Mi futuro asesino

No vayas

—Empezamos donde mismo —Decía tomando café—, ¿recuerda dónde lo dejamos? 

—¿Disculpe? — dice la mamá de Alex en un tono de desagrado 

—¿Le ofendió la pregunta? 

—¿Está tomando a la ligera y sin escrúpulos el caso de mi hijo? 

—No creo que sea para tanto, señorita. Pero si me permite, proseguiré, aquí viene marcado donde fue la última vez que le leí. —Dijo volteando uno de los diarios mientras le señalaba un párrafo subrayado con marcador rojo—, continuando: 


“Que de amargo no le quitaba nada; trataba de una muestra de fidelidad, o eso iba intuyendo, si yo llamaba a la policía, alguien se daría cuanta y me secuestraría. Así que al día siguiente me tragué mis palabras al ver al niño salir con moretones, coágulos y raspones. La mamá me preguntó entre lágrimas si no sabía nada de lo sucedido, si había escuchado algo, si había visto a alguien; pero a todo respondí que no, aunque por dentro no me faltaba nada de ganas para decir la verdad y tratar de sentirme protegido, pero si llegaba a hacer eso, ponía en riesgo al resto de la familia y el último protegido era yo. Como sea, con la misma entré a mi casa, subí al cuarto y decidí buscar qué era 3223 en Google, pero me saltaron puros resultados relacionados a maquinas de coser, busqué en más foros, pero encontraba puros resultados al azar. Pensé que quizá “3223” se refería al número de letra dentro del abecedario, pero ni así apareció nada. Esos cuatro números no decían nada en ninguna clase de código. No tenía ni la menor idea sobre qué trataba, pero si estaban tan ocultos, era por algo. Ese día ya tenía que presentarme a trabajar, anteriormente había puesto una excusa, pero ya no me avalaría hasta después del día de hoy, aunque quizá podía servirme para… ¿distraerme?, no sé. Me reconforta que en ocasiones va Josh y nos echamos algún jueguillo de cartas, a veces póker o naipes, en ocasiones ajedrez, cuando no hay tanto trabajo.  
Con el aburrimiento que pensé que probablemente se presentaría hoy; le dije a Josh que fuera a mi trabajo, algún juego de naipes si nos aventábamos rápido. Recuerdo que en la escuela secundaria, la gente se sentaba a apoyar en los naipes, y la gente siempre me apostaba más a mí. Desde muy niño he sido alguien a quien le ha gustado mucho el resolver cosas, el hacer enigmas, adentrarme, jugar por azar y estrategia; me encanta. 
Josh era bueno, pero para ser sinceros, no era el rival más digno para mí. Una vez que descubría algún juego que me podía hacer reconocido y ganar dinero (en caso de que no me gustara lo suficiente como para hacerlo gratis), lo examinaba y estudiaba hasta el más mínimo detalle. Recuerdo haber memorizado un patrón de diseño que llevaba detrás un maso de naipes con el que jugábamos en la escuela secundaria, a veces contaba las cartas que habían salido, con las mías; y así adivinaba qué cartas tenía mi contrincante, bastante abusado a decir verdad. Y hoy hice lo mismo, cuando llegó Josh comenzó a barajear, comenzamos a jugar, bastante divertido, noté que Josh estaba cotilleando un poco en cosas de mi vida, y en este momento no quería involucrarlo; así que a veces paraba la conversación en seco. 
Recibí un mensaje de 3223, diciendo que citara a Josh en una dirección especifica, yo conocía la calle, era un barrio escondido, pero la hora a la que me dijeron era bastante tarde, media noche para ser exactos.  

—¿Qué vas a hacer hoy en la noche Josh? — pregunté mientras sacaba una servilleta y una pluma para apuntar algo a escondidas 

—Nada, ¿por? — respondió con frunciendo el seño 

—Necesito que vayas a un lugar— agarré otra servilleta y le apunté la dirección 

—Claro, viejo, ¿qué hay ahí? 

—Ya lo verás, ve hoy a media noche. No me vayas a quedar mal. Te daré la servilleta para que no se te olvide—, decía mientras envolvía el papel en el que había escrito en secreto con el de la dirección; lo puse en el bolsillo de su chaqueta y le eché una mirada que esperaba hubiera captado a la primera, pero no paraba de mirarme raro, así que asumía a la vez que no lo había captado. Yo le había entregado junto a la dirección un papel que decía 《No vayas》, en negritas y subrayado, pero no sé a cuál de las dos cosas que le dije haría caso. Aunque no pasado mucho el tiempo se fue de mi trabajo, salí de trabajar y lo primero que hice fue tratar de localizarlo, pero tenía el teléfono fuera de línea.  
Se comenzó a hacer tarde, así que mejor me dirigí al lugar donde “le cité”, porque todavía el camino era largo. Cuando llegué me quedé en una esquina no muy lejos esperando verlo antes de que llegara e irme con él, pero como no lo veía asumí que había hecho caso al segundo papel. Empecé a calmarme, hasta que escuché unos pasos avanzar, me escondí, por si era algún ladrón, o parecido; pero no salía nadie, me extrañó bastante así que quise asomarme; instantáneamente antes de asomarme, salió la persona que todo el rato me vigila. Comencé a caminar lentamente hacia atrás, aunque él ni si quiera se movía. 
Levanta su mano y tiene entre los dedos el papel que le había dado a Josh donde le decía que no viniera, corrí inmediatamente, aunque era media noche y llamaba la atención. Supuse no era una buena señal, sabían había abogado por Josh, ni si quiera sabía dónde estaba Josh.  
《¡Oh, Dios!, ¿Y Josh?》no paraba de pensar mientras corría. Aunque a algunas cuadras de correr en solitario, cuando quise detenerme un carro se aproximaba a mi a gran velocidad y corta distancia. Quise solo cerrar los ojos y encontrarme con lo peor. 
 



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En el texto hay: horror, sangre, suspenso

Editado: 07.07.2019

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