¿Quieres que pase por ti?-pregunto con voz suave Intentando calmarla, pero ocurre lo contrario, sus sollozos son cada vez más fuerte, y eso me preocupa, ella es como mi hermana pequeña.-Hermosa, debes calmarte.-pido desesperado al escucharla tan vulnerable.-Sabes que espérame ahí, iré por ti.-le digo para después cortar la llamada, le dejaré una nota a Steph e iré a buscarla, al estar así puede correr peligro.

 

 

-¿Quién es la tal hermosa?-escucho a mis espaldas esa voz que me trae loco e inmediatamente obtiene mi atención, al verla con semblante acusatorio abro los ojos como plato, es que una no me sale bien, ahora creerá que estoy haciendo algo malo.

 

-Cariño, pensé que estabas durmiendo.-digo pensando una excusa para que no se enoje, cosa que descarto de inmediato cuando recuerdo nuestra promesa de no ocultarnos cosas.

 

 

-No cambies de tema ¿Con quién te verás?-pregunta con el ceño fruncido, quedando como la criatura más tierna sobre la faz de la tierra.

 

-Es mi amiga, tiene un problema y debo ir a buscarla, luego te explicaré todo.-digo entre la espada y la pared.

 

-Yo... ¿Le sucedió algo?-pregunta cambiando su semblante, y es que mi hermosa mujercita es el ser más puro, siempre se preocupa por todos.

 

 

-Sí, y por eso debo ir a buscarla.-le explico y ella me observa comprensiva.

 

-Está bien, cariño.-dice agarrando mis dos manos entre las suyas.- ¿Puedo acompañarte?-pregunta en voz baja.

 

 

-Hermosa, debes ir a la universidad. Te prometo que te contaré todo cuando nos veamos en el almuerzo.-digo para seguidamente dejar un suave beso en su frente.

 

-Tienes razón, Dav.-dice sonriendo tímidamente.

 

-Emilio te llevará, debo irme mi vida. El desayuno ya está listo, y no me quiero enterar de que no has desayuno.-digo lo último con seriedad.

 

-Comeré.-dice haciendo que la mire más serio si es posible.-Lo haré, además tengo mucha hambre.-asegura y con eso ya me gano.

 

 

-Nos vemos, cariño.-digo dejando un casto beso en sus labios para seguidamente salir de mí departamento.

 

 

    Me encamino hacia el estacionamiento mientras activo el GPS, si tal vez no es lo más correcto, pero todas las personas que amo tienen un rastreador, cosa que me tranquiliza con todo los enemigos que tengo.

   Sonrío al imaginarme si mi flor se entera, sé que me matará y no me hablara más. 

   Pero debe entender que es por su seguridad, son cosas que se pueden evitar así que no tengo cargo de conciencia.

 

-Buenos días, Señor Williams ¿Desea que lo lleve?-pregunta en cuanto me tiene a lado.

 

 

-No, yo iré en mi auto, solo debes llevar a la señora a sus clases.-le aviso y el termina asintiendo.

 

   Una vez cómodo en el auto comienzo a manejar, por suerte su ubicación me indica que está cerca, mataré al estúpido de su novio por no valorarla, en ese sentido entiendo a Alex, además de sentirse traicionado, tiene miedo de que lastime a su hermana, y es justamente el temor que  siento en estos momentos. 

   Martina es una gran chica, para mí es la hermana que nunca tuve, ambos somos el hombro del otro para desahogarnos cuando tenemos problemas, por eso mismo me preocupa su estado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.