Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo treinta y ocho

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

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Cuando llegamos a casa sigo riéndome, su rostro sigue serio mientras yo repito su segundo nombre. Me carga como un "costal de conejos" como él dice y no me baja hasta llegar a mi madriguera.

— No, no.

— Sabes, cuando nombre a las demás manadas que eres mi Luna, quiero tener cinco hijos.

Niego lentamente mientras soy dejada sobre las mantas.

— Para eso debo de quedar primero en cinta.

— Se viene de nuevo tu celo y pedí los días libres suficientes en la universidad para tenerte solo para mí. Ahora si dejare a todos los cachorros que quiera dentro de ese vientre y no te dejaré tomar esos medicamentos como la otra vez.

— Pero, ¿los quieres tener de una sola vez? — Besa mis labios.

— Podemos tener más, unos... ¿Doce?

— Abdel, — Me alza en sus brazos. — tengo hambre. — Lo miro con grandes ojos tratando de cambiar de tema.

— Te he dicho que comas en la cafetería. — Negué, ese lugar es horrible.

— No me gusta comer mientras miro a otras cerca de ti. — Me mira con una sonrisa, aunque este más que enojado porque no coma como debe de ser. — Y no puedo comer si tú no estás a mi lado.

Me siento demasiado insegura en la universidad, más cuando cualquier persona pudiera hacerme algo, más si descubren que soy la pareja del Alpha de la manada.

— Si no quieres eso acepta, por favor, yo quiero ir junto contigo a todos lados y abrazarte, besarte a cada momento, sentarme a tu lado...— Niego, eso suena muy peligroso para mí.

— ¿Qué sucede si quedo embarazada?, me harán daño si saben de nosotros. Abdel. — Besa mis labios, hago un puchero preocupada e insegura.

— Nadie hará nada, te deben de tener respeto y nadie te dañará.

Observo el gran brillo en sus ojos, me deja sobre una silla y me da de comer alguna comida que han preparado algunas de las chicas de la cocina, no es de mi agrado, prefiero yo hacer la comida.

Las personas en la cocina desaparecen mientras Abdel me cuida y da de comer, limpia mis labios con una servilleta para luego besarme.

— Tengo tarea. — Me alejo de él usando nuevamente mi excusa favorita.

Rio por su rostro serio y corro fuera de la cocina, subo las grandes escaleras con una sonrisa antes de ser jalada por Abdel, que me alza en sus brazos.

— Tenemos tarea.

Agarra mi cuello y besa mis labios.

— Tú nunca haces tarea, bobo. — Le saco la lengua mientras paso mis manos por su cuello y él junta sus manos debajo de mi trasero para que no me "caiga".

— Siempre me distraes calabacita. — Roza su nariz con la mía.

— Yo era tu bolita de nieve, ¿ya no lo soy?

— También eres mi calabacita por tu hermoso cabello, conejita. — Me sonrojo, con una mano me sostiene, mientras con la otra acomoda mi cabello detrás de mi oreja.

— Podemos salir, nunca salimos. — Alza su ceja. — Ósea, a un lugar solos sin gente.

— ¿Y usarás tu traje de unicornios? — Niego. — A mí me encanta toda tu ropa, pero ahora utilizas cosas atrevidas, Amor. — Mi corazón late como en los demás días en los que me dice así.

— No quiero que pienses que soy poco para mi Alpha y que se burlen.

— Mataré a cualquiera que se burle de ti. — Con una mano agarra mis mejillas y besa mis labios. — Pero si no te gusta usar ropa aniñada la tiraré...

Agarro su rostro con mis manos deteniéndolo.

— ¡No!, usaré lo que yo quiera dentro de casa, pero afuera usaré ropa de mi edad. — Ríe, me da un beso de pico y sigue caminando mientras me mantiene en sus brazos. — Me puedo ir a cambiar. — Asiente, deja que mis pies toquen el suelo y se inclina a mi altura, rio un poco por todo lo que se tiene que inclinar para quedar a mi altura.

— Mi hermosa conejita usará una de mis camisas, ¿verdad?

Asiento; — ¿Con ropa abajo o sin ropa debajo?

Aprieta mis mejillas, y solo me sonrojo riendo un poco.

— No te hagas la lista, con ropa abajo no quiero que alguien vea a mi bolita de nieve.

Besa mi mejilla y solo asiento, corro al cuarto cerrando la puerta, algo que Abdel pidió para que nadie osara en hacerme algo mientras él no estaba vigilándome.

☽♥︎☾

Camino con el gran vestido que llevo puesto siendo la camisa de Abdel, toco la puerta y paso observando lo concentrado que se encuentra revisando cosas. Cierro la puerta y me agacho comenzando a gatear poco a poco y me detengo cuando él levanta la vista.




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