Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo cincuenta y tres

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Abdel miro con odio al Alpha enfrente de él, suspiro irritado por no querer estar frente a ese sujeto, parecía que solo quería complicar su vida mientras intentaba obtener devuelta a Giovanna. Se cruzó de brazos mirando al padre de Giovanna, no quería estar frente a él por el hecho de que solamente perdía el tiempo con alguien que parecía no entender.

— ¿Eres un niño? — Se acercó más a él. — Lo digo porque parece evidente que no comprendes que la promesa que hicimos se ha cumplido, Giovanna está embarazada de tres crías mías.

— Con que a eso has venido con tanta urgencia. — Se puso de pie. — Es mi hija y lo que prometimos ha caducado, ya va a cumplir 20.

La risa de Abdel fue lo primero que se escuchó después de tanto silencio, tomo asiento para guardar un poco la calma, ya que no quería pelear con el padre biológico de su conejita. Pero eso si se mantenía alerta de todo por el simple hecho de que ese hombre podría hacer lo que quisiera para obtener a su hija de regreso.

— Le estás causando daño. Marcus, si tanto quieres su bienestar, deja de intentar raptarla. Ella está feliz conmigo y es una felicidad que tú nunca le darás, es más, si tu hija estuviera aquí no te hablaría por nunca ir por ella y contarle la verdad.

Marcus se incorporó enojado por aquellas palabras sin poder creer como ese perro se burlaba de él, golpeo la mesa lleno de impotencia, porque lo único que sabía es que si le hacía daño a ese lobo perdería cualquier oportunidad de recuperar a su hija.

— Mi único error fue dejarla en aquel hospital...

— Tu único error fue tomar la palabra de un niño de doce años. — Le interrumpió. — Aún no creo que con tan solo doce años logre quedarme con mi pareja solo por lo asustadizo que fue su padre cuando lo amenazaron con quitarle su manada.

La sonrisa volvió a aparecer en el rostro de Abdel, sin esconderla por sentirse más que Marcus, quería ver como ese Alpha perdía cada vez más el juicio por ser un completo idiota por como actuaba sin pensar. Múltiples veces le advirtió que si rompía su palabra esto no terminaría bien y Abdel parecía tener el control de todo en sus manos.

— Cuando ella se entere de como la alejaste de su familia, toda tu felicidad acabara. — El padre de Giovanna se cruzó de brazos. — Espero ese día en donde mi hija corra a mis brazos, dejándote a ti.

El rugido de Abdel no fue de esperar, se incorporó furioso por aquello y las personas alrededor, parte de la seguridad del padre de Giovanna, se asustaron. La mirada de Abdel cambio a una oscura sin brillo y temían por su vida, tantas cosas se han escuchado de aquel Alpha de Stanyms, cosas inhumanas con el simple objetivo de que nadie le quite a su luna.

— ¿Crees que correrá hacia ti? — Se rio de Marcus.— Creo no la conoces para nada.

— Y ella no conoce a la persona que ama.

Abdel negó, su conejita conocía bien cada faceta de él y parecía que ella no veía mal nada sobre él, solamente trataba de calmarlo para solucionar las cosas de una forma más pacífica, pero nunca cuestionaba lo que Abdel hiciera. Por eso la amaba aún más, aunque ella no fuera igual que él, respetaba las cosas que su Alpha hacía sin cuestionarlo.

— Aléjate de ella. — Arreglo su camisa. — El accidente fue tu culpa por ser tan estúpido y no hacer las cosas con cuidado, si amas a tu hija como hace años que la dejaste conmigo, desaparece. También debes de entender que para ella será complicado ver a su padre real después de tanto tiempo. — Miro a aquel hombre.— Aquel accidente se llevó sus recuerdos y provoco que cayera en una depresión profunda, si vienes como si nada solo sentirá que te burlaste a escondidas de ella.

— No me importa lo que digas.

— Eres una mierda más, claro, no te importará nada. — Se dirigió a la salida. — Deja tu comportamiento infantil y hazme caso, no seas estúpido... suegro.

Fue lo último que dijo antes de salir de aquel lugar, estaba irritado y solo quería ir a casa con su conejita. Quería irse lo más rápido posible de  Watspur, únicamente estaba en ese lugar para advertir y no quería delatarse tan fácil con su conejita.

Últimamente, todos los del personal le contaban a Giovanna las cosas atroces que hacia Abdel sin que él se diera cuenta, ya que todos tenían más en cuenta que ella sería la única que podría decirle algo sin salir lastimada.

Un chico pelirrojo paso por su lado, pero Abdel decidió no prestarle atención. La familia de su conejita únicamente le causaba serios problemas de estrés. Y no quería que su conejita sufriera por el ambiente pesado estando en cinta, Abdel quería que Giovanna tuviera un ambiente demasiado tranquilo.

— Cuñado. — Se detuvo al instante. — Que visita tan grata, ¿mi hermana está embarazada?

Abdel giró su rostro miro al pelirrojo idéntico a su conejita y apretó su quijada furioso de tan solo verlo. Suspiro con fuerza por el dolor de cabeza que comenzaba a tener de solamente mirar al hombre enfrente suyo.




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