Mi Genio, el Encuentro

Capítulo XXIII

>> Narra Moon

Sally cayó al piso sin previo aviso, la levanté entre mis brazos y la acomodé en el asiento de la sala.

- Sally, Sally - Gritaba su tía con desespero.

- Me dijo que estaba cansada y le dolía la cabeza, no pensé que se sintiera tan mal. - Otra vez aquel idiota tiene razón sobre mí, no puedo cuidarla cuando más lo necesita. - Papá, acércate por favor, chequéala.

- No, ustedes deben marcharse ya, nosotras cuidaremos de nuestra Sally. - La anciana comenzó a empujar a mi padre y ambos salimos de la casa. Cerró la puerta en nuestra cara sin más ni más.

- Moon, regresa conmigo para recuperarte y luego regresa para proteger a esta niña, yo debo regresar a Luna y controlar todo este asunto.

- Papá, ¿tus piernas? ¿Cómo estás de cuerpo entero? ¿Alguien pidió un deseo para poder pasar por el puente en cuerpo entero?

- Hablamos cuando regreses a casa, recuerda que eres importante para mí y esa niña lo es para todos. - Señaló la puerta y muy serio se fue.

- Está bien, te veré luego entonces, llega seguro a casa. - Estrechamos las manos y chocamos codos como acostumbramos a hacer en la familia.

Regresé a Luna, mi hogar. Mi madre ya estaba en el puente esperando mi llegada. Solo estuve un poco rato en la Luna, sólo para recuperar mis piernas, estaba desesperado por saber cómo estaba Sally. De regreso a Tierra, algo se escondía entre los arbustos caídos cerca de la casa, decidí ir a investigar y me preparé para la batalla.

- ¿Quién está ahí? - No hubo respuesta, levanté mis manos y me preparé para atacar a las sombras.

- No, no me mates, hermano. - Mi hermano Hilal está escondido entre los arbustos, muy asustado y sosteniendo unos libros entre sus delgados brazos.

- Sin duda debes ser el próximo Hensruniel, ¿qué haces aquí, travieso? - Ayudé a mi hermano a levantarse.

- Encontré lo que buscas, hermano. No creí que regresarías a casa pronto, así que vine a avisarte. - No estoy acostumbrado ver a mi hermano a cuerpo incompleto, se ve extraño.

- ¿Avisarme? ¿Avisarme qué? Cuéntame qué encontraste. Vamos a un lugar más cómodo, ven, acompáñame.

Toqué la puerta de la anciana, pero no hubo respuesta en varios intentos, así que abrí la puerta bruscamente y la dejé abierta a mis espaldas. Escuché unos gritos provenientes de la sala. La abuela estaba tratando de despertar a Sally, pero esta no respondía.

- Déjala descansar, debe estar muy cansada. - Le dije muy consternado por lo que veía ante mis ojos. Dos ancianas llorando y una moribunda en el mismo salón.

- Les dije que se fueran de esta casa. - La abuela se acercó a mí muy molesta y trató de empujarme hacia afuera. Me esquivé de su agarre y se molestó aún más.

- No me iré hasta que Sally despierte. Puede enojarse todo lo que quiera, pero no la dejaré sola con ustedes indefensas.

- La cuidaremos bien y la podemos defender. - La tía me respondió en ese momento.

- ¿Así como la defendieron unos momentos antes? ¿dónde estaban mientras ella batallaba para protegerlas a ustedes? No las estoy juzgando porque son humanas, pero deben pensar en ella antes que en ustedes. Si alguien llegara a atacar, ¿quién la va a defender en estas condiciones? Permítanme acompañarla para protegerla en caso de que alguien regrese y todas corran peligro.

- Está bien, cuando Sally despierte, te vas y espero no volver a verlos por aquí. - Dijo la tía en un tono muy autoritario.

- No creo que eso suceda, ya la encontraron y no creo que ella se quede aquí por mucho tiempo.

Agarré a Sally entre mis brazos y la llevé a su cuarto para que pudiera descansar mejor en su cama. Mi hermano me siguió sin decir una sola palabra observando con curiosidad todo a su alrededor.

- Hermano, no me queda mucho tiempo, debo regresar a Luna antes de que noten mi ausencia. Vi a Yue hace un rato, él iba tras Solana. Cuando la subieron a la nave solera, casi la matan a golpes entre los soldados y Yue se la llevó sobre sus hombros, atacando a los soldados que estaban en la nave. Pero él también estaba mal herido. No sé qué saldrá de ahí. No me queda mucho tiempo en Tierra y debo irme. Vamos directo al grano.

- ¿Yue ayudando a Solana? Algo más debe estar pasando. Muéstrame lo que tienes entre esos delgados brazos, debes ganar músculos pronto.

- No me hacen falta, nadie nota mi presencia en ningún lado. Escuché todo sobre esa chica durante la discusión. Qué triste situación la de ella. El Sol y Luna que estás buscando es de ella, ¿verdad? - Mi hermano examinó detenidamente el sol, la luna y la estrella que Sally tiene justo detrás de su oreja, arriba de su cuello.

- Encontré una historia bastante interesante y casi desconocida. Toma el libro. Es una historia entre el rey del Sol y la reina de la Luna. Soleil Sol y Luvena Luna, ambos enamorados desde muy jóvenes, tuvieron un romance prohibido por ley en ambos reinos. Él era el hermano de Eskol y ella era amiga de nuestro padre, Suvan. El padre de Eskol era muy estricto con las leyes y, aunque ya había cedido el trono a su hijo mayor, Soleil, los condenó a morir a ambos por asuntos de traición aún sin resolver. Nuestro padre, en defensa de ambos, los ayudó a escapar y desde entonces no se sabe nada de ellos. Hay registros de ambos reyes hasta que desaparecieron de todos los mundos existentes. Se llevaron a cabo búsquedas minuciosas en todos los lugares imaginables e inimaginables, poblados y desiertos, pero no se encontró ningún rastro.




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