Mi ángel guardián. Segunda Parte

Capítulo 3 Despertar

Tyler

—Venga, ¿por qué sigues aquí? —Kyle me miraba atentamente, a lo que yo solté un gruñido cansado.

Y es que ya llevaba diciéndomelo desde hace tres horas. Estábamos en la cafetería del hospital, donde en un comienzo habíamos tenido de qué hablar, ya que le había dicho todo lo que había pasado hoy, y por supuesto también lo de ayer.

—¡Tyler! —este me llamó, a lo que lo miré sin ninguna expresión—. Anda con Haley, no seas orgulloso.

—Calla, hago lo que me da la gana. Y no me da la gana de ir con Haley. Y para con el tema del orgullo, cierra la boca con eso —le apunté, cabreado.

Este, por su parte, se encogió de hombros.

—¿Acaso vas a golpearme? Porque recuerda que no puedes hacerme nada.

Bien, Kyle se lo había buscado. Me levanté de mi asiento y comencé a caminar hacia la salida del hospital. «Sí hay algo que puedo hacerte. Y es dejarte solo, imbécil».

—¿Vas a buscarla? —este iba por detrás, entusiasmado, a lo que yo volqué los ojos—. ¿Tyler? No me vengas con lo de la ley del hielo —solté un suspiro, cabreado—, eres tan niñato cuando te enojas —este ahora reía, haciendo que me enfureciera más.

¿Por qué siempre reía? Subí el dedo del medio, al igual que Haley la última vez que habíamos establecido palabra, lo que que me dejó con la boca abierta, pues no me lo esperaba para nada del mundo.

—Bien, no me hables, a ver si de esa forma puedes usar bien tu cerebro y reconocer de una vez lo que realmente te pasa con...

—¡Cierra la boca! —me di la vuelta gritándoselo frente a frente.

—Acepta de una vez que te pasan cosas con Haley. ¿Por qué lo niegas?

—¿Por qué les da por meterse en mi vida? Yo me conozco mejor que tú y sé muy bien lo que quiero y lo que no. Así que para de preocuparte por mí y preocúpate mejor por ti.

—¿De qué hablas? No mezcles mi vida con tus...

—Tan feliz todo el tiempo —le corté, soltando una carcajada burlona—. ¿Y sabes qué? Esa chica, tu novia, no va a esperarte sentada a que despiertes el resto de su vida. Ella va a seguir su vida y te va a dejar, esa es la realidad. Mejor preocúpate por eso que por andar metiéndote en la vida ajena.

Kyle había cambiado su expresión a una nunca antes vista en él. Su boca estaba apretada, dándome a conocer una fina línea, en la que sus ojos tampoco ayudaban, parecía que iba a saltar contra mí en cualquier momento.

—Eres un imbécil.

«Créeme que ya lo sé», me dije a mí mismo antes de darme la vuelta y desaparecer por las puertas del hospital, dejando a Kyle atrás.

 

Haley

Necesitaba hablar con Tyler. Y lo necesitaba ahora. ¿Pero dónde? Ya había pasado un día desde mi encuentro con Narco. Ayer me había pasado toda la tarde buscando a Tyler, pero no había ningún rastro de él. Por la mañana había tenido la esperanza de encontrarlo, pero este se esfumó de inmediato, sin darme siquiera el tiempo para contarle sobre mi conversación “interesante”, si se le podía llamar de esa manera.

Ahora caminaba por los pasillos de la escuela con la vista arriba buscando a la maldita mata de cabellos rubios. «Vamos Tyler, aparece», rogaba interiormente. Pero, por supuesto, como siempre, la suerte no iba de mi parte. Lauren Davis venía hacia mí a paso lento pero seguro. Pensé en doblar en uno de los pasillos y de esta forma ahorrarme lo que fuera que quisiera, pero ya no era esa “rata de biblioteca”, y si quería decirme algo que lo hiciera. Con mucho gusto.

—A ver... —esta ya estaba enfrente de mí, mirándome de arriba abajo—. ¿Amarillo con rojo? —la miré confundida—. Y yo que llegué a creer que realmente tenías algo de sentido común...

Miré mi ropa, unos pantalones amarillos ajustados más una blusa roja. ¿Muy mal? Porque realmente había sido un lío por la mañana elegir qué ponerme, puesto que sin Tyler era un desastre con el tema de combinar prendas y verme como una chica... una chica como Lauren. Y hasta ahora ya ni sabía por qué me seguía preocupando por eso. Lauren estaba con esa mueca de asco hacia mí, pero ni le di importancia.

—¿Qué quieres?

—Auch, qué tono que te tenías guardado, cuatro ojos.

Ni lo pensé dos veces, comencé a caminar pasando por su lado, golpeándole el hombro. No iba a dejarle burlarse de mí en mi propia cara, tenía cosas más interesantes que hacer.

—Espera, no te vayas —Lauren corrió hacia mi lado, y me extrañó verla tan preocupada. ¿Qué quería de mí?—. ¿Puedes ser mi tutora en Física? Estoy reprobando.

Y esa era Lauren Davis, directa al grano. Con solo ver su rostro sin ninguna mueca de gracia caí en la cuenta de que hablaba en serio. Carraspeé.

—¿Por qué te preocupa reprobar ahora?

—Porque mi padre me quitará el coche si lo hago —Solté una carcajada—. Vamos, Haley, lo necesito.

—Vamos a hacer como si esta conversación nunca hubiera ocurrido.

—¿Eso es un no?

Seguí caminando con la vista gacha. Lauren, por supuesto, no se quedó atrás, y me siguió los talones. En eso, pude ver a Marie entre la multitud, bostezando como quien no duerme en toda la noche. Me acerqué a ella, esperando que Lauren desapareciera de mi espalda.

—Hola, Marie —le saludé, colocándome junto a ella.

Lo peor era que Lauren seguía detrás de mí. Marie me echó una mirada con sus ojos soñolientos, que se abrieron de par en par al haber reparado en la chica que tenía por detrás.

—Sabía que seguía durmiendo, era imposible que el despertador sonara tan temprano —susurró, a lo que no pude evitar morderme el labio para evitar soltar una carcajada.

Y es que ver a Lauren Davis detrás de mí era algo nunca visto. «Créeme que también me gustaría que esto fuera un sueño», me dije.

—¿Lista para la prueba?

—Nop, mi plan es despertar, hacer ver que estoy enferma y faltar a clases —me respondió, encogiéndose de hombros.

—No estás soñando, Marie —volqué los ojos, ya que al parecer realmente se lo estaba tomando en serio—, si quieres te explico algo antes de que toque el timbre —le animé al ver sus ojos abiertos de par en par.



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 16.04.2020

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