Mi Dulce Ángel

CAPÍTULO II

El viaje fue largo y agotador. El duque se encontraba realizando unos negocios en Bath cuando llegó una misiva de su madre, la cual lo dejó preocupado.

"¿Se habrá enfermado?" Se preguntó preocupado. No había en Londres algún otro caballero que amase más a su madre que el duque de Brishwood.

Rápidamente mandó a empacar sus pertenencias y el carruaje. Una vez listo todo salió con presura hacia la casa de su madre.

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Mientras tanto en la Mansión Hamilton una dama engarabateaba sus dedos con nerviosismo, puesto que solamente faltaban dos días para el fatídico baile de compromiso.

Estaba nerviosa, nunca había asistido a un baile y organizarlo sola habia sido una tarea difícil. No hacía falta casi nada, la joven pudiese pasar como experta a la hora de realizar bailes con presura.

Invitó a toda la sociedad londinense por pedido de su padre, eso incluía a su entrañable amiga Lady Jannet, quien dio aviso de llevar a un misterioso acompañante. Eloise sospechaba que era su hijo, si bien no lo conocía en persona, su amiga no dejaba de mencionarlo en cada visita.

Por lo que sabía, al morir el antiguo duque y heredar el título, Lord Brishwood pasaba largas temporadas lejos de su madre quien se sumía en la tristeza y soledad. 

Se conocieron un día de casualidad en una tienda, su padre había salido de viaje y ella quería aprovechar para salir.Caminaba por la tienda viendo listones cuando tropezó con la duquesa.

-¡Oh!, lo lamento... No.. No fue mi intención incordiarla milady-se disculpó Eloise con cabeza gacha.

-Tranquila cariño-dijo la duquesa en tono conciliador-fue un accidente, pudo ocurrirle a cualquiera.

-Muchas gracias excelencia, que tenga un lindo día-se despidió la joven con presura.

-¿Cuál es tu nombre, querida? Nunca te he visto en ningún baile-comentó con perspicacia Janneth-Aunque tu rostro me resulta familiar.

-Soy Lady Eloise Hamilton, hija del conde de Essex. Aún no he sido presentada,-dijo la joven-como puede ver estoy guardando luto a mi difunta madre-prosiguió.

-Entiendo querida, tu madre fue una gran mujer-mencionó con melancolía.

-¿Conoció a mi madre?-cuestionó Eloise con curiosidad.

-Era una gran amiga mía, de las más allegadas. A decir verdad, eres idéntica a tu madre-comentó con cariño.
Desde ese día, hace más de dos años se creó una hermosa amistad. Una donde el cariño era enorme, donde Eloise se sentía querida por alguien desde la muerte de su madre y Lady Janneth no volvia a sentirse sola jamás.

Las cartas iban y venían entre ambas, a pesar de la diferencia de edades congeniaron bastante. La duquesa ya se había enterado quien era el fururo prometido de su protegida. Esperaba poder hacer algo, no podía dejar a esa joven en manos de ese tirano, quien podría ser peor que su padre.

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Por la noche fue anunciada la llegada del duque y su madre no podría estar más dichosa. De inmediato mandó a servirle la cena y preparar su habitación.

Cenaban con tranquilidad hasta que el duque habló:

-Madre, ¿Qué es eso tan importante que ibas a Comentarme?

-Querido, disfruta de tu cena y descansa, fue un largo viaje. Necesito que tengas la cabeza fría para hablar de éste asunto-contestó con tranquilidad, sembrando dudas en la cabeza de su hijo.

A la mañana siguiente fue inevitable el tema de conversación.
-Madre, ¿Para que has mandado a llamarme? Dijiste que era urgente pero te veo completamente sana, por lo que es fácil deducir que no estás enferma.-comentó Andrew.

-Hijo mío, claro que no estoy enferma. Si te he mandado a llamar es para que me ayudes con algo qur si podría llevarme a la muerte-dramatizó.

-Madre, dime que te apena a tal grado de poder matarte-interrogó un poco irritado con la exageración de su madre.

-Ya sabes hijo, que pronto debes casarte. Necesitas herederos y yo quiero vivir para ver a mis nietos-"otra vez con lo mismo" pensó-Por lo mismo pensé en una solución tanto para tí, como para mi aflicción.

-Madre, sabes que no me siento listo para un matrimonio.-dijo haciendo sopesar a su madre esas palabras, ella conocía el porqué de su reticencia.

-Hijo mío, te comprendo, créeme que lo hago-suspiró sentándose con gesto dramático-pero, necesito tu ayuda, esa joven corre peligro.

-Explícate madre, ¿De qué joven hablas?-indagó con interés, era raro que su madre se preocupara por una joven de la cual nunca le ha hablado.

-Es hija de una difunta amiga mía, su padre es un rufián que desea casarla con Lord Northwest-al escuchar ese nombre el duque se tensó, había escuchado hablar de él muchas veces y en ninguna de ellas decían algo positivo-mañana es el baile de compromiso, necesito que me ayudes a evitarlo.

-No veo forma alguna para hacerlo, madre. A menos que...-pensó en muchas cosas, pero en ese momento una idea un poco radical hacía eco en su cabeza.

-Dime hijo, no dejes que la duda me carcoma-exclamó la duquesa complacida por lograr su cometido.

-Sabes que no soy un buen samaritano, pero por tí, madre, estoy dispuesto hasta a morir-besó su mano y explicó detalladamente su plan.

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Eloise se movía nerviosa de un lado a otro en su habitación, no quería bajar al baile, no quería que todo Londres viera como su padre la había vendido. Quería escapar pero sabía que era imposible, el conde muchad veces la pilló intentandolo y el castigo fue realmente doloroso.

Se dio un baño en aguas con escencia de vainilla, colocó sobre su piel un vestido plateado con delicados bordados color perla en la falda, el corsé era demasiado ajustado, el escote era sencillo, sus pechos resaltaban pero no de forma indecorosa.

En el cabello le hicieron un recogido trenzado con algunos rizos de su cabello oscuro sueltos en el rostro. Con un poco de polvo de arroz y colorete en las mejillas estaba lista, sus ambarinos ojos se notaban tristes.



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En el texto hay: secretos, amor, odio

Editado: 20.11.2020

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