Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo nueve

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢

Parecía que este día no estaba de suerte para mí, estábamos siendo perseguidas por alguien que disparaba contra nosotros, desde la salida del centro comercial Phill se percató de que alguien parecía seguirnos y no se equivocó. Estaba llorando y pensando en Abdel queriendo que él estuviera aquí en este momento.

Usaban armas que me causaron daño en los oídos, por suerte Ivanna me puso unos tapones para los oídos que hacían pasar aquel ruido con más sutileza por mí. Me mantenía mirando hacia el suelo del auto mientras ella me decía que estaba bien.

Phill comenzó a conducir con más calma, por lo que alce mi vista mientras miraba a carros de la seguridad de los Zuhair ir hacia donde estaban las personas que nos perseguían. Lo primero que mire fueron los ojos de Ivanna, quien cálidamente sonrió.

Llegamos a la casa de los padres de Abdel, pero aún seguía temblando llena de miedo mientras abrazaba con fuerza a Ivanna. Me dejaron en la sala del lugar, seguía mirando a un punto fijo sin salir del shock que tenía por lo que acababa de pasar.

— ¿Estás bien? — Asiento, sin mirarlo, agarra mi rostro entre sus manos preocupado de mí.

— Estoy bien ahora. — Murmuró abrazándolo, nunca pensé ser perseguida por enemigos de la manada de Luke. Suspiro lentamente, besa mi frente y mis mejillas.

Se sienta jalándome hacia él, me deja en sus piernas y recuesta mi rostro en su pecho. Miro sus ojos, los cuales están con un brillo rojo mientras reparte caricias en mis mejillas y espalda. Cierro mis ojos sintiendo mis lágrimas salir después de tanto tiempo y él solo se mantenía callado.

— Ya no te vuelvo a dejar sola, no importa qué otra cosa sea, te llevaré conmigo. — Rio nerviosa por sus palabras, ya que es algo nuevo para mí que se preocupe tanto.

— No me paso, nada estoy bien, Abdel. — Lo miro entrecerrando mis ojos.

— Te ves como una diosa. — Me besa los labios dejando aquel tema atrás sabiendo que no es algo de lo que quiera hablar por lo sucedido, aún me siento mal mientras intento responderme a mi misma las preguntas que se crean en mi mente.

Unas que sus palabras logran pausar con decirme que me veo demasiado bien.

— ¿Te gusta?

— Me encanta, pero no tienes que cambiar. Me gustas con todas tus rarezas. — Agarra mi rostro apretando mis mejillas. — Eres mía. — Es algo tonto, pero necesito siempre saber qué piensa sobre lo que hago en mí para sentirme segura. — ¿En serio, estás bien?

— Estoy bien, no me sucedió nada.

Entrecierra sus ojos, pero asiente aún sin convencerse, tratando de encontrar algún rasguño, revisa un poco mi cuerpo levantando mis brazos o revisando que mi cuello esté bien.

— Está bien, te creeré. — Veo la duda en sus ojos.

— Estuve asustada, pero no paso nada malo. — Acaricia mi cabello con una sonrisa, besa mi frente con una pequeña sonrisa calmándome un poco.

— Estás a salvo conmigo. — Asiento con una sonrisa, a su lado estoy segura y eso me gusta por lo cómoda que me siento con él. — Cuidaré a mi conejita. — Aprieta mis mejillas y termino más sonrojada que otra cosa.

— Ivanna, cambio toda mi ropa. — Gruñe mirándome con seriedad.

— Sé que quieres cambiar de tema con eso y lo estás logrando, pero me quiero asegurar que estés bien. — Agarra mi cuello y me acerca más a él besándome. — No vas a cambiar mi forma de amar y preocuparme por mi conejita hermosa.

— P-pero la ropa...

— Shhh, como te vistas te verás bien. Mejor vamos a mi habitación, quiero ver todo lo que compraste. — Niego bajando mi rostro.

— No me pondré la ropa, sé lo que quieres hacer y sabes que de seguro Ivanna compro ropa interior demasiado reveladora. — Sonríe negando.

— Solo quiero ser el primero en verte usando toda la ropa nueva. — Entrecierro mis ojos por un momento, negando por su atrevimiento, suspira y aun así niego.

— No he visto a tu mamá, en todo este rato que llevo aquí.

Cambio de tema.

— Hace algunos días se hizo unos chequeos y está embarazada. — Lo miro sorprendido. — Tendrán gemelos, por lo que mi padre no la de mover ningún dedo, en cambio, yo sigo pensando en la gran guardería que tendré. Serán tiernos y fuertes como mi conejita.

— Yo no soy fuerte.

Me mira con una ceja alzada.

— Claro que lo eres, no recuerdas el gancho derecho que me diste cuando...

Lo detengo negando con mi dedo, él sigue mi movimiento y sonríe besándome, algo que me sorprende un poco por la manera cariñosa con la que se está portando conmigo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.