Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo treinta y nueve

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

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Termino cada uno de mis trabajos y los envío como corresponde a cada correo de los maestros que encargaron algún trabajo. Bostezo cansada, sin apetito alguno, camino hacia la cama y tan rápido como mi cuerpo toca las sabanas, cierro los ojos, pero sin poder dormir.

Aún el pensar sobre que Abdel puede hablar con otras chicas e intentar buscarme un remplazo por no ser suficiente fuerte como para tener una familia con él me atormenta, el saber que tantas chicas lo siguen solo me asusta.

¿Quera remplazarme?, es algo que no dejo de pensar cada vez que lo veo.

Siento el aroma de Abdel y, aunque esté enojada, no puedo durar mucho así con él. Su gran mano se posa sobre mi mejilla y sonrió sin abrir mis ojos, sigo enojada con él por tratarme de esa forma.

— Sé que aún estas despiertas. — Suspira un poco. — Yo no hacía nada malo, solo miraba las cámaras de la casa para ver si nada ocurría, no quiero que pase nada como la última vez.

Cierro mis ojos con más fuerza aún sin creer del todo, abro mis ojos mirando como su mirada es sincera a sus palabras. Bajo mi mirada un poco mientras él parece querer que lo perdone por su error.

— Soy una tonta, verdad. — Murmuro mientras cerrando nuevamente mis ojos.

— No lo eres calabacita, solo te aseguras que tú seas la única para mí y eso está bien. — Besa mi mejilla haciendo que mi colita salga. — Yo hago eso y me encanta que tú también lo hagas.

— No digas eso, soy una tonta. Como los demás dicen estúpida coneja. — Aprieta mis cachetes por lo que dije, siempre le enoja que tome en serio esos comentarios y que yo misma me llame así.

— ¿Qué habíamos dicho?, tú con tus bonitas palabras y yo con mis malas palabras. No vuelvas a decir eso conejita, yo te amo y para mí nunca serás eso.

— Ya no quiero ver a esas chicas a tu lado siempre.

Murmuro escondiéndome entre sus brazos, soy recibida por él con una sonrisa diminuta en sus labios mientras busco comodidad a su lado, una que es fácil de conseguir siempre.

— ¿Serás mi luna todos los días a cada hora? — Asiento. — Haremos público que ya las manadas tienen a una preciosa luna.

— ¿Tan rápido?

Niega besando mi rostro, suspiro un poco más calmada por eso, ya que sería difícil que solo en un momento todos estén pendientes a mí. Sería incómodo, más por no saber si al hacer algo todos pensaran de buena manera.

— Después de tu celo. — Me sonrojo por su mirada.

Sé lo que ahora quiere y lo entiendo, ocurrió tanto después de tomar aquella decisión y ahora prometí no hacer a un lado su sueño de tener una familia al igual que el mío. Mis inseguridades se vuelven una rutina en la que vivo atemorizada de todo y es algo que trato de dejar.

— Pero será incómodo ir a la universidad y que ellos se den cuenta de que faltamos por aquel celo.

— Como ya dije, pedí días con demasiada anticipación para disfrutar de todo lo que hace mi conejita en su celo.

Asiento un poco tímida, me carga en sus brazos y salimos de la habitación, cierro mis ojos cuando escucho el latido de su corazón y sonrió por lo rápido que suena. Me sonrojo con fuerza sintiendo mis mejillas ardiendo por ser testigo de eso nuevamente.

— Siempre lo escuchas y aún no te convences de todo el amor que siento por ti.

— Soy insegura, Abdel. Siempre me dicen que soy la infiel por ser coneja. Y es mentira. — Besa mi frente provocando ese sentimiento tierno al verlo hacer eso.

— Si tú dices que es mentira, es mentira. — Asiente hacia mí y yo repito su acción, me sienta sobre la encimera de la cocina y miro la misma vacía. Me da de comer y yo hago lo mismo para que coma lo que casi nunca come por cuidar de mi alimentación.

— Quiero ver a mi Alpha muy gordito. — Murmuro riendo.

— Quiero ver a mi calabacita muy gordita. — Lo miro mal por repetir lo que dije.

— No... yo... no...— Me llena de comida y ríe por ver mis mejillas llenas.

☽♥︎☾

Miro por el auto con una gran sonrisa todos los árboles contándolos hasta ahora llevaba 5 mil árboles contados. Vuelvo a marcar a Abdel, pero no contesta por lo que solo se me ocurre que está en una junta.

Si, siempre está en juntas. Trato de pensar en eso para no desanimarme de seguro estará cansado después de una larga junta y con el estómago vacío. Es bueno que haya hecho sus galletas y bizcochos favoritos, también su comida favorita.

Tarareo como siempre la canción del comercial de dulces, uno de mis favoritos.

Miro a Aiden, el cual no ha despegado su vista del camino. Y solo voltea cuando ya hemos llegado. Salgo con una gran sonrisa recibiendo los asentimientos de varias personas por respeto, siendo de los pocos que saben que soy la pareja de su jefe y líder, uso el elevador privado de Abdel y sonrió mientras subo cada piso.




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