Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo veinte

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢

La miro por un momento mientras ella parece contenta por acompañarme a mi trabajo de verano, no podría perdonarme si algo le ocurre a ella mientras no estoy, ahora prefería mantenerla a mi lado en cualquier momento. Aparte que no puedo permitirme faltar a aquel trabajo, ya que debo demostrar que soy bueno en eso antes de adquirir el puesto de Jefe en la empresa familiar.

Observe su vestimenta siendo que se vistió con un traje de color rosa pastel, mantenía agarrado su bolso con firmeza mientras en el espejo veía ella si tenía bien su boina de color blanco, era tan tierna ante mis ojos que sin duda podía pasar observándola por un tiempo.

En un alto pase un mechón de su cabello por detrás de su oreja ganándome su atención, sus mejillas sonrojadas fueron lo primero en lo que me centre mientras comenzaba a sonreír para mí.

— ¿Tienes secretaría?

Su pregunta me llega por respuesta, parece estar nerviosa por como me mira. Sonrió por un momento antes de seguir manejando con una inquietud en mi interior.

Me encojo de hombros sin ponerle mucha importancia a si tengo una secretaría, sé lo que me preguntara después de eso y no hay ningún problema como el que puede pensar en su cabecita de melocotones.

— Tengo una secretaría, ya te lo había dicho, melocotón. — Beso su mejilla deteniendo el auto antes de llegar a los inicios de la manada, por un momento observo como se ve vestida antes de sentir un impulso innecesario en dominarla.

— ¿Y? — Regreso a la normalidad, mirando como se cruza de brazos alzando un poco su ceja, mi risa se esparce sin poder evitarlo. — ¿Ella te coquetea?

Sus mejillas se inflan mientras yo no dejo de reír, sus celos son lo más tierno e inocentes que he visto, sin duda es algo que me da más calma que nada. Me acerco hacia ella para poder besar sus brazos y se niega, por lo que solo me encojo de hombros antes de agarrar con fuerza su cuello.

Un impulso que no me gusto y trato de entender que me está ocurriendo. Sus ojos brillan por lo que sé no se queja, su rostro ceñido sin entender mi comportamiento es algo que me hace besarla y hacer mi agarre delicado.

— No he visto eso, aun si lo hiciera no tengo ojos y tampoco tiempo para notar si me coquetea. Yo solo quiero que mi conejita me coquetee cada vez que me doy tiempo para ella.

Miró su sonrojo, se aparta de mí tapando sus mejillas y mi vista pasa a sus piernas, niego sin poder comprender mis pensamientos en este momento. De un lado quiero acabar con cada parte de ella y poder satisfacerme, pero de otro lado solo pienso en lo linda que se ha puesto para ir a mi trabajo.

— B-bueno, ya podemos... podemos irnos. — Balbucea un poco nerviosa. — Si me arruinas el traje no habrá nada por mucho tiempo.

Quedo un poco confundido por sus palabras, pero parece que ella ve algo que yo no veo.

— Haré como que te creo.

Bromeo un poco.

Los recuerdos en mi mente se mezclan por lo que imagino el día después de que ella saliera del hospital, la cuide y compramos ropa para ella junto con mi mamá. Ese día ella afrontó su soledad sin su familia falsa y yo estuve ahí para hacerla sonreír.

Antes de prender el motor del carro me quedo tenso, no creía que en ese momento tuviera mi celo, mi cuerpo se puso sensible de alguna forma. Su aroma dulce se sentía aún más algo que me hacía gruñir por querer ese aroma solo para mí, cerré mis ojos tratando de contener mi bestia y controlar mi celo.

Pero una vez que he probado de ella es imposible controlarme, no quiero marcarla mientras estoy en ese estado y no quiero que su vestimenta favorita en este momento se eche a perder.

Miro su falda, apretó su muslo sintiendo lo tersa de su piel, es algo único en este momento, su respiración pesada y  su cuerpo tenso me hace ponerme más excitado.

— ¿Qué sucede? ¿Abdel? ¿Es tu celo?

Me alejo de ella agarrando el volante con fuerza, sus manos delicadas agarran mi hombro, algo que me hace gruñir mientras diferentes cosas pasan por mi mente. Niego sin querer salirme de control para no hacerle daño.

— Conejita. — Mi voz suena más grave de lo normal, algo que me da miedo por el hecho de que no puedo controlarme por ella, en un punto huelo su excitación en el aire indurándome más de aquellos dulces melocotones.

— Oh, Alpha. — La miro, da leves asentimientos mientras parece darse ánimos. — ¿Por qué en este momento?, hace cinco minutos estábamos en la casa.

Me aferro a no hacerle nada por lo que salgo del auto, pero ella rápidamente sale detrás de mí por sentir miedo a que algo me ocurra, caigo al suelo sobre mis rodillas mientras lucho en mi mente por no querer sacar a aquella bestia.

Observo mis manos mientras las uñas de mis dedos comienzan a volverse garras.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.