Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo cincuenta y nueve

 

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢

Jazmín me agarraba de la mano mientras yo trataba de soportar aquel olor cítrico y fuerte en el aire, alguien emanaba aquel olor demasiado pútrido. Abdel noto mi incomodidad por lo que intento cubrir mi nariz con un pañuelo suyo.

Entramos a la casa, primero miré como Esmeralda e Ingrid eran resguardadas por el padre de Abdel, Javadd apareció de inmediato al lado de Jazmín, quien solo bajo su rostro.

Los miré con más curiosidad distrayéndome mientras los gritos de aquel señor con olor horrible y Gilian conversaban casi en una pelea. No les preste atención, solo preste atención a Jazmín y Javadd.

— Hola, Javadd. — Él me miro, debía aceptar que ya estaba más grande que yo, estaba casi por la estatura de Abdel a su sola edad de 18.

— Hola. — Dijo frío, Jazmin solamente aprovecho su descuido para irse casi corriendo, llamando la atención de todos.

Y dirigiendo después la atención de todos a mí, una que incomodaba.

— Hija. — Escuche hablar a ese señor, eso me congelo en mi lugar, cerré mis ojos mientras Abdel me cubría.

— Si la tocas, no saldrás ileso. — Mire por entre los brazos de Abdel a aquel señor. Y es cuando por fin puse atención a lo que me involucraba a mí.

— Te lo dije. — Gilian se acercó. — No creías que estuviera embarazada, pero ahí está. Nunca haces caso a nada, eres un hombre terco.

— Más respeto, soy tu padre. — Mi cabeza dio vueltas, ¿qué sucedía aquí?

— Lo eres, pero todo lo que provocas terminaría en desgracia para tus hijos. — Gilian se puso de nuestro lado, me sonrió descubriendo por donde miraba todo lo que ocurría. — Para tu hija, una a la cual nunca tuviste el valor como para ir por ella y recuperarla, solo te valió, mientras mamá no estuviera para ti, no era importante que Giovanna estuviera con nosotros.

Me desmayé en ese instante por la conmoción que tenía, no creía sus palabras y él porque estaba sucediendo todo en ese momento. Yo solo quería pensar que era un sueño, pero, aunque yo quisiera eso.

Eso no podría suceder, porque la verdad estaba ahí, la verdad rondaba en mi mente con un fuerte dolor.

☽♥︎☾

Miraba con lágrimas a mis papás sin entender por qué teníamos que irnos de la manada, yo no quería irme, no encontraría a Abdel en ningún otro lado, es mi único amigo sincero. Es al único con el que puedo confiar.

— Solo sube al auto...

— ¡Quiero a Abdel! — Gritaba alejándome de ellos para que no se acercaran a mí, lloraba inconsolablemente. Quería alguna respuesta de lo que sucedía. — ¡No me quiero ir!

— ¡Sube al auto, no te estoy preguntando si quieres o no ir! — Mi papá me agarro con fuerza del brazo, siendo algo que él nunca hacía, él nunca me hacía daño, me empujo dentro del auto.

Escuche rugidos y aullidos, mire la ventana trasera del auto y ahí estaba mi amigo, comencé a golpear la ventana mientras lloraba queriendo que me sacaran de ese lugar. No quería que se deshicieran de mí, yo siempre fui una buena hija, pero ellos ya no me querían.

— ¡Cállate!

— ¡No! — Sentí como me estiraron del cabello y ya no pude ser capaz de ver más, mi cabeza se había golpeado con algo fuertemente.

— ¡Eres una estúpida! — Escuchaba a mi papá gritar con furia. — ¡Nos matarán por tu culpa!

Después de escuchar gritos, aullidos y el pitido del auto logre recobrar la conciencia, mire hacia la ventana observando como íbamos a chocar con un auto. Pero papá lo esquivo, llore sin parar nuevamente, atrayendo sus miradas hacia mí.

— Por culpa de tu amigo tenemos que hacer esto, deberías de odiarlo, él y su estupidez de que ambos son destinados nos expuso. — Dijo mamá y yo solo bajé mi rostro apretando con fuerza el doblez de mi abrigo, Abdel no era malo.

— ¡Maldito niño!

Mire por la ventana observando a Abdel correr con desesperación, seguido por otros lobos, sus ojos brillaron en un rojo brillante al mirarme, volví a golpear la ventana queriendo que él viniera por mí.

— Por su culpa, todo lo que ocurre, mátalo de una vez Irath. — Me quede helada al escuchar esas palabras, un nudo se formó en mi garganta al ver como papá saco una pistola.

— ¡No, Abdel! ¡No, Abdel! — Patalee el asiento de papá deteniéndolo, ambos se distrajeron conmigo y fue cuando algo impacto con nosotros.

Todo comenzó a dar vueltas, y solo vi como caíamos por un precipicio. Mis lágrimas aún no dejaban de salir con fuerza hasta que todo se volvió oscuro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.