Mi amor prohibido

Capítulo 24: Ataque.

Dedicado a: Danelly Senda.

Stephanie

 

 Perezosa abro un poco los ojos para fulminar a mi querido novio, anoche trabaje hasta las cuatro de la mañana y por lo mismo ahora se me es imposible mantenerme despierta.

 

-Cariño, ya son las ocho y por si no lo recuerdas hoy tienes que ir a la Universidad.-dice David cuando me vuelvo a acomodar en la comodidad de la cama.

 

-Solo cinco minutos más, tengo demasiado sueño.-susurro agotada y seguidamente siento como se hunde el colchón de mi lado.

 

-Steph, creo que lo mejor será que dejes ese trabajo.-dice con cautela y yo quiero decirle que no se meta, pero no tengo ni fuerzas ni ganas.-Sabes que no me gusta interferir en tus cosas, pero no descansas lo suficiente y por si fuera poco tienes que rendir en la universidad. Y no creas que no he notado que estás más delgada y esas ojeras que no me gustan nada como se ven.-me dice mientras acaricia mi brazo.

 

-No puedo dejar el trabajo, no por el momento al menos.-digo al tiempo que me siento en la cama y restriego mis ojos tratando de que desaparezca el sueño que tengo.-Y no estoy más delgada.-digo indignada.

 

-¿Sigues con la idea de alquilar?-pregunta atento, y yo solo suspiro exasperada. Desde que volvimos del viaje hace dos semanas ha intentado convencerme que lo mejor es quedarme aquí, y además ya estamos acostumbrados a compartir, pero no lo sé. Tengo tantas cosas en la cabeza que no sé qué hacer con mi vida, y respecto a mi estado físico y emocional, sé que no estoy nada bien. Las noches de desvelo y el ritmo de la universidad no me ayudan, por el contrario los dolores de cabeza son cada vez más intensos y claramente he bajado unos kilos, pero eso no se lo diré.

 

-Sí, bueno no sé...-digo insegura.

 

-Cuando salgas de la Universidad pasaré por ti para que vayamos a ver los departamentos, y si te convencen te apoyaré, es más yo mismo lo equipare.-me avisa para después dejar un beso en mis labios y caminar hacia el baño. Suspiro frustrada mientras sostengo las sábanas que cubren mi desnudes, a pesar de que ya hemos tenido intimidad hay veces en que me sigue dando pena que me vea desnuda.   Mi primera vez fue más de lo que había soñado, y es que el me trata con tanta delicadeza que me hace ver las estrellas con un simple toque. Recuerdo que después de haberlo hecho dormimos unas horas, y cuando me desperté ya tenía la cena servida. Si David ya era cariñoso, atento y delicado conmigo ahora es muchísimo más.   No tenemos relaciones seguido, ayer fue la segunda vez que lo hemos hecho porque mi novio no quería lastimarme y según él debo acostumbrarme.   Sonrío en dirección a Dav en cuanto lo veo, el responde a mi gesto mientras se va acercando. Una vez a mi lado me levanta en brazos desprevenida, es que tiene esa manía por alzarme cuando estoy distraída.

 

-¿Qué haces, Dav?-pregunto curiosa al tiempo que con una de mis manos aprieto las sábanas mientras que con la otra me sostengo de su cuello.

 

-Te he preparado la bañera, amor.-me dice para comenzar a encaminarse al baño conmigo.- ¿Por qué te cubres?-pregunta intrigado ante mi acción.

 

-Yo...es un poco incómodo.-confieso apenada.

 

-No debes sentirte incómoda, ya he memorizado cada parte de tu cuerpo y créeme que me encanta.-dice al tiempo que me baja haciendo que mis pies toquen el suelo frío.

 

-¿Tú te bañaras conmigo?-pregunto sin pensarlo y al ver su sonrisa de suficiencia me arrepiento de no pensar las cosas antes de decirlas.

 

-No, aunque me encante la idea debemos apurarnos y si me meto en la bañera no te dejaré salir por horas.-me informa antes de salir del baño.

 

  Cuando escucho la puerta de la habitación cerrarse dejo caer las sábanas para seguidamente entrar en la tina. El agua está tibia por lo que disfruto de la sensación agradarle que me produce, me recuesto en la bañera y cierro mis ojos e inmediatamente vienen a mi mente sus caricias, sus besos y la manera en que me hace el amor.

 

    Después, de varios minutos salgo del baño envuelta en una toalla para comenzar a buscar mi ropa, y me apuro cuando veo que estoy llegando tarde, por lo que agarro mi ropa interior, un jeans y una camisa.

 

    Al terminar de vestirme, me peino rápidamente para salir de la habitación y bajar las escaleras. Sonrío feliz cuando llego al comedor y veo a mi novio colocando nuestros desayunos en la mesa.

 

 

 

-Algún día debería preparar el desayuno, pero no me hago responsable si algo sale quemado.-digo divertida captando su atención.

 

-Estoy seguro que amaría cualquier cosa que hagas, cariño.-dice guiñándome un ojo.

 

-Me encantaría probar la delicia de desayuno que has preparado, pero estoy llegando tarde.-explico apenada haciendo que su rostro se ponga serio.

 

-Stephanie, si sigues así vas a terminar en un cama de hospital.-dice con enojo.-No puedes hacer lo mismo todos los días, no duermes nada, no te alimentas bien, no nada.-dice entre dientes.

 

-Dav...-intento hablar, pero me interrumpe acercándose a mí.

 

-No, no vamos a discutir, te pondré el desayuno en una vianda y espero que lo comas.-dice con voz dura, asiento levemente ya que no puedo contradecirlo si lo que dice es verdad, si sigo así enfermare.-Vamos.-dice un poco más tranquilo al tiempo que me pasa la vianda y la cual agarro de inmediato.

 

-¿Estás muy enojado?-pregunto despacio.

 

-No, solo estoy preocupado, amor.-susurra regalándome una pequeña sonrisa que me tranquiliza.

 

-¿Pasarás...?-no puedo terminar mi pregunta por el nudo en mi garganta.

 

-Lo haré, iremos juntos.-dice refiriéndose a lo de buscar un piso para mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.