cicatrices...
No es fácil haber cruzado por experiencias que dejan heridas muy ondas en el corazón.
El desgraciado fantasma azotaba mi alma dejando mas heridas, pero aprendí que yo siempre fui quien le permitió tal hecho, en mí siempre estuvo el poder de echarlo fuera y comenzar de nuevo sin mirar atrás, solo viviendo el presente.
Aunque el tiempo sane las heridas siempre quedaran las cicatrices; marcas que nosotros mismos decidimos como queremos que queden en nuestras almas; marcas de tristezas o marcas que nos recuerden lo fuerte y valiente que fuimos al dejar que se volvieran cicatrices y no heridas mortales que desangran tu cuerpo hasta morir.
La isla se convierto para mí el lugar donde inicio nuevamente mi felicidad; aprendí que la felicidad solamente son esos pequeños lapsos de tiempo que llegan inesperadamente, aquellos momentos que ayudan a cicatrizar heridas causadas por un desastroso y triste pasado...
Todas las tardes acostumbre a sentarme en el muelle, la brisa acariciaba mi cuerpo como acaricia el plumaje de un ave, el cielo era tan azul como el mar, un profundo azul como la mirada de aquella criatura que era parte de mí y de Stefan.