Mi amor prohibido

Capítulo 30: Superando los problemas.

Dedicado a: Anayeli Love R.

Stephanie

 

   Apenas vi como su sonrisa decayó, supe que nada había salido bien, pero estaba para escucharlo.

 

-Para heredar debo cumplir con unas cláusulas que mi padre dejo estipulado.-me dice y por su manera de decirlo, sé que no le ha agradado nada.-Sabes que no me interesa la herencia, pero mi madre está presionando, y... si no cumplo todo pasaría para mi primo.-concluye dejándome atónica, su padre ha hecho eso a propósito para que él se vea obligado a cumplir con su voluntad.

 

-No te preocupes, cariño. Si tú decides que no quieres la herencia, sé que tú madre te apoyará, no olvides que ella quiere lo mejor para nosotros.-digo tranquilizadora e inmediatamente siento como se tensa, lo sé porque nuestras manos están entrelazadas mientras el maneja.- ¿He dicho algo malo?-pregunto intrigada ante su actitud.

 

-No, no eres tú amor.-dice suspirando con cansancio.-Mi madre... ella cree que debo aceptar, incluso si eso afecta nuestra relación.-informa haciendo que lo observé sorprendida.

 

-¿De qué manera afectaría? ¿Tan grave es?-pregunto comenzando a preocuparme.

 

-Debo casarme y tener un hijo antes de que se cumpla un año de la lectura del testamento.-termina diciendo e inmediatamente me quedo sin habla ¿Será posible?-Lo sé, es una locura, y no pienso aceptarlo.-asegura.-No quiero decir que no desee hacerlo contigo, solo sé que no es el momento, no al menos hasta que ambos tengan algo estable, y decidamos dar ese paso, nunca te presionaría y mucho menos haría algo solo por interés ¿Lo sabes, amor?-pregunta con temor por lo que asiento rápidamente, sé que no lo haría.

 

-No puedo creerlo ¿Por qué cuando estamos saliendo de una entramos en otra?-pregunto refiriéndome a los problemas.

 

-Porque así es esto.-susurra al tiempo que estaciona a unos metros del departamento.

 

-¿Tú madre te ha dicho que estás mejor sin mí, verdad?-pregunto sabiendo la respuesta, no soy tonta, sé que la señora le ha dicho algo, porque de lo contrario no estaría así, no por dinero.

 

-No importa lo que haya dicho, lo que me molesta es que la gente se acerque a nosotros por conveniencia, y lo peor es ver cómo tú te encariñas rápido.-dice con tristeza.

 

-No debes pelear con ella, por mí. La entiendo ella solo quiere lo mejor para ti, tal vez no es la forma, pero me ve como una amenaza para tu futuro.-le explico con tranquilidad, aunque por dentro me muero de miedo de que termine dejándome, todos de cierta manera tienen razón, yo solo lo estancó.

 

 

 

-Es que no tiene por qué meterse, soy adulto y tomo mis propias decisiones, y ni ella ni nadie me hará cambiar de opinión.-asegura al tiempo que bajamos del vehículo para dirigirnos hacia su departamento.

 

   Ambos entramos a las instalaciones agarrados de las manos, nadie vuelve a decir nada, sé que está pensando en mil cosas, porque yo también lo estoy haciendo. No sé si me podría casar, al menos no tan pronto, apenas estamos descubriendo nuestros sentimientos.

 

    Cuando entramos la suelta mi mano para cerrar la puerta, y al hacerlo vuelve a agarrarla para seguir nuestro camino hacia la habitación.

 

-No pienses en eso, cariño. Ya les he dicho que no acepto.-dice cuando se da cuenta de que estoy en las nubes.

 

-Pero... podríamos pensarlo.-digo sin saber porque lo he dicho.

 

-Escúchame bien, Stephanie.-dice al tiempo que nos hace detenernos a mitad de camino para agarrar mi rostro entre sus manos.-No lo haremos, no pienso hacerte la Señora Williams por obligación, el día que te conviertas en mi esposa será porque ha llegado el momento indicado.-dice mirándome con tanto amor, como solo él puede hacerlo.

 

-Te amo tanto, que tengo miedo de salir lastimada.-susurro acercándome un poco para besar sus labios, el me corresponde de inmediato.

 

     Nos besamos sin importar lo que está sucediendo en el mundo, sin ponernos a pensar en todo lo que tenemos en nuestra contra, solo somos dos locos enamorados, que han arriesgado todo por ese amor que crece y crece todos los días.

   Sus manos bajan hasta mi trasero con la clara invitación de que enrede mis piernas en su torso, y así lo hago al tiempo que siento como empieza a caminar hacia nuestra habitación.

   Una vez en la habitación, me deja con suavidad en la cama y se queda unos segundos sin moverse, solo observándome desde allí.

 

-¿Cómo lo haces?-pregunta haciendo que frunza mi ceño en confusión, sin saber a qué se refiere.

 

-¿Qué cosa?-pregunto desconcertada.

 

-¿Cómo puedes cambiar mi día con tan solo una de tus miradas?-pregunta y en consecuencia, siento mis mejillas arder, es lo que provoca cuando se pone en modo cursi.

 

-Tú logras lo mismo, y aunque a veces dudo de todo, mis inseguridades desaparecen cuando te veo, o cuando me hablas de una manera tan única.-confieso.

 

-Te amo, Stephanie Becker.-dice al tiempo que se agacha para apoderarse de mis labios... y así nos volvemos a entregar a la pasión y el amor que no hace falta explicarlo con palabras.

 

***

 

-Así que Alex quiere hacerse cargo de los enanos.-dice sin poder creerlo mientras juntos acomodamos la mesa.

 

-Sí, es algo que me sorprendió, y también cuando me dijo que si había enterado de muchas cosas ¿A qué se habrá referido con eso?-eso es algo que ronda por mi cabeza, y es que aquel día no le preste atención ya que estaba en otra.

 

-No lo sé, y creo que es mejor no saberlo.-dice para quedarse completamente mudo.- ¿Cómo te sientes después de lo que te has enterado?-pregunta atento a cada uno de mis movimientos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.