Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo sesenta y uno

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

Sadly 2...?

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Seguía esperando mientras la familia de Giovanna estaba en su hora de visita, no me dejaban quedarme en la habitación, eso fue a petición de su padre. Nana me había traído el brazalete que le pedí comprar, era el regalo de Giovanna para su cumpleaños.

Hoy cumplía 15, hace algunas semanas los doctores dijeron que podía despertar y salir de su coma. Hubo movimientos extraños en su cuerpo o eso entendí, nunca les pongo atención a los doctores.

— Bueno, ya nos vamos. Recuerda cuando cumpla 20 trataré de llevármela. — Gruñí sin seguir encantado con su trato estúpido.

— Pero si ella está en cinta, eso se cancela. — Sonreí ladeando mi rostro, tenía plantado tener 5 hijos con mi bolita.

No sé cómo es que se consigue tener hijos, pero lo descubriría. Solo para que ella sea feliz a mi lado.

— Lo que digas... espero que cumplas tu promesa de hacerla feliz. — Se ríe de mí mientras se va.

— No le hagas tanto caso, deje algo de comida para que comas y...— Hizo una gran pausa. — También quiero que le des esto, solo cuando tenga a su primer hijo se lo puedes dar.

Me dio una caja, asentí recibiendo una sonrisa de ella. Miré a Gilian y le sonreí con más fuerza asustándolo.

— Feliz cumpleaños, amigo.

Reí cuando se fue corriendo, entre a la habitación, siendo por fin mi turno. Yo quería cantarle su canción de feliz cumpleaños, pero ese señor horrible lo hizo antes. Bese la mejilla de Giovanna y escuche una risa, me quede inmóvil al ver como sus ojos azules comenzaban a mirarme.

— ¿Qué sucedió, Abdel? — Presione el botón para que el doctor viniera rápidamente a la habitación. Aún no creía que esto fuera real. — ¿Abdel, por qué estamos en un hospital?

La abrace sin creer que ahora la tenía de vuelta, aspire su aroma con fuerza y solo sentir como ella también me apretaba con fuerza, me hizo volver a la realidad. Balbucee distintas cosas sin entenderlas mientras lloraba escondido en su cuello.

— ¿Estás bien?

Asentí.

— Si, solo que es muy difícil.

Mire su sonrisa, algo que deseaba tanto ver desde hace mucho, era imposible vivir sin su hermosa sonrisa, una que mostraba tanta felicidad. Bese todo su rostro antes de ser separado por el doctor, pero aún seguía siendo agarrado por Giovanna.

Observe nuestras manos juntas, entrelazadas, agarradas. Era un sueño hecho realidad, suspire con una sonrisa, nana llego hacia nosotros escuchando todo lo que decía el doctor.

— Abdel, tengo del baño. — Susurro apenada, bajo su rostro y nana entendió o creo entendió por mi insistencia. Con permiso del doctor fue al baño siendo cargado porque creo dijo sería difícil para ella caminar por el momento.

¿Por todo el tiempo que permaneció en coma?, creo eso dijo. No sé mucho de eso y no presto atención si no le entiendo.

— Quiero que te asegures que esos señores se fueran de la manada. — Le digo a Félix, miro la caja que su mamá me dio y la guardo en la bolsa de nana.

— ¿Dónde están papá y mamá? — En efectivo no recuerda el accidente, pienso alguna mentira que pueda decirle, pero nada se me ocurre, así que lo único que me queda es mentirle.

— Mira, te compré tu regalo de cumpleaños.

Le sonreí, mientras nana la ayudaba a acomodarse en la camilla, yo le di la caja con el brazalete, era de oro con gemas iguales al color del melocotón y con la forma de un conejito colgando del brazalete. Era único, ya que no existe uno igual al de ella, me sentí aliviado mientras sonreía.

— Cierto, soy una coneja. — Murmuro triste.

— Una muy hermosa.

Se sonrojó al escucharme y yo solo sonreía sintiendo ese fuerte golpe que daba mi corazón, uno que no había vuelto a sentir en tanto tiempo. En este momento lo demás sobraba, aún tenía muchas cosas por las cuales mentirle para que siga con su vida normal.

Le prometí cuidarla, hacerla feliz, ayudarla y sin que ella supiera amarla.

☽♥︎☾

Le destapé sus ojos, ella miró con una sonrisa el departamento, el cual tuve que decirle que por mi necedad convencí a mi padre, pero en realidad su familia lo compro y le brindaría todo lo que necesitara.

— ¿Te gusta? — Asintió, se acercó besando mi mejilla, algo que me hizo sentir timidez por primera vez.

— Gracias por mi regalo de 16 años, aunque aún pienso que es mucho. — Observo su sonrojo, le doy sus llaves con una leve sonrisa mientras ella comienza a mirar todo el lugar.

— Está todo listo para que no haya problema en que vivas aquí. — Saque una tarjeta de crédito la cual su mamá me dio. — Esto es de parte de tus padres, puedes usarlo para seguir viviendo sin problema aquí.




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