Mi hermano el presidente

Francotirador

francotiradorLuis tenía razón, me vigilan.

Al día siguiente, mientras el padrecito efectuaba la misa vespertina, explotaron la iglesia, sede de nuestras reuniones.

Seis bombas detonaron llenando de terror y de muerte aquel entorno santo. Destruyeron la parroquia y sus alrededores. Acabaron así con varios revolucionarios incluyendo al padre.

Me lo acaba de contar Laura.

-¡Dios mío, Laura! Si han destruido la iglesia, saben de todos nosotros... ¡Quizás nos vieron salir a todos! ¡Debo encontrar la manera de informar a Antonio!

- ¡Pero qué dice, señorita! ¡No puede ver a nadie! Si el señor presidente la está vigilando... ¡todo lo que vea y toque estará sentenciado a muerte!

- ¡Es que ya es tarde para eso, Laura! ¿No lo entiendes? ¡Ya están sentenciados!

~¤~

- Joven, Antón. Una muchacha pregunta por usted abajo- anunció la chica del servicio.

- ¿Dijo su nombre? - Hizo a un lado la computadora.

- Laura. Dice que es empleada de la casa presidencial.

~¤~

-¿Laura?

Antón miró a la chica; no más de 20, ropa humilde y actitud huraña. Estaba de pie en el recibidor, los hombres de seguridad la observaban con suspicacia.

- S-sí..., sí, señor.

Parecía un ratoncillo, asustado e indefenso entre gatos.

- Ven conmigo- pidió Antón y la llevó a caminar por el jardín.

 -En esta parte no hay cámaras. Es un punto ciego. El único lugar seguro para hablar en esta casa. Porque imagino que tienes un mensaje para mí, ¿no?

- Sí. Soy la sirvienta de la hermana del presidente. La señorita Inés está muy preocupada.

- ¿Supo lo del padre?

- Sí. Ella teme que todo sea por su culpa.

- ¿…?

- ¡No sabía que el presidente la había estado vigilando!

- ¡...!

- La siguieron el día en que fue a la iglesia a reunirse con ustedes.

- ¡¿Qué dices?!

- ¡Incluso mataron a su chofer! ¡Ella quiere alertarlo! ¡Deben huir! ¡Usted también!

- ¿Huir?- repitió Antonio incrédulo- Si el presidente sabe de nuestra existencia, ya estamos muertos. No hay salida y no dejaré a los muchachos solos en esto.

- ¿Qué va a hacer?

- Lo único que podemos hacer, ser más rápidos.

La acompañó hasta la puerta trasera, custodiada sólo por dos guardias.

- Toma - le dio un sobre-, es para Inés. No más mensajes. No podemos vernos ni reunirnos por ahora. Y por amor de Dios, por su propio bien, dile que sea más cuidadosa- sonrió.

- Lo haré.

- Ve. No pierdas tiempo. Debo comunicarme con mi gente cuanto antes.

La salida trasera daba a una pequeña calle solitaria rodeada de edificios pequeños. Antes de cruzar el portón, Laura reparó en un reflejo tintineante que venía desde lo alto del edificio de enfrente.

- Alguien juega con un espejo...

Antón ya se alejaba, pero se volvió curioso.

- ¿Dónde?

- Allí- señaló el edificio-, ¿puede ver ese destello?

Y luego, el silbido hueco de una bala cortando el aire.

Antón cayó de golpe sobre el césped. Muerto, antes de tocar el suelo.

Los guardias corrieron hacia Antón. Laura quiso acercarse también, pero otra bala impactó su hombro por detrás y salió por el frente.

Los guardias reaccionaron. Sacaron sus armas, asumieron posición defensiva, pero no ocurrió nada más. Ningún otro disparo.

Y durante el brevísimo caos, Laura, herida, había escapado.



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En el texto hay: asesinato, dictadura, disputa familiar

Editado: 20.12.2020

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