Estaba acabada, su padre la mataría. Justo en su fiesta de compromiso la encontraron en una situación comprometedora con alguien a quien no conocía.
-Lord Hamilton, estaré aquí mañana para pautar lo correspondiente para la boda, lamento haber incordiado.-dijo el duque con sátira.
-Más le vale Brishwood, no quiero quedar en ridículo, o mejor dicho más de lo que ya hemos quedado.-dijo el conde maldiciendo para sus adentros, sería capaz de matar a esa chiquilla. Tendría que hablar con el vizconde, ya había gastado el dinero que pagó. Estaba arruinado.
Eloise fue directo a dormir, no quería ver a su padre, pues sabía que si se presentaba frente a él la mataría.
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A primera hora del día siguiente, el duque estaba arribando a la mansión de los Hamilton. Estaba tranquilo pues sabía que el conde no podria negarse.
-Buenos días, Lord Hamilton-saludó una vez en su despacho-Vengo a hablar sobre el compromiso.
-Verá excelencia, la mano de mi hija ya estaba prometida. Usted es hombre e imagino comprende que di mi palabra a un hombre que dio una buena suma por ella-dijo sin más, la cara de estupefacción del duque no tenía comparación. ¿Vender a su hija? Por muy en ruina que esté, eso es lo mas vil que puede hacer un padre.
Tenía que hacer algo y aunque le costase unas miles de libras se casaría con ella, sino su madre jamás le dirigirá la palabra nuevamente.
-Entiendo que su hija es valiosa, por lo cual le daré diez mil libras por su mano.-decretó, esperaba no arrepentirse. Pese a que el dinero le sobraba, pensaba que no era conveniente pagar por la mano de una joven.
-Me parece bien, ¿Para cuando se estaría celebrando la unión?-preguntó sin interés, era una suma considerable, al menos su hija servía para algo. Luego arreglaría las cosas con el vizconde.
-Debo viajar prontamente, por lo cual la boda será en una semama-pautó con seriedad-los gastos corren por mi cuenta.
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Eloise despertó pensando en su primer beso, en como sintió en carne propia el calor abrazador que pensó jamás sentiría. Esos labios y esos ojos que se grabaron en su mente con fuego. No estaba enamorada, pero si estaba experimentando sensaciones que nunca había sentido.
Se aseó y colocó un vestido celeste sencillo, sin nada de crinolona porque le incordiaba. Se asomó por la ventana de su habitación y vió llegar el carruaje del Duque, su estómago dio un salto y se escondió tras la ventana antes de ser descubierta.
Tenía la seguridad de que su padre negaría el compromiso, puesto que ya su mano había sido dada al vizconde. No creía poder soportar siquiera un sólo roce de lord Northwest, ese hombre le causaba repulsión.
-Milady, su padre la espera en el despacho-avisó su doncella sacándola del ensimismamiento.
-Iré en seguida-dijo con prisa y caminó lo más rápido posible para no enfadar más al conde.
Tocó la puerta tres veces hasta que le fue permitido entrar.
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-Pase-dijo el conde hacia la persona tras la puerta.
-Buen día padre-esa voz melodiosa lo hizo enfocarse en la pequeña figura que estaba cabizbaja.
-Levanta la cabeza Eloise, tenemos un invitado-hizo como ordenó su padre y cuando esos orbes dorados le enfocaron, todo lo que estaba alrededor desapareció para él.
Tenía el rostro sonrosado, el cabello castaño lo tenía semirecogido y vestía un vestido celeste que hacía ver su piel aún más blanca, notó que no llevaba puesta crinolina por lo que se notaban unas pequeñas curvas en su cuerpo.
-Buen día milord-le saludó con una reverencia.
-Buen día milady, es un placer volver a verla-el rostro de la joven no podía estar más rojo, inconscientemente le dieron ganas de acariciarle la mejilla, pero tuvo que contenerse.
El carraspeo del conde los sacó de sus ensoñaciones-Eloise, debido al espectáculo que protaginizaron ayer, tu boda con el vizconde Northwest se cancela. Te casaras con el duque Brishwood aquí presente en una semana.-sentenció no dando pautas a negaciones de parte de la joven.
Se estaba atando la soga al cuello por si solo, pero había algo que lo hacía querer seguir, no lograba entender que era.
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Se sentía tranquila pero a su vez ofuscada, no lograba entender a su padre. El vizconde había pagado por ella, pero decidió faltar a su palabra y prometerla en matrimonio al duque, ¿Habrá algo que ella está olvidando?
No quería casarse, no con el duque ni con nadie, pero eso no estaba a su disposición. Si bien en algún momento deseó casarse por amor, hoy día ese sueño eataba muerto. Prefería trabajar como institutriz antes que desposarse.
Tenía miedo de lo que deparaba su futuro, si bien sabía era el hijo de su amiga, ella no confiaba en los hombres. Para Eloise todos eran ruines, embusteros y malvados.
"Eso no pensabas mientras eras besada por el duque" inquirió una vocecilla en su cabeza.
¡Que bien! Ahora estaba quedando loca.
No le quedaba mas que obedecer, lo único que la reconfortaba era que no seguiría aguantando maltratos por parte de su padre.
Lo que ella no sabía es que se avecinaba algo que podría dañarla gravemente.
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En Northwest house el vizconde planeaba su venganza, no podía permitir tal humillación hacia su persona. Esa pequeña mujercita las pagaría caro, de su padre se encargaría pronto, pero ella sufriría por haberlo humillado.
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Capítulo super corto, lamento eso.
Estaba sin internet y como escribo desde el celular (el cual está como loco con la carga, ni que decir.
Tratare de actualizar en estos días, no es promesa pero si una meta.