Mi dulce de melocotón; Libro uno (ver.2022)

Capítulo sesenta y cinco

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Abdel se deshizo de su corbata yendo a la cocina, había tenido un largo día en el trabajo y ahora estaba más relajado al haber llegado a su casa. Sentir el aroma de su melocotón lo hacía volver a sentir calma.

Sonrió al verla cocinando, Jazmín apareció con la bebé recién nacida  de Abdel y Giovanna, Miriam que parecía dormir en sus brazos con tranquilidad.

— Hola hermano. — Se acercó hacia él. — Decidí venir y ayudar con la niña, mamá dijo que ella vendría mañana para que Giovanna siguiera descansando un poco.

Su mirada verdosa fue hacia su conejita que cocinaba como siempre, después de un mes donde Abdel no la quería dejar hacer nada para que se recuperara del parto, ahora hacia lo que más le gustaba, cocinar.

 — Que bueno que estés aquí, llamaron de la escuela de los niños. Dijeron que Theo y Tanesha estaban peleando con unos niños. — Abdel beso los labios de Giovanna callándola un poco. — Aunque a mí no me engañan, mis niños de seguro volvieron a defender a su hermano. Recuerda que la última vez mi bombón llego llorando porque un niño le dijo feo por las pecas en su rostro.

Continuo hablando con enojo por saber que muchos querían aprovecharse de su hijo, era algo que Giovanna no quería permitir por el hecho de que aquello le recordaba a lo que le hacían a ella.

— Iré a ver que sucede, no te enojes, conejita. Son niños después de todo, aparte al final estarán queriendo ser amigos de nuestro pequeño pecoso por ser hijo del Alpha.

Giovanna gruño mirando a Abdel.

— No le digas así a mi chocolatito. — Lo miro mal.

Su Alpha sonrió queriendo que lo disculpara y beso la mejilla de la coneja para mantener las pases. Giovanna era muy protectora con el pequeño de sus trillizos al ser un niño débil a comparación de sus hermanos, era el que más se enfermaba con facilidad.

— Nos vemos dentro de un rato. — Se acercó a Jazmín mirando por un momento a su pulguita, su hija recién nacida. — Hablaremos más al rato sobre lo que me dijiste en la mañana, okay.

Jazmín asintió esperando que su hermano hablara sobre dejarla irse a un internado fuera del país. Aquello la tenía muy emocionada porque quería irse hacia Phobyk en donde hay uno de los mejores internados, uno donde decían que la vida era tan buena que no se tenía que preocupar por nada.

Abdel salió apurado y llevándose a Aiden para que le ayude con los trillizos. Con tan solo seis años sus hijos eran unos revoltosos. Conocía bien a sus hijos, así que tardaría un poco más en hablar con los padres de quienes acusan a sus angelitos, ya que si hicieron algo de tal magnitud tiene su razón y la única que conocía era si trataban mal al pequeño de los tres.

Era lo único que a escondidas de su madre les dijo que tenían permitido hacer. Y sus niños nunca desobedecían a sus padres aun cuando fueran muy inquietos.

Al llegar a la escuela miro a los demás padres que se iban con sus hijos, mientras que los suyos de seguro estaban en dirección. Abdel se detuvo al ver a su pequeño pecoso que tenía una mirada triste, algo que no le gusto para nada.

— Papito, esos niños siempre son malos conmigo.

Cargo a su pequeño y lo miro lentamente para ver que no tuviera algún rasguño, demandaría a la escuela y padres de los niños por hacerle tal daño a su hijo. Creía haber acordado antes con la directora que mientras sus hijos estuvieran bien, la escuela recibiría financialmente de parte del grupo Zuhair.

Ahora estaba enojado y peor que el enojo de su conejita, él quería incendiar todo el lugar para deshacerse de lo que le hace daño a su hijo.

— ¿Tus hermanos están en dirección?

— Si papito, los otros dos niños comenzaron a decir que Tanesha y Theo les pegaron. Pero... papito ellos me estiraron del cabello y se burlaban de mis pecas.

La rabia estaba dentro de Abdel, sus feromonas advertían a todos que comenzaron a despejar la zona para estar seguros. Aiden cargo a Treyvon en sus brazos para ahora cuidar de él, como tío no podía evitar sentir enojo por dañar al niño más tierno a sus ojos después de sus hijos.

Los pasos de Abdel eran rápidos y advertía con su mirada a cualquiera que quisiera acercarse, algunas madres solteras lo miraban y envidiaban a la luna de su país. El Alpha llegó a la dirección, mirando a sus hijos sentados fuera de esta, esperando a que él llegara.

— Papi, tardaste mucho. — Tanesha abrazo la pierna de su padre. — Esos niños mienten.

— Lo sé, lo sé.

Los ojos de Abdel fueron hacia Theo quien estaba serio, sonrió orgulloso de su hijo, ya que se parecía mucho a él cuando era solo un bebé. Era su copia exacta de niño, por lo que le daba risa verlo en la misma situación que él. Aún recuerda como fue llevado a dirección cuando lanzo a Aiden hacia un árbol rompiendo su pierna.




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