Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo cinco

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

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Murmureo distintas cosas despertando del sueño que tuve, en el cual solo soñé con Abdel de una manera distinta a la que conozco, parecía que teníamos algo serio los dos. Pero creo que es por lo enojada que estoy con él. 

Con algo de cansancio abro mis ojos mirando con pesadez el techo mientras quisiera tener a Abdel a mi lado para aventarle una lámpara.

Observo el lugar con mejoría cuando ya no siento mis ojos cansados, frunzo el ceño con enfado por no saber en donde estoy, solamente sé que es culpa de Abdel. Salgo fuera de la cama mirando mi alrededor, el aroma de Abdel aún se siente por lo que no llevo tanto tiempo aquí.

Su posesividad siempre ha sido excesiva en mí, una que siempre logra sacarme de mis casillas cuando supera mis propios límites. Siendo que mis límites son imposibles de sobrepasar, pero que en ocasiones termino estresada.

Camino con cuidado examinando cada cosa fuera de aquella habitación mientras intento percibir el aroma rico de Abdel, si no fuera por todos los medicamentos que consumo sería un poco más normal y sin miedo. Entro en lo que parece una sala, es demasiado grande por lo que me detengo.

Logro percibir el aroma con mi poco olfato funcional, los medicamentos logran que mis sentidos estén apagados. Quisiera ser una de las mejores especies, ya que al ser mestiza me da mucho poder, pero con mi accidente es algo que no puedo mostrar con orgullo, por lo que soy una simple especie débil.

No sé que sucedería si en algún momento dejo de tomar aquellos medicamentos, ¿sería algo diferente mi vida?

— ¿Hola? — Mi cuerpo tembló al ponerme enfrente a la chimenea, que era lo único que daba luz en el lugar, miraba mi alrededor, pero nadie parecía estar en el lugar.

Pienso más en lo de Abdel cuando me rindo de que no hay nadie en el lugar, ¿por qué no me deja saber quien es su Luna? Siempre se porta frío con ese tema, ¿es por ser una coneja?, ¿cierto?, tantas cosas que me hacen volverme una bolita asustada de todo por nunca ser suficiente para alguien.

Mi cuerpo se queda inmóvil cuando siento como las  manos de alguien comienzan a rodear mi cintura, al punto de abrazarme, intento oler el aroma de la persona, pero es algo fallido para mi mientras tiemblo del miedo de que algo ocurriera.

La risa conocida de alguien se escucha por lo que frunzo los labios, intento girar mi rostro para poder quitar mis dudas de quien es la persona detrás de mí.

— ¿Abdel?

Murmuro tímidamente, sus manos aprietan un poco más mi cuerpo al suyo, algo que me eriza la piel.

— Eres mi bolita de nieve. — Susurra con una voz demasiada profunda que logro desconocerle a él.

El escalofrío que recorre mi cuerpo es suficiente para alertarme un poco de cualquier cosa, apenas logramos salir del celo sin que ambos tengamos algo y me llega asustar que aquel líquido tenga efectos secundarios.

— Eres mía, ¿lo sabías? — Muerde el lóbulo de mi oreja y solo niego.

Un cosquilleo recorre mi cuello por sus palabras mientras permanezco inmóvil, sus labios besan mi cuello antes de gruñir y brinco asustada. No comprendo que sucede o que debo de hacer, siento como reparte besos por todo mi cuello siendo algo que necesitamos dejar de hacer para que nadie salga lastimado, trago duramente la saliva mientras pongo mis manos sobre las suyas.

— Eres mía, todo de ti es mío. Ya no puedo callarlo, no puedo dejar que te vayas de mi lado, mi melocotón.

Cierro mis ojos sin querer sentir nada y no presenciar algo que me está causando pánico, sus palabras solo despiertan algo en mí que nunca quise sentir más por él, abro mis ojos cuando siento una ligera mordida que me hace alejarme de él mientras siento aquel nudo en mi garganta.

☽♥︎☾

Quedó aún estática después de un tiempo en el que él trató de hacerme entender que he sido impregnada por él, mis labios tiemblan sin saber qué hacer con lo que dice, solamente sigo estando confundida y asustada. Sus palabras aún siguen presentes en mi mente y únicamente niego, él es mi mejor, no quiero pensar en otra cosa.

No de nuevo.

— ¿Qué estás diciendo con eso? — Lo miro directamente a los ojos por primera vez desde que esto comenzó. Noto el rojizo en sus ojos y tiemblo, miro lo profunda que es su mirada notando como cada vez el brillo en estos desaparece.

— Que eres mía.— Se queda en silencio por gran tiempo antes de volver a hablar.—Eso, eres mía Giovanna. Desde que tienes 9 años me has pertenecido. — Recuerdo un poco de aquello, pero cuando hizo su transformación voluntaria después de eso fue un poco más cuidadoso conmigo y con lo que hacía.

Mis labios tiemblan, pero aún sigo queriendo que solamente seamos mejores amigos, el cargo de luna es difícil, más para mí. Quiero mentirme y hacerme creer que hace una broma, me revela como es en verdad y trata de burlarse de mí, pero aunque quiera hacerme creer yo, esto sé que él nunca sería así.




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