Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo tres

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢

Sus manos comenzaron a subir por debajo del vestido, preocupada me aparté de él por un momento queriendo decir algo para que no siguiéramos dándome cuenta del mal que hice con mi pequeño atrevimiento.

— Shhh... nada. — Sus labios comienzan a bajar por mi cuello, siendo una gran sensación. — Estoy mejor contigo en este momento.

— ¿Y si no les agrado?— Se aleja de mí, entiendo que trata de calmarse. Y apreció que me dé mi espacio cuando mis inseguridades se apoderan de mi mente llenándome de pensamientos que nadie quisiera saber.— Sabes, nunca ha sido del agrado de nadie, aparte hace mucho que no me ha visto tu mamá. 

— Giovanna, hace unas semanas que paso eso. Mamá no juzgó que salieras con las mejillas acaloradas. — Niego, eso fue penoso, ¿y si su madre piensa que soy una cualquiera? — Y tampoco dijo nada por mirar como jadeabas mientras tratabas de volverte a peinar.

— Estuvimos a punto de hacerlo Abdel. Aparte me siento insegura, ¿me veo bien hoy? — Murmuro un poco avergonzada, siempre me ocurre esto cuando menos quiero. Aun cuando haya tenido una seguridad sobre mi misma, eso desaparece en cuestión de segundos cuando mis pensamientos me invaden.

Mi corazón late con fuerza y tragó nerviosa el nudo en mi garganta que crece cada vez más cuando no recibo respuesta de él "no debo de ponerme nerviosa, nadie debe de ver mi colita" pienso tratando de ser más fuerte de lo habitual, sonrió mirando a Abdel que pone su mano sobre las mías mientras sonríe.

— Te ves demasiado HERMOSA. — Bajo mi rostro sonrojándome por sus palabras.

Sale del auto y después me ayuda a mí a bajar, cuando llegamos a la puerta me oculto detrás de Abdel nerviosa de lo que pueda ocurrir y tratando de que mis pensamientos inseguros no me ataquen. Alguien aparece en las escaleras al mismo tiempo que abrimos la puerta y eso hace ponerme nerviosa, es una mujer con cabello negro y ojos claros.

— ¡Oh, han llegado! Es bueno saber al fin que es la persona de la que tanto habla este niño. — Aquella mujer mira a Abdel con una sonrisa y frunzo mis labios mirándolos a los dos, ¿qué será de él? — Oh, claro de la chica de la que tanto habla mi sobrino. Le causas muchos problemas...

Intente entender sus palabras mientras observaba sus ojos claros que disimuladamente miraban hacia otro lugar que no comprendí. Logro recordar que un día escuche esa misma voz cuando vine a la casa, parecía que la madre de Abdel estaba en una videollamada.

— ¿E-ella... es tu tía? — Digo con gran vergüenza, ella me mira con una sonrisa por escuchar mi nerviosismo.

— Claro, estoy encantada de saber qué habrá otra coneja en la familia. — Me abraza con fuerza más de la que yo tengo y Abdel gruñe advirtiéndole sobre algo. — Estaba cansada de tantos lobos, es bueno que ahora seas parte. Así nos reímos de los chuchos y sus rarezas.

— P-pero soy su amiga... ¿No?

Ella me calla, aunque mi mente se está distanciando de todo. Yo también soy alguien rara, tengo transformaciones involuntarias en todo mi cuerpo. El ligero apretón de Abdel me hace volver de sí y escuchar lo que sucede a mi alrededor.

— Eres familia. — Me sonrojo por escuchar eso. — Oh, que linda.— Mira el tazón de galletas en mis manos.— ¿Trajiste eso para nosotros?

Asiento dándoselas y nos deja solos yéndose ella por un umbral demasiado grande hacia otra habitación, agacho mi cabeza. Siento las manos de él que agarran mi rostro, pero me alejo para que no suceda nada entre nosotros, estuvo mal de mi parte hacer aquello cuando él en algún momento encontrara a alguien y sé ira.

— Son mías, ¿lo sabes? — Comprendo después de un momento de lo que habla por lo que comienzo a reír.

— Mañana te haré otras, okay. — Sonríe y suspiro alejándome por lo descontrolada que me pongo en esta situación. — Tu tía es muy bonita. — Frunce sus labios por lo que dije y niega asqueado.

— Es un demonio, no te confundas. — Niego, agarra mi mano y comienza a guiarme por toda la casa hasta llegar a lo que creo es la sala secundaria de la casa. Todas las personas están metidas en sus cosas hablando de diversos temas y sonriendo como si hubiera tanta alegría en el lugar.

— Ves cariño, te dije que era hermosa. — Preste más atención y mire a su tía sonrojada, todos me miraron provocando que me pusiera roja. Agarró el brazo de Abdel tímidamente y él tose con falsedad haciendo que todos lo miren solo a él.

— Dejen de mirarla que les había dicho. — Alzo mi rostro y lo miró con una pequeña sonrisa.

— Hace un tiempo que no te vi. Con que tú eras. — Dice luna y creo saber a lo que se refiere, asiento sonrojada, mayormente sonrojada que todo lo demás y suspiro.

— Siempre habla de ti, pero pensaba que ya estaba alucinando, ya sabes. Que se estaba poniendo loquito, pues. — Ríe su tía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.