>> Narra Moon
Estamos todos esperando la llegada de Eskol. Mis hermanos esta ubicados en diferentes lugares con sus uniformes de batallas. Cada uno de mis hermanos tienen sus soldados bajo sus órdenes. Mi padre esta junto a mí en el borde del fuerte. Estoy muy nervioso porque pronto podrían cortarme la cabeza por idiota. Aun así, no logro dejar de pensar en mi humana, Sally. Ha pasado un buen rato y no sé nada de ella. ¿Estará pensando en su deseo? Tiene tantos deseos que no he cumplido. Debería ir y hacerle una lista de los deseos que le ha pedido a Luna.
- ¿Estás de nuevo aquí en la Luna, en el espacio o en la Tierra? Debes estar más presente aquí y ahora, no en las estrellas fugaces. - Escucho estas palabras acompañadas de un fuerte golpe en mi nuca.
- Tienes razón, papá. No logro concentrarme, todavía estoy muy nervioso. - Miré a mi padre de reojo y seguí mirando el espacio vacío frente a nuestra Luna.
- Yo te acompañaré a tu reunión con Eskol. Ambos tenemos muchas conversaciones pendientes. Espero que resolvamos lo mejor posible sin muertes ni graves consecuencias. - Papá me habló muy pensativo y se le notaba su preocupación desde lejos. Agarró mi rostro con sus arrugadas manos y besó mi frente. - Los amo más que a mi vida misma, eso no lo dudes. Ya casi es hora de nuestro encuentro, debemos ir al límite del fuerte. Prepárate. Ah, y no te mal acostumbres a esto que no te sacaré siempre de tus problemas. Ya debes madurar. - Esto último lo dijo sonriendo en tono burlón.
Los soldados luneros y mis hermanos ya preparados esperan por el encuentro justo donde les habían ordenado, lo que me hace sentir más confiado.
- ¿De verdad vendrá Eskol? - Pregunté moviendo mis manos sudadas por los nervios.
- Eso espero. Debemos hablar de varios asuntos. Por cierto, ¿dónde está tu espada? ¿Sigues evitando tu espada? - Dice mi padre tocando mi costado.
- No he tenido la necesidad de usarla. Está bien guardada donde debe estar. ¿La princesa se dará por vencida hoy? - Desde pequeño he entrenado defensa y ataque con mi gran espada, todo para ser el heredero algún día de esta Luna. Unos siglos atrás, ataqué mortalmente a un pequeño solero, ocasionando una gran batalla entre familias. Desde entonces, no he querido volver a utilizar mi espada.
- La princesa debe entrar en razón muy pronto, tranquilo, hijo. - Mi padre me dijo esto muy tranquilo, tocando mi hombro con suavidad.
Dentro de poco, Eskol se acerca en una nave ligeramente pequeña en comparación con las naves de ataque que ellos usan para salir de expedición. Viene con un puñado de soldados y la fastidiosa princesa. Todos se ven muy calmados por el momento. Subimos a la nave y comenzamos la conversación tan pronto anclamos la nave al fuerte.
- Moon, cariño, haz que mi padre entre en razón. Ya no quiero discutir más. -La princesa comienza a hablar, tratando de poner todo a su favor y acercándose en mi dirección.
- Ya te he explicado muchas veces que entre nosotros no hay futuro. Lo sabes desde hace mucho, pero eres obstinada y terca. Tus sentimientos alterados no te permiten entrar en Luna, y yo no puedo estar en Sol. - Dije mirando a la princesa Solana, y me da tristeza que ella no pueda entender esta situación. Llegué a quererla mucho, pero sus sentimientos alterados y sus acciones erradas me alejaron hasta el punto de quererla lejos de mí.
- Deben estar tranquilos. Estamos aquí para resolver esta ridícula situación. - Eskol mencionó en tono muy serio e intimidante. Hoy yo quedo sin cabeza, eso es seguro. - Suvan, son nuestros hijos. No debemos involucrarnos. Ellos deben resolver este asunto.
- Es asunto de nuestros hijos, pero mi hijo, mi familia, mi hogar corren peligro por tu hija. Son nuestros hijos, bien dicho Eskol. Mi hijo morirá si va con tu hija. Mi familia morirá si ella viene con nosotros.
- ¡Solana! - Grita Eskol sin mirar a Solana. - Rompe este tonto compromiso ya. No quiero escuchar más sobre este tema. Estás haciendo el ridículo aquí con estos molestos luneros.
- Papá, yo quiero estar con él. Desde pequeña he querido estar con él, y lo sabes muy bien. Moon es el único que me puede amar y cuidar como yo merezco, Padre.
- Eres mi única hija, la princesa más querida de Sol. ¿Por qué perder tu tiempo con ese lunero? ¿No ves que él no te quiere? - Dice agarrando el rostro de su hija lentamente y mirándola a los ojos. - En Sol hacen fila para dirigirte una palabra, y decides perder el tiempo con un lunero. Solana, recapacita y detén tu obsesión por tu propio bien y el de todos.
- No quiero, papá. Voy a estar con él, no importa lo que me digan. Nadie puede cuidarme como él lo haría. Él es mío. - Comenzó a correr en mi dirección con los ojos rojos y llorosos. Por un momento, quise acercarme a ella, abrazarla y consolarla como solía hacer cuando éramos pequeños, pero un solo toque de ella en este estado emocional y me quemaría con un solo toque.
- Soldados, sosténganla hasta que volvamos a Sol. - Eskol dice esto agitando sus manos sin mirar a Solana. - Moon, ya puedes retirarte. Debo hablar con tu padre.
Mientras Solana forcejeaba para liberarse, ambos reyes quedaron solos en una parte apartada de la nave. Ambos rieron y luego escuché un gruñido de mi padre. Discutieron por un breve momento y acto seguido mi padre abandonó la nave.