Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo treinta

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢

Suspiro con pesadez mientras me siento aún más mareada que hace unos momentos, mi estómago se revuelve ante las miradas de algunos hombres, confío en Aiden quien fue por algo de comida para mí, ya que mi estómago comenzó a quejarse de eso.

Odiaba esta situación que solo me implantaba nuevos pensamientos, sobre todo, quería que Abdel apareciera rápidamente y que se encargara de aquel hombre que se divierte con mi dolor.

Los ojos de Aiden cuando vuelve a aparecer en mis pensamientos me recuerdan a alguien, pero aún no encuentro con quien es el parecido, sus ojos son grises y tiene una cicatriz en el brazo, creo haber conocido a alguien así.

Aunque no estoy segura. Por milésima vez pienso en huir, pero aquellos hombres parecen ágiles, por lo que sería difícil salir de este lugar, más al ver como algunos están sobre los árboles, aunque esos parecen tener una vestimenta diferente a la de los demás.

Siento ese enojo de Abdel, esa frustración que lo hace enfurecer más a cada segundo. Y estaré loca, pero lo siento cerca de mí es algo que nunca pensé que pudiera sentir, pero me da algo de calma alrededor de todo el peligro.

— Lo siento pequeña Luna, no me estaban dejando irme y solo pude traer poca comida.

Lo miro con una sonrisa y solo niego sin preocupación, en realidad no me importa sino como prefiero ser encontrada rápidamente por Abdel. Extraño su aroma tan indescriptible y a hogar, todo me hace extrañarlo. Y espero que él me extrañe de esa misma manera.

— Gracias. — Menciono con una sonrisa mientras me da un plato y un vaso, suspiro por un momento antes de agarrar solo el pan.

— Muchos comenzaron a decir que eras una coneja por tu aroma, pero les dije que solo eras una humana con un extraño aroma para que no se acercaran.

Asintió entendiendo que hizo un bien, pero yo confundida trato de entender el porqué del mentir.

— ¿Por qué mentir?

— No todos son como tú Alpha, aquí se conocen a las conejas por ser infieles a sus parejas. Y aquí hay varios hombres que no han tenido un momento con una mujer, en pocas palabras están muy necesitados.

— ¿Por qué estás aquí?, no eres como ellos. — Ríe por un momento mientras yo solo guardo silencio por no comprender su risa.

— Shhh, no puedo decirte el porqué.

Frunzo los labios, ríe silenciosamente y solamente sigue vigilando el que nadie se me acerque. Comienzo a comer tranquila, me siento algo segura a su alrededor por la forma en que se me hace conocido.

— Mi Alpha será bueno contigo.

Observo sus ojos por un momento, se ve que tiene rencor por algo, pero al no saber del tema prefiero únicamente sonreír.

— ¿Por qué piensas que tu Alpha es bueno?, no piensas que puede ser una fachada. No te enojes con lo que digo, pero es verdad.

Le doy el plato y el vaso, los tira al suelo sin importancia porque pareciera que se preparara para otra cosa. Niego por un momento a sus palabras conozco muchas facetas de Abdel o puede que él me oculte algunas de ellas y sea tan bueno en eso que yo no tenga cuenta sobre su diferente personalidad.

Escucho gritos e insultos, algo que me asusta y por lo que tapo mis oídos recostándome en la jaula para intentar esconderme, esos gritos de desesperación buscan una salida y me alteran aún más. 

Un aroma único que siempre me trae tranquilidad me hace salir de ese escondite, me acerco hacia los barrotes de la jaula y sonrió fuertemente.

Abdel, es él. 

Vino por mí y está acabando con ellos, algo que sin duda me llena de más emoción al saber que se está vengando por lo que me hicieron. Me alarmo al ver al mismo que me hizo daño corriendo hacia donde yo estoy, pero Aiden es más rápido y lo detiene clavando una daga de plata en una de sus piernas inmovilizándolo.

Suelto un jadeo al ver como lo golpea dejándolo inconsciente y tapo mi boca asustada, por eso, pensé que se ayudaban al ser del mismo bando, pero creo que Aiden es otra cosa. Los hombres que habían estado sobre los árboles bajan, miro sus armas y como se quedan en línea hasta que Abdel aparece con otros hombres.

— ¿Qué hiciste? ¿No estabas de su lado?—Murmuro hacia Aiden.

Retiene al sujeto aún y solo observo al gran lobo negro que aparece en el lugar, mientras muchos más hombres que reconozco mantienen atados a los malos. Observo esos hermosos ojos rojos que me miran, y miro con miedo a Aiden preocupada a que le haga daño a alguien bueno.

Ya que sin duda me salvo de cualquier cosa que aquel hombre me quisiera hacer y estuvo siempre ayudándome desde que apareció para que nadie más me hiciera nada. Fueron horas largas esperando por Abdel que sin duda tengo miedo de lo que le suceda a Aiden.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.