Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo cuarenta y seis

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢

Miro aquel cabello pelirrojo del cual estoy enamorado, por un momento la observo antes de posar mi mano sobre su mejilla y después acomodar algunos mechones de su cabello detrás de su oreja. Come con tranquilidad por un momento antes de mirarme, examina mi mirada sin decir nada.

Perdido en su mirada sonrió por un momento, aquel aroma dulce se vuelve algo más fuerte y profundo al sentirlo con un poco de ese aroma lechoso, ¿podrá ser su embarazo? Aunque piense sobre eso, me da miedo cuál sería su reacción y si tomaría en cuenta mis palabras sobre las de otros.

— Deja de mirarme así parece como si me fueras a comer.

Habla después de unos segundos más algo que me deja encantado con su voz, sonrió nuevamente, Giovanna se incorpora y camina hacia mí mientras me regala una sonrisa, se sienta sobre mi regazo y con una gran sonrisa me da de comer lo que ella preparó.

Mi interior cosquillea al ver dicha imagen donde mi omega me da de comer, creo nada podrá remplazar esa bella sensación, el saber que preparo esta comida para mí me deja aún más hechizado por su encanto de color rosa.

— Es porque quiero comerte a grandes mordiscos, ¿no puedo? — Negó sonrojada, deja de darme de comer y se aleja un poco, la miro a  ella comer algo nerviosa por la situación.

— Si haces eso ya no tendrás a una conejita.

Sonrió, su voz nerviosa solo me hace ver que aún sigue siendo la misma Giovanna que he conocido desde hace tiempo, suspiro un poco observando la marca en su clavícula mientras ella come con tranquilidad evitando mi mirada.

— Serán leves mordiscos, así tendré a mi conejita para mí por siempre.

Termino agregando, niega mordiendo sus labios, algo que me causa una risa interna.

Después de unos segundos, noto como frunce su ceño, agarra con su mano su vientre como si algo malo sucediera y antes de poder mencionar algo al respecto se levanta de su asiento. Corre lejos del comedor insertándome un presentimiento extraño sobre lo que ha sucedido, por lo que la sigo para procurar que no ocurra nada malo a su alrededor.

La miro entrar al baño principal de la planta baja, cuando intento abrir la puerta noto como esta tiene el seguro, algo que no me agrada en absoluto y dejo mostrar mi queja con un gruñido. Espero recargándome en la pared, quisiera saber si se encuentra bien o si lo que pienso que ocurre es cierto.

Han pasado solo 5 semanas después de aquel celo en el cual seguro la deje en cinta, tengo ese instinto protector más activado que nada y sentir como su aroma cambia es algo que me pone más alerta a lo que esté sucediendo alrededor suyo.

Golpeo la puerta impaciente al ver que ella no sale, Giovanna abre la puerta con la mirada dirigida al suelo sin atreverse a mirarme, algo que me desespera, la tomo del brazo deteniéndola esperando que me mire.

Cuando alza su mirada observo sus emociones claras, sus ojos azules me muestran todo lo que ocurre en su interior estando ella confundida, suspiro calmándome para no asustarla más y termino abrazándola con calma.

— ¿Estás bien?

Digo, vuelve a mirarme haciéndome pensar que todo está mal, cuando yo creo que no.

— T-u... Tú-u

Baja su mirada y beso su mejilla, atraigo de nuevo sus azules preciosos hacia mí cuando alzo su mentón. Sonríe un poco por lo que yo lo hago igual, siento aquel aroma algo lechoso y extremadamente dulce, uno que me hace estar alerta.

— ¿Sucede algo? — Poso mi mano sobre su mejilla. — Dilo sin ninguna pausa, cariño.

— A-ab... Abdel tú ha-a... habías di-dicho que tenía-a... conejitos aquí... — Toca su vientre. — ¿Estoy embarazada?

Sonrió aún más, estoy más que seguro que la deje premiada. Más por aquel ataque de celos donde casi termino con la vida de aquel chico que intentaba tener una cita con mi conejita, es evidente que aquel impulso no fue algo normal.

Siempre doy advertencias, nunca hago algo por impulsos.

Y saber que podría estar en cinta mi mestiza era algo que me mantenía siempre con los ojos abiertos para prevenir cualquier peligro para Giovanna y mis crías.

— Puede ser, aunque aún no estoy seguro, ya que no a pasado tanto solo 5 semanas, por lo que no estoy tan seguro a esa idea.— Aseguro con calma.— Pero también, en tu celo, solo duro 3 días, por lo que podría ser que estás en cinta.

— ¿Y has estado protector?— Se pregunta a ella misma.— Oh, no. — Tapa sus labios con sus manos y niega levemente. — ¿Sabes el peligro que hay?

Alzo una ceja, rio un poco intentando pensar que juega con aquella pregunta, pero parece que ella solamente está asustada por lo que sucede en este preciso momento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.