Mi don te atrae

Capítulo 1

- ¡Emma! Baja rápido o llegaras tarde en tu primer día -grita Laura o “Ma” como he logrado llamarla en los dos últimos años.

Aunque parezca extraño para los amigos de la familia usar una abreviatura de esa palabra para llamarla, Laura me entendía y no tenia intención de presionarme más, ella y Roth son las personas más compresivas y pacientes del mundo.

- ¡Bajo! -logro que mi voz no muestre lo nerviosa que estoy.

No es como si fuera mi primera vez en un instituto, pero si la primera en este continente, con costumbres tan diferentes a las que había logrado aprender en New York.

A pesar de que Laura y Roth me enseñaron pacientemente todo lo que había en su tierra natal, mis nervios no disminuían, si antes había logrado apenas pasar de ser un bicho raro en la cuidad que habíamos vivido durante varios años por culpa de mis problemas, ahora me sentía como el primer día que salí del hospital, viendo un mundo completamente nuevo.

Como un siervo cegado por las luces del auto que lo iba atropellar.

Dejo que un último suspiro se escape de mis labios antes de entrar, con lo que pienso es una brillante sonrisa, en la cocina.

- Buenos días Ma -saludo cálidamente a la alegre figura que se movía al ritmo de la música en la cocina.

- Oh nena, ven ven, come rápido o lamentaras perderte la inauguración del primer día -dice mientras me señala con su espada en forma de espátula, el plato colocado a un lado.

Rápidamente muerdo una tostada antes de que se de cuenta del temblor de mis labios. Si Will aun estuviera a solo una calle juro que lo arrastraría fuera de su casa hasta que sus costosos vaqueros quedaran llenos de barro. No puedo creer como había hecho que una dama como Laura, criada desde su niñez en Inglaterra, con modales tan impecables, se viera cada vez más como una neoyorquina. Aunque no es malo que pueda aflojar sus acciones en casa, después de tantos años en otro país, aun me resulta vergonzoso el “nena” que sale de vez en cuando de su boca.

Recordando como siempre le había gustado llamarme “mi pequeña” a pesar de haber crecido rápidamente y estirarme constantemente mas halla de su cabeza, nunca imagine que por solo un comentario de mi tonto amigo quedaría tan enganchada con esa forma de llamarme. Si lo hubiera previsto jamás hubiese llevado a Will a nuestra casa, aunque llorara en medio de la calle.

Ahora solo puedo consolarme pensando que lo dice como si yo fuera un pequeño cachorro.

- ¿Pa salió pronto por trabajo? -pregunto masticando lentamente mi segunda tostada, esperando que Laura no se de cuenta de mi clara intención de no asistir a la inauguración.

- No, no te preocupes nena, solo salió por unos víveres para la noche, me prometió llegar a tiempo para llevarte al instituto -lo dice mientras agita despreocupadamente su espada.

Una ligera sonrisa se forma en mis labios, me alegra verla tan despreocupada no como la dama un poco rígida que era.

- Aunque no sé cuánto más demorara, me gustaría servir su plato de una sola vez, pero no quiero que se enfrié… -sus ultimas palabras salen como un mascullo entre sus dientes.

Otras personas pensarían que sus acciones son impacientes sin poder esperar, pero solo Roth y yo sabemos que solo es parte de su personalidad el querer terminar de hacer de una sola vez lo que comenzó sin pausas, pero no es irrazonable, sabe cuando parar si es necesario.

Tomando un sorbo de mi café cierro los ojos dejando que el hormigueo bajo mi piel se extienda fuera de esta. Al poco tiempo parpadeo y digo a la ligera.

- Puedes servir Ma, tengo una corazonada de que Pa estará aquí en menos de un minuto.

Girando su cabeza hacia mí veo como esos bonitos rizos rebotan atrayendo la luz del sol volviéndolos mas dorados, sus chispeantes ojos me miran con picardía.

- Siempre puedo contar contigo Emma, si tu lo dices puedo estar segura de terminar rápido con este plato -lo dice sin tener ninguna duda de mis palabras.

Aunque esto es normal, a lo largo de los años me he asegurado de que piensen que tengo una muy buena “intuición” para las cosas, lo suficiente para ser seguro.

Y tal como dije, antes de tomar mi ultimo bocado de café, Roth apareció en la puerta principal con varias bolsas en sus brazos, sonriendo hacia donde estamos Laura y yo, a pesar de que la distancia no es tan cercana puedo ver claramente como su garganta se mueve ante la tentadora fragancia de la comida.

- Buen día Pa -no puedo evitar que mi voz lleve un rastro de risa.

- Buen día para nuestra nena también -lo dice con el mismo todo de mi voz- ven y ayuda a tu padre que pronto será enterrado bajo todas estas bolsas.

Con la comisura de mis labios ligeramente torcidas me acerca rápidamente para ayudarlo, no esperaba que mi pequeña e inofensiva burla diera vuelta en U y me golpeara directamente.

Una vez que los brazos de Roth están libres, deposita un rápido beso en mi coronilla y se acerca velozmente a la cocina, como si llegar un paso mas tarde alguien le arrebataría su precioso desayuno. Después de dar un cálido beso en la cabeza de Laura, sus garraras no aguantan más, sosteniendo la tostada aun humeante recién colocada en el plato.

No puedo evitar rodar mis ojos ante la obvia traición de dejar a su hija sola en medio de la puerta con tantas cosas, por comida.

- Roth apresúrate, tienes que llevar a Emma pronto al Instituto

Me lamento ante la urgencia de Laura, ella realmente no se olvidará de su misión de querer que su pequeña hija sea parte de un grupo desde el primer día.

Aprovecho mi altura para girar mi cabeza y hacer señales con los ojos a Roth para que pueda ayudarme a retrasar un poco mas el tiempo, mientras guardo lentamente las compras.

Cuando nuestras miradas se encuentran se que puedo calmarme, Roth siempre me ayuda a evitar situaciones que me resultan incomodas.

Sin mas preocupaciones, termino de una sola vez mis acciones y subir a mi habitación, no sin antes darle un poco de tranquilidad a Laura.




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