Alex se levantó de la cama sintiéndose renovado y listo para enfrentar su segundo día en la nueva escuela. Después de tomar una refrescante ducha, se dirigió a su armario y eligió cuidadosamente su atuendo del día. Optó por unos vaqueros ajustados y una camiseta de colores vivos que resaltaban su personalidad vibrante. Completó su look con zapatillas blancas y una chaqueta de cuero que le daba un toque de estilo rebelde.
Bajó las escaleras hacia la cocina, donde el aroma del café recién hecho llenaba el aire. Su madre ya estaba preparando el desayuno, sonriendo al verlo entrar. Se sentaron juntos en la mesa, compartiendo una charla amena mientras disfrutaban de un nutritivo desayuno casero.
Mi padre, en pleno desayuno, anunció que íbamos a explorar la ciudad y visitar una escuela cercana. ¡Vaya cambio de planes! De repente, me encontraba en una aventura por las calles desconocidas y los pasillos escolares.
Subí al auto junto a mis padres, sintiendo una mezcla de emoción y nervios en el aire. Cada esquina que doblábamos revelaba nuevos paisajes y oportunidades. Las conversaciones animadas en el auto nos unían aún más como familia.
Cuando llegamos a la escuela, me encontré frente a un edificio imponente. Mis latidos se aceleraron mientras caminábamos hacia la entrada. Las aulas bulliciosas, los pasillos llenos de adolescentes y la algarabía en el patio me daban una idea de lo que me esperaba.
Recorrí los pasillos, preguntándome quiénes serían las personas con las que compartiría este nuevo capítulo de mi vida. Estaba decidido a abrirme a nuevas amistades y sumergirme por completo en esta experiencia. Con cada sonrisa y gesto de complicidad con mi familia, me sentía preparado para afrontar los desafíos que vendrían en este camino desconocido.
Llegamos a la oficina del director, donde nos recibió un hombre serio pero amable. Mi padre y yo nos sentamos frente a él, mientras esperábamos con ansias la respuesta a nuestra solicitud.
— Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlos? - Dijo un hombre con traje y con una cara sería
- Buenos días., pues mire nos acabamos de mudar a esta ciudad debido a circunstancias familiares y nos gustaría saber si hay alguna posibilidad de que ingrese a esta escuela -Dijo mi padre
- Entiendo. ¿Alex, cómo era tu comportamiento en tu escuela anterior? - Dijo con una voz gruesa y mirándome a los ojos
- En general, era un buen estudiante. Siempre traté de ser respetuoso con mis profesores y compañeros, y me esforzaba por cumplir con mis responsabilidades académicas -Le respondí un poco penoso.
- ¿Recibiste alguna sanción disciplinaria o tuviste problemas de conducta? -Pregunto el director.
- No, nunca recibí ninguna sanción ni tuve problemas graves de conducta. Siempre traté de mantenerme fuera de cualquier conflicto -Respondí mirándolo a sus ojos.
- Entiendo. Me alegra saber que tienes un historial positivo. Tomando en cuenta las circunstancias especiales de tu situación, revisaré las plazas disponibles en tu grado y te daré una respuesta -Dijo el director.
Mi padre y yo esperamos con nerviosismo mientras el director examinaba los registros y consideraba nuestra solicitud.
- Bueno, Alex, después de revisar tu expediente y considerar tu situación, hemos decidido que puedes ingresar a esta escuela de forma inmediata. Tenemos algunas plazas disponibles en tu grado -Después de hacernos esperar unos minutos.
- ¡Muchas gracias, director! Apreciamos mucho esta oportunidad -Dijo mi padre feliz.
- Estoy aquí para ayudar a los estudiantes y facilitar su transición. Les deseo a ambos mucha suerte y éxito en esta nueva etapa -Dijo el director mientras extendía su mano a hacia mi padre.
Mi padre y yo salimos de la oficina del director con una mezcla de alegría y alivio. Era un nuevo comienzo para mí, y estaba emocionado por las posibilidades que se abrían ante mí en esta nueva escuela.
Al salir de la oficina del director, caminé junto a mi padre por los pasillos de la escuela, sintiéndome aliviado por haber sido aceptado. Mientras avanzábamos hacia la salida, reconocí a alguien familiar en el vestíbulo. Era Daniel, el chico que vivía al lado de nuestra casa.
- ¡Hey, Daniel! ¡Qué sorpresa encontrarte aquí! - Le respondí con un saludo
Daniel se volvió hacia mí, mostrando una sonrisa de alegría al verme.
- ¡Alex! ¡Hola de nuevo! No esperaba verte por aquí. ¿Te aceptaron en esta escuela? - Me pregunto-.
- Sí, Daniel. Me han aceptado. Estoy emocionado por comenzar aquí. Te presento a mi padre, él es el vecino de al lado -Le dije feliz.
- Mucho gusto, Daniel. Aprecio que hayas sido amable con mi hijo. Parece que serán compañeros de escuela- Saluda mi padre con una mirada.
- El gusto es mío, señor. Alex y yo nos llevamos bien desde el primer día que nos conocimos. Estoy seguro de que seremos buenos amigos en esta escuela también- Alex entiende la mano para saludar a mi padre.
- Me alegra escuchar eso. Bueno, Alex, es hora de que volvamos a casa. Nos vemos más tarde, Daniel - Mi padre le regresa el saludo y nos vamos.
Nos despedimos y continuamos nuestro camino hacia el auto. Mientras nos alejábamos de la escuela.
Al llegar a casa, entré emocionado y me dirigí directamente hacia mi madre, quien estaba en la sala. Le conté la buena noticia de que fui aceptado en la nueva escuela.
— ¡Mamá, mamá! ¡Me aceptaron en la escuela!- Llegue a casa contento buscando a mamá.
Mi madre, con una sonrisa en el rostro, me abrazó con alegría.
— ¡Eso es maravilloso, Alex! Estoy muy orgullosa de ti. Ahora tienes una nueva oportunidad para brillar. ¿Qué te parece si empezamos a prepararte para el primer día de clases? - Dijo mi madre asombrada,
Alex: ¡Claro, mamá! Estoy listo para eso. ¿Podemos ir a comprar ropa nueva y material escolar?
Mi madre asintió con entusiasmo.