Mi dulce soledad

Capítulo 6 Más preguntas que respuestas

Llegamos a un lugar lleno de arena, era arena suave y cálida, el paisaje sólo era eso, arena por todos lados y una que otra estructura parecida a un edificio enterrado se veía que una que otra planta quería crecer por los alrededores pero la arena lo impedía, a lo lejos se veían montañas y colinas. Queria ir ahí, sería una vista magnífica, se sentía algo de paz en tanta soledad, Nairo estaba al lado mío decía algunas palabras pero no lo lograba escuchar, no escuchaba nada por un momento, me zumbaban los oídos.

- ahora vuelvo, iré a ver el alrededor, trata de no perderte. 
-Espera ¿qué?
-Ya me oiste, debiste poner atención desde que llegamos.
Pero... se fue, extendió sus alas y volò, sus alas eran maravillosas; al momento de extenderlas un viento suave tocó todo mi cuerpo y las alas blancas brillaban mientras que las negras estaban en total oscuridad, pero era un color igual de hermoso, se fue muy rápido en dirección contraria al sol, por cierto se veía como un atardecer, no se veía ningún lugar donde el sol ya no daba sus rayos de luz. Empezar a caminar no sé me hizo mala idea así que emprendì marcha, después de todo Nairo puede volar y no sé le haría difícil encontrarme en caso de que me perdiera.

Había viento y de vez en cuando levantaba la arena y todo parecía ir en cámara lenta mientras caminaba y observaba el paisaje, no había mucho que ver pero de repente me llevé una gran sorpresa.

En medio de todo el paisaje un aro gigante del cual sostenían a una persona en medio con cadenas, parecía estar muerto, algo parecido a una crucifixión, pero estaba colgado de manos y pies, estirado y su cabeza como si estuviera dormido.

-¿Pero qué rayos es eso? Y, Nairo?
Nairo apareció volando en dirección hacia él, la distancia era colosal, apenas lograba verlo gracias a sus enormes alas.

- no está muerto por si te lo preguntas.
-Aa, carajo, grité de sorpresa mientras me preguntaba quién había dicho eso, voltee a todos lados y un niño se asomaba por por uno de los muros que se encontraban enterrados por la arena, tenía un oso de peluche algo roto y se veía muy tímido y a lo mucho unos 7 años o menos.

- oye niño, ¿quién eres y por qué estás aquí? Le pregunté como si ya supiera la respuesta de dónde me encontraba pero fue lo único que se me ocurrió preguntarle por la sorpresa.

-Me llamo Paulino, estoy buscando a mi mamá, te vi y quise preguntar, hace mucho que no viene nadie nuevo aquí, tal vez tú llegaste con mamá.

- Sentí un poco de pena por él, me pregunto cuanto tiempo lleva aquí y cómo es que se perdió o cómo es que perdió a su madre de la que habla. En ese momento me disponía a preguntarle donde nos encontramos pero me sorprendió el sonido de las cadenas moverse y el aro de la misma forma. Miré a mi alrededor porque el suelo parecía estar temblando y noté que Nairo ya no estaba, a dónde fue? Y cómo es que se me perdió de vista?

- es normal no te asustes, bueno yo también me asusté la primera vez y segunda, también la tercera, bueno todavía me da miedo porque no sé por qué lo hace, pero nunca ha pasado nada más que el sonido.

- eso quiere decir que tampoco sabe cosas Paulino. Este.. de casualidad sabes dónde estamos?
-mmm no, pero a lo mejor Cristian lo sabe, lleva mucho tiempo aquí, creo que fue el primero en llegar y sigue buscando la forma de salir todos los días.

-cristian? No puede ser, cómo es posible que haya más personas aquí, en este lugar tan árido o cuanto tiempo llevan en este sitio. La cabeza empezaba a doler cuando dejó de temblar y me preguntaba cada vez más cosas. 
-ok niño, me puedes llevar con Cristian? Oye perdón, antes de que me contestes, acaso hay más personas aparte de él, tú y yo? Paulino apenas me iba a contestar pero Nairo apareció de repente al lado de mí de sorpresa.

- tenemos que irnos.
- carajo, ¿qué les pasa a todos? Avisen antes de asustarse de esa manera, si no me morí del disparo en la cabeza en cualquier momento me va a dar un infarto. Acabamos de llegar Nairo, dime ¿dónde estamos?
Nairo me ignorò y centró su atención en Paulino que al parecer se conocen muy bien o al menos esa fue la primera impresión ya que Paulino se puso muy feliz y Nairo lo levantó y aventò al aire como si estuviera jugando con él.

-Ya no habías venido Nairo, te extrañé, ¿podemos jugar como la última vez? Decía Paulino con una sonrisa de oreja a oreja y casi llorando. 
- Cristian y los demás no quieren jugar conmigo

-¿Qué? Ósea que sí hay más personas en este lugar.

- Lo siento Cristian pero está vez no puedo peeeero... mira.

Nairo se arrancó una pluma y se la entregó a Paulino y èste, aunque parecía triste por la primer noticia, volvió a sonreír y le dijo gracias.

- volveré pronto, te lo prometo.
- ¿mamá vendrá otra vez?
Nairo guardo silencio un momento 
- claro, pero no será la próxima vez. No te preocupes, les diré a los chicos que jueguen contigo hasta que mamá llegue.

Paulino asintió y Nairo frotò su cabeza.
-vámonos.
-Espe..
Pero antes de terminar sólo me dio un toque en la frente y veía como mi cuerpo empezó a caer. Creo que voy a irme acostumbrando a los desmayos.
Desperté en la cama y cuarto de mi hermano. ¿Todo era un sueño? Me preguntaba pero Nairo sentado en una silla al lado de la cama, bebiendo café y leyendo un libro de los que tenía mi hermano me interrumpió.

- No, no era un sueño. ¿A caso no me pusiste atención cuando llegamos?
Además te dije que no te perdieras, tarde 4 horas en encontrarte.
- ¿4? Pues cuanto tiempo estuvimos ahí? Sólo camine como 10 minutos, bueno al menos eso sentí.

- levantate chico, tenemos que trabajar.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.