~Jezabel~
Casi había trascurrido una semana desde el accidente del automóvil plateado. Una semana desde que conocí a mi «protector» o como él se nombró así mismo «mi ángel guardián». Tenerlo lejos era una aureola, pero tenerlo cerca era una tortura, un verdadero martirio de tenerlo día tras día en mi departamento.
─ Creí que tu tarea en la tierra era algo más... ¿Difícil? ─pregunte, mientras me servía un vaso de agua y lo observaba desde el mesón.
─ ¿Y qué te hace creer que no lo es? ─pronunció con otra pregunta.
─ Ya que, todo el tiempo solo lees tú libro ─comente ─ Me imagine que Lucifer debería de estar planeando algo para que los humanos cometieran un... ¿Pecado?
─ ¿Planear? ─preguntó burlonamente─ No tenemos necesidad de hacer aquello ─explica─ Ustedes mismos crean sus propios 'pecados' ─expresó con una sonrisa perfectamente irónica.
El príncipe de las tinieblas, no es como lo describen en los textos. Este no tiene cola, ni colmillos, mucho menos garras o astas. Esta es la razón por la cual existe palabra «perfección».
─ ¿Porque tenías tanta ambición para ocupar el trono de Dios? ─volví a preguntar, mientras salía de mis pensamientos.
─ Nunca quise eso ─indicó solemnemente.
─ Pero en los libros cristianos, dicen que...
─ Solo lo escribieron humanos ─comentó, mientras iba bajando un poco su libro, me observo─ Humanos que siempre buscan tener el papel de los 'buenos' en la historia.
─ ¿Porque nos odias?
─ ¿Porque no odiarles?
Siempre hacia lo mismo, sabía muy bien como librarse de mis preguntas.
─ Si puedo ver a «mi ángel guardián» ─que se supone que es el bueno─ ¿Dónde está mi ángel perverso?
─ ¿Qué te hizo creer que yo era el ángel bueno?
Suspire, tenía razón dudo que él sea mi ángel bueno, pero aun así se sigue llamándose a el mismo «Mi ángel guardián».
Dejé el vaso en la mesa, me dirigí a mi habitación, solo habían pasado seis días exactos y ya lo detestaba tanto como su belleza, su personalidad arrogante y su egocéntrica me sacaban de quicio.
Cuando ingresé a mi habitación, vi que mi celular se encontraba repiqueteando.
─ ¿Amor? ─ conteste la llamada ─ No... ¿Porque? ¿Hoy tienes el día libre? Bueno estaré allí en 15 minutos ─sonreí y colgué la llamada─ ¡Sí! ─grite de emoción por la llamada de James.
Era la hora encontrar la prenda perfecta de mi armario, pero en ese momento la puerta se abrió sagazmente, sorprendida voltee a mirar.
─ Me asustaste ─expresé cuando vi a Lucifer en la puerta─ ¿Qué haces aquí me voy a cambiar?
─ Escuché que gritaste ─se defendió─ Entendí que te sucedido algo...
─ ¡Vete de aquí! ─exclame, realizando una señal claramente para que desaparezca de mi habitación.
─ Cuida tus modales ─expresó amenazante, por lo contrario, le mostré una mueca de disgusto y me volteé a buscar en mi armario.
─ Idiota... ─murmure cuando escuche que la puerta se cerró.
─ ¡Te estoy escuchando! ─grito Lucifer desde el pasillo.
¡Diantres! Me había olvidado por completo de esa habilidad suya.
Cuando ya estuve lista en todo sentido, salí de mi habitación. Me dirigí directamente a la puerta de la salida, intentando ignorar a Lucifer que se encontraba acostado en el sillón, claramente leyendo un nuevo libro. La viva imagen de un lector compulsivo.
─ ¿Estas tratando escaparte de mí? ─preguntó mientras se ponía de pie.
─ Cómo crees ─comente─ Solo pensé que te gustaría leer tu libro cómodamente y en silencio ─finalice mientras abría la puerta.
─ Que considerada eres ─dijo cuándo se acercaba a centímetros de mi─ Mentirosa ─pronunció finalmente para salir.
Me quedé paralizada por un momento, con el pensamiento de un ángel. Pero finalmente cerré la puerta.
─ ¿A dónde iremos? ─preguntó, cuando caminábamos al estacionamiento.
Algunos dicen que la curiosidad mato al gato, bueno yo afirmo que la curiosidad mato al ratoncillo. Porque no me lo imagino tenerlo cerca de mí.
En mi cita con James.
Subimos al automóvil, me ajuste el cinturón de seguridad e ingrese la llave para encender el motor, mientras él se encontraba en el asiento del copiloto muy concentrado en su libro «El Secreto», lo mire por un momento y luego voltee a para conducir.
En el transcurso del camino, el ambiente se volvió muy intenso por lo cual concluí en encender la radio. Apreté el botón de inicio, justo estaba tocando una canción de las que conocía, me emocione al escucharlo, aumente un poco el volumen y comencé a tararear espaciosamente.
─ Baby... What makes you beautiful... ─en eso la música se apagó por arte de magia, gire para lanzare una mirada de enojo a Lucifer, él naturalmente puso su dedo índice sobre sus labios.
─ Silencio ─pronunció despacio.
De nuevo concentre mi mirada a la avenida.
─ ¿Porque mejor no vas volando? ─pregunte fastidiada.
─ ¿Por qué gastar mi energía, si puedes llevarme? ─expresó tranquilamente.
─ No quiero llevarte.
Él solo musito sin ningún interés con la mirada puesta en libro.
─ ¡Así que bájate! ─exclame finalmente, mientras estacionaba el auto aun lado de la pista, el cerro su libro y volteo a mirarme
─ ¿Crees que hago esto porque me agrada?
─ Si Dios te asigno como mi guardián, no tienes porque...
─ Él no tiene nada que ver en esto ─me interrumpe─ ¡Si estoy aquí!, ¡Son por otras razones!
─ Si no eres mi ángel guardián enton...
─ No más preguntas ─expresó─ No estoy de humor para hablar con humanos ─finalizó de mala manera y abrió de nuevo su libro.
Me quedé observándolo por un par de unos segundos, posteriormente dispuse a conducir de lo que restaba de la avenida. Cuando llegue al centro comercial indicado. Estacioné el automóvil y comencé a desajustarme el cinturón de seguridad, antes de abrir la puerta vi a unos cuantos metros a James.