Mi Conocido Esposo.

SALVATORE

 

 

  El señor Rossi, se ha quedado sin habla, mirando a Salvatore gritándole de esa manera. No entiende de que cartas habla, ni cuando su mamá le pidió ayuda. Jamás lo hizo. Salvatore, se ha quedado delante de él mirándolo con una mezcla de furia y dolor, mientras trata de secar unas lágrimas que ruedan por sus mejillas. El señor Rossi, se levanta y lo abraza, Salvatore trata de zafarse de su agarre, pero él no lo deja. Lo abraza con todas sus fuerzas. Le duele en el alma, ver el dolor de su hijo.

— ¡Salvatore hijo escúchame, jamás supe de ti hasta hace unos días! ¡Tu mamá nunca me escribió! Nunca recibí una carta de ella. Tienes que creerme hijo mío. ¡Voy a hablar con tu mamá, para aclararlo todo hijo, te lo prometo! Pero una cosa te puedo asegurar. ¡Si yo llego a enterarme de que tenía un hijo con tu madre, me hubiera arrodillado todo el tiempo que fuera necesario delante de ella, hasta que me perdonara y me dejara vivir con ustedes! Créeme hijo, solo hace poco conversando con Eve, y recordando la historia con tu mamá, fue que até cabos y sospeché que podías ser mi hijo. Cálmate y te contaré todo lo que yo sé, tú me contarás tu historia, vamos hijo, sé que me porté muy mal con tu madre. ¡Pero te juro, que no supe nunca de tu existencia! ¡Si lo llego a saber, te hubiera reconocido y criado a mi lado!

 

 Todavía, sostiene un rato más a Salvatore en sus brazos, hasta que siente que se tranquiliza, lo hace sentar a su lado.

— ¿Cómo está Eve? —. Pregunta Salvatore

— Eve, salió bien de la operación. Dice que muchas gracias.

— ¿Salió bien? ¿Por qué me da las gracias?

— No lo sé, me dijo que te dijera eso. Y que es feliz, porque eres su hermano. Parece, que la sangre los unió desde pequeños.

— Si, yo la quise desde la primera vez que la vi de niños, me gustaba jugar con ella. Nunca la olvidé, la recordaba con mucho cariño.

— ¿Quieres, que te cuente lo que le hice a tu madre?

 —Sí, quiero que me cuentes todo. Quiero entender, por qué no te he tenido en mi vida. Con la enorme falta que me hiciste.

— Perdóname hijo. Pero soy feliz de que lo seas. Me duele mucho, no haber estado a tu lado.

— ¿De veras no sabías nada? ¿Tus padres tampoco lo sabían? ¡Mi mamá, era la secretaria de tu papá!

— Hijo, si lo sabían nunca me lo dijeron. Ellos, dejaron de hablarme.

— ¿No te hablaban? ¿Es verdad que te desheredaron?

— Eso creía yo. Pero sabes, me tenían una sorpresa

— ¿Una sorpresa?

—Si, el otro día fuimos al banco, para sacar todo mi dinero, para salvar la empresa de Gabriel, y me enteré, que somos millonarios.

— ¡¿De veras?! ¡¿Eres millonario?!

— Soy no hijo, somos, tú también lo eres.

—Papá… comienza hablar Salvatore y se detiene sonriendo tristemente.

— ¿Por qué te detienes, dime hijo? Pregúntame lo que quieras, te diré la verdad.

— No es nada, toda mi vida anhelé poder decir esa palabra, papá.

— Pues hijo, de ahora en adelante la podrás decir todo lo que quieras, me sentiré feliz de oírte llamarme así.

— ¿De veras? ¿Me vas a reconocer como tu hijo?

—¿Por qué preguntas eso? ¡Claro que te voy a reconocer! ¡Ya llamé a mi abogado, y le dije que fuera realizando los trámites, para reconocerte con todos tus derechos de mi hijo mayor! A partir de mañana, eres el director de la farmacéutica, Evelin no puede.

— No puedo hacer eso.

— ¿Por qué no? Tienes tu título, y puedes con ese trabajo, yo te ayudaré.

— Puedes contarme primero, que pasó entre tú y mamá.

— Está bien, vamos a la cafetería, muero por un café.

 

 Se ponen de pie y se dirigen a la cafetería, llegan compran un café y se van a sentar en una mesa alejada de todos. El señor Rossi toma su café lentamente, mientras mira a Salvatore. Aspira hondo y comienza hablar.

— Hijo, no es agradable lo que te voy a contar, y quizás me odies por ello. Pero te lo voy a decir. Elvira y yo, nos enamoramos cuando teníamos trece años, me parecía la chica más hermosa del mundo, la amé de veras hijo, es a la única mujer que realmente he amado en toda mi vida. Pero me porté muy mal con ella. Estuvimos juntos hasta los quince años, ya sabes, al finalizar la preparatoria, siempre queremos tener sexo con nuestras novias. Ella, me había prometido que lo haríamos, cuando fuéramos a un festival de música en Reno, estuvimos bebiendo durante el festival, luego fuimos a un motel, ella se arrepintió en el último momento, pero yo no me detuve.

— ¿Y fue cuando me hiciste a mí?

— Sí, fue ese único día que yo estuve con tu madre. Después, ella me perdonó y seguimos de novios, pero no volvimos a tener sexo.

— No entiendo, mi madre te perdonó después que hiciste eso. ¿Por qué te odia entonces?

— Pues verás, no es una justificación. Tu madre, no quería tener sexo conmigo, aunque seguíamos juntos, el día que fui a pedirle perdón, con un ramo de flores y le iba a proponer matrimonio. Ella, me insultó de una manera muy dura, y aunque seguimos juntos, me dolió mucho en aquel entonces, lo que me dijo. Luego,  apareció la mamá de Eve, tan hermosa y liberada, me fue para arriba enseguida sin yo enamorarla, me satisfacía en todo lo que yo quería sin pedírselo, que pensé, que estaba enamorado de ella, dejé a tu madre, y me fui América.




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