Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo sesenta

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

Sadly...

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— Giovanna, por favor, abre los ojos. — Apretaba su manita esperando que todo fuera irreal y que ella solo se había desmayado. — Bolita.

Evitaba llorar, mis padres habían salido con el doctor, pero no soy tonto, sé lo que le ocurrió. No entiendo por qué todos me creen un tonto, la única que no creía que lo era ahora no abre sus ojos.

— Rey, nos debemos de ir.

Negaba mientras me aferraba más a la mano de bolita, no me gustaba verla con vendas en su cuerpo, no me gustaba saber que lo ocurrido es real, sabía que tenía que investigarlos, pero nadie me creía.

Nunca me sentía cómodo cuando los veía cerca de ella, no se parecían, aunque dijeran que era su hija. Sus fotos y todo era extraño, el comportamiento de ellos era extraño.

— No.

— Mi amor, se acabó la hora de visitas. — Los miré a ambos, no estaba para nada contento. Si hubiera investigado desde el primer momento en que ellos me dieron mal sabor de boca, Giovanna estuviera bien.

— No la dejaré sola.

Suspiraron, a ella nunca le gustaron los hospitales. Siempre les tenía miedo, y yo nunca la dejaría sola cuando era el lugar que más le daba miedo.

— Está bien. — Mi mamá sonrió, se acercó y beso mi frente. — Traeremos a tu nana, ella te cuidará y arreglaremos el lugar para que puedas dormir aquí.

Asentí con una sonrisa.

— Puedes traer un pastel mañana, por favor mami. — Ambos se miraron sin entender, señale el calendario, mañana cumplía años Giovanna.

Cumple 12 años, descubriría que era una mestiza. Eso había dicho su "mamá", en los genes de ella estaba el desarrollar su naturaleza a esa edad. Pero ahora será imposible para ella, y no sé cómo hacer para que nunca tenga recuerdo de aquel accidente.

Había planeado todo, iríamos a la feria, algo que ella siempre quería y al último le daría su primer beso, nuestro primer beso, pero ya nada se podrá hacer.

— Está bien, mañana lo traeremos.

— De vainilla, no le gusta mucho el chocolate.

☽♥︎☾

Sonreía mientras le contaba con alegría todo mi día, el doctor me había dicho que su mente tiene lagunas. Podría ser posible que nunca recuerde ese accidente, y era algo que me hacía estar más feliz mientras ella seguía en coma.

Aparte decidí contar mentiras, quería que su vida y pocas memorias fueran más felices. Hoy cumplía 14 años, aunque nunca pude hacer lo que esperaba en su cumpleaños de 12 años, ahora podía contarle cosas.

Serían mentira, pero todo era para que ella estuviera sin ningún recuerdo triste del todo.

— Feliz cumpleaños, bolita. — Soplé las velas por ella, aplaudí poniéndole una corona de plástico. Algún día le compraría una gran corona, ella siempre ha sido mi princesa y ocupaba que los demás se dieran cuenta de que lo era.

— Joven Zuhair, hay unas personas que dicen ser familiares de la señorita Giovanna.

Miré a mi nana y luego a Félix, asentí sin convencerme de si era verdad eso. Un señor con cabello castaño y ojos azules, también un niño pelirrojo idéntico a Giovanna y una señora con un cabello pelirrojo como el de Giovanna.

— Oh, diosa luna. — Dijo la señora caminando hacia Giovanna, rápidamente se encontraba llorando al igual que el niño pelirrojo.

— ¿Ustedes son? — Dije indiferente.

— Con que tú eres... — Me crucé de brazos. — Soy el padre de Giovanna y Alpha de cargos superiores, mi esposa Janeth y mi hijo Gilian. — Se inclinó hacia mi altura, no deje de mirarlo con indiferencia.

— ¿Y?

— ¡Abdel, más respeto! — Exclamo nana. — Lo siento Alpha, él no suele ser así.

— No hay problema, me sorprende conocer a mi yerno. — Su sonrisa se ladeó y yo solo gruñí. — Pero no eres bueno para mi hija.

— Ja. — Sonreí. — Yo la cuidé más que ustedes en estos años, sabe qué, váyase a la mierda, no quiero que se acerquen a Giovanna.

Mire a Félix quién rápidamente se movió, saco a la señora y al niño, mire a ese Alpha esperando que saliera y lo hizo después de dar breves asentimientos.

— Ustedes también. — Indique a nana y Félix, ellos hicieron caso y me asegure de cerrar bien la puerta.

Agarre la mano de Giovanna y bese su mejilla mirando como su pulso incremento un poco. Siempre sucedía eso, y ahora nadie me impedirá nada, me subí en la camilla. Sonreí al ver su rostro angelical, soñaba siempre que abría sus ojos y por fin volvía a ver sus hermosos zafiros azules.




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