Al amanecer esperé que Fabio se fuera a su trabajo para empacar mis cosas, me llevaré solo lo necesario, termino de hacer todo para bañarme y vestirme, cuando estoy lista trato de tapar el golpe con maquillaje, pero no funciona mucho, no puedo llegarles así a mis padres.
Erick me llama y le contesto rápidamente, él está apareciendo cuando más lo necesito.
—Livi, ¿dónde estás? ¿fuiste a trabajar?
—No fui, puedes ayudarme por favor…
—Claro, por supuesto.
—Estoy en casa de tu hermano, ven por mí y no preguntes, ¿sí?
—Está bien.
Cuando colgué solo me moví rápido en dejar las dos maletas en la entrada. A los pocos minutos Erick estaba llegando en su patrulla de policía, se bajó rápido del auto para ayudarme y yo no me atreví a mirarlo a la cara.
No esperé que me ayudara a subir al auto, no quería que me preguntara nada, como no hablamos en todo el camino me trajo a su casa.
Al entrar rompió el silencio.
—¿Qué es lo que está pasando?
—Me voy a separar de tu hermano, ya no lo soporto más, mis padres están molestos conmigo por la decisión de atar mi vida a la de Fabio sin estar enamorada de él y tienen razón, soy una maldita infeliz. Fabio solo me ha dado malos tratos, malos ratos y lo poco que lo llegué a querer se desvaneció. En realidad, Erick… en estos momentos no quiero que mis padres me vean así.
—¿Por qué te casaste con él entonces? ¿Por qué aguantar tanto si pudiste dejarlo antes?
—Porque tú me dejaste, en la secundaria no supe más de ti, desapareciste—rompí en llanto, Erick quiso acercarse, pero le hice seña para que se detuviera—. Te estuve esperando y quise esperarte por más tiempo del que ya lo hacía, pero después de varios años te vi muy feliz en la cafetería a la que solíamos ir y a la que yo iba cuando te extrañaba, estabas con Elena y se veían felices, me decepcioné tanto que le presté atención a tu hermano que me daba detalles y me dedicaba tiempo en aquel entonces, me casé con él por miedo a la soledad, pensaba que nadie me iba a querer y prestar atención de verdad y…
Quería seguir hablando, pero cerré la boca cuando de pronto lo tenía frente a mí.
—Livi… ¿tú aún me quieres?
—Siempre te he querido, jamás he dejado de quererte.
—Mírame. Hazlo por favor.
No quería verlo porque se daría cuenta, pero ya era inevitable. Cuando conecté mis ojos con los suyos me sentí como cuando era adolescente, estaba viendo a mi Erick nuevamente con los mismos ojos de antes y me sentía igual que años atrás, cosa que ya extrañaba… sentirme viva otra vez.
Él me miraba tal cual como cuando me profesaba hermosas palabras de amor, pero de pronto su mirada se paseó por mi rostro y su gigante sonrisa se borró de inmediato.
—Livi, dime… ¿cómo te lastimaste el labio? Y no creeré nada si me dices que te caíste.
—Erick yo… siento que me veas así, pero necesito que me ayudes, deseo separarme de tu hermano cuanto antes y tampoco puedo irme a casa de mis padres en este estado, ¿puedo quedarme contigo?
—Sabes que cuentas conmigo, mi casa es tu casa. ¿Mi hermano se atrevió a golpearte?
—Yo lo provoqué, le dije cosas horribles, le grité y eso me hizo sentir mejor, pero no pensé que me golpearía.
—Una mujer que reprime todo lo que le hacen reacciona de esa manera, en algún momento explotas y no hay vuelta atrás. Escucha, con la actitud de mi hermano ayer no pude evitar investigarlo y lo mejor es que igual lo dejes. Tiene dos denuncias por golpear a dos de sus amantes, la casa la apostó y la perdió hace unos días, tiene un hijo de un año con una mujer que nunca he visto y que al parecer cuando no llega a casa se queda con ella. Además, tu matrimonio nunca fue legal, solo fue un montaje así que estas soltera y te puedes saltar todo ese papeleo del divorcio—cada palabra que dice no la puedo creer—. Liv, siento que hayas perdido tanto tiempo de tu vida con la persona equivocada para ti, lo hablaremos, recuperaremos el tiempo perdido y te contaré cosas que no sabes. Ponte cómoda y descansa, te quedas en casa.
—¿A dónde irás?
—A darle una lección a mi hermano, jamás debió tocarte.
—Por favor no vayas.
—Lo siento Livi, pero no puedo complacerte, ese hijo de perra tiene que saber que hay alguien dispuesto a defenderte y dar la cara por ti. Jamás dejaré que nadie te haga daño, no mientras yo este cerca o vivo.
—Erick…
—Volveré y no le abras la puerta a nadie ok.
Me había quedado dormida en el sofá, veo la hora y son casi las ocho de la noche, me sentía nerviosa y ansiosa, Erick nada que llegaba y lo menos que quería era que se metiera en problemas.
Recorrí un poco el lugar y todo está muy ordenado, limpio y decorado muy bien, se nota que vive un soltero aquí. A los pocos minutos escucho un auto estacionarse y por la ventana puedo ver claramente a Erick.
Abro la puerta corriendo y noto que trae unas bolsas.
—Hola Liv, supongo que debes tener hambre. Traje comida china, tu favorita.
—Gracias, pero no comeré nada hasta que me digas que pasó.
—No pasó nada por lo que tengas que preocuparte—coloca las bolsas en la encimera de la cocina mientras se mueve en busca de unos platos—. Mi hermano se recuperará pronto, espero que le sirva de lección.
—¡Qué locura has hecho, Erick!
—Solo lo mandé al hospital unos días. No es grave, estará adolorido nada más. Se lo merecía.
—Solo no quiero que te metas en problemas por mi culpa.
—Tranquila que no lo haré.
Cenamos en completa calma, en medio de risas y de ocurrencias de parte de Erick, por un momento sentí que aun éramos novios, es que Erick siempre se encargaba de ser como es ahora.
—Siempre adoré verte sonreír y, también te eché de menos como no tienes idea.
Dice de pronto y me quedo pasmada, pero tenía que encararlo por todos esos años en los que no me escribió y cerrar esa etapa de mi vida que aún duele.
—Al parecer no fue así, no me extrañaste nada y yo lloraba por ti todas las noches. No sabes cómo fue mi vida en aquel entonces, entré en depresión, el no saber de ti me mataba por dentro. La pasé demasiado mal cuando años después te vi con Elena, me hubieras dicho que ya no me querías, que ya no me necesitabas más y mucho menos me hubieras dicho palabras tan lindas que hasta el día de hoy todas duelen. Tú también me has hecho mucho daño Erick.
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Editado: 07.01.2025